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La historia se repite



LOURDES CARRILLO BERNAL


Sábado 16 de Febrero de 2019 7:26 am


MUAMAR Gaddafi llegó al poder en Libia e impuso su propio estilo de la teoría revolucionaria al país. Se profundizó el aislamiento de Libia después de las sanciones en 1992, de la Organización de las Naciones Unidas, destinadas a obligar a Gaddafi a entregar a dos sospechosos de terrorismo para ser juzgados en Estados Unidos o Inglaterra, reforzando la imagen de Libia como un Estado terrorista (los entregó en julio de 1999), pero se calificó como un pueblo aplastado bajo un régimen dictatorial de represión desenfrenada. Asiló a terroristas como Abu Nidal y dio armas al IRA en las últimas etapas del conflicto en Irlanda del Norte. En la costa norte de África.

Libia, por un tiempo reposaba en la oscuridad. Con una economía basada en las exportaciones de metal de desecho de los campos de batalla de la guerra y la renta de bases militares estadounidenses y británicas. Pero las compañías estadounidenses encontraron petróleo y Libia pasó de ser uno de los países más pobres del mundo, a convertirse potencialmente en uno de los más ricos. También llegó la corrupción. Gaddafi eliminó la inversión extranjera, abolió la empresa privada y apoyó causas revolucionarias en todo el mundo bajo su concepto de “democracia”, luego fue derrocado. En 2011, la avaricia por el petróleo se vistió de “impulso democrático” y las Naciones occidentales propiciaron y armaron una guerra que a la fecha ha costado más de 50 mil muertes, ha deshecho al país y ha destrozado a las ciudades con más de 2 mil 600 años de antigüedad, como Trípoli, su capital.

En el libro Estados Unidos debe pagar, se documentan los daños que ha causado a numerosos países la potencia imperialista desde hace más de dos siglos, mediante guerras comerciales y militares, y una rapiña sin límites de la finanzas de sus víctimas. Sus crímenes son semejantes a los juzgados y condenados en Nuremberg. El artículo cuarto de la Carta de las Naciones Unidas dice que “los miembros de la Organización, en sus relaciones internacionales, se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado, o en cualquier otra forma incompatible con los Propósitos de las Naciones Unidas”; hoy en Venezuela se impone la ley de los más fuertes con la ayuda de la más atrasada y agresiva derecha de países del tercer mundo. A esta vergonzosa alianza se ha unido el Parlamento Europeo representativo de la Unión Europea, reconociendo al golpista de Venezuela, Juan Guaidó.

Lo que hoy ejecuta Estados Unidos en Venezuela nos recuerda la Decena Trágica en México que cumple 106 años. Abraham Nuncio, en La Jornada, ejemplifica el abuso, saqueo y opresión de EU con el golpe de Estado y el asesinato del presidente Francisco I. Madero y el vicepresidente Pino Suárez, que fueron objeto de un pacto entre los militares Victoriano Huerta y Félix Díaz, en la Embajada estadounidense frente al embajador Henry Lane Wilson, de su secuela y la guerra civil entre diferentes fuerzas políticas. Estados Unidos provoca los conflictos internos, les vende las armas a los bandos en pugna y luego le cobra al bando que logra imponer los daños sufridos por los ciudadanos y las empresas. La abrumadora manipulación de los medios internacionales de la cual goza la Asamblea Nacional con Guaidó al frente, oculta el golpismo de Trump, omite que a lo largo de 20 años se ha ejercido en Venezuela el voto democrático, sin violencia.

El 2 de febrero simultáneamente se dieron dos marchas, los partidarios de Gauidó y los del régimen de Maduro. Transcurrieron sin represión ni actos de violencia. En el extremo, buscando una guerra fratricida alentada por el exterior, los partidarios de Guaidó pidieron tropas y armas a Donald Trump para derribar al gobierno de Maduro. El orate millonario, como lo registra la historia en otras latitudes, envía su “invasión humanitaria”. Lo bueno es que Naciones como China, Cuba y Rusia están enviando su ayuda a los venezolanos.


*Ex presidenta de la ACPE