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El lenguaje



RAÚL PÉREZ OSORIO


Martes 19 de Febrero de 2019 7:32 am


¿CUÁL será el secreto o la clave para que una virtud, facultad o herramienta, hablando en términos neoliberales, para despertar y sea utilizada por la sociedad? A veces, tenemos la impresión que la utilización del lenguaje cuando de cubrir intereses se trata, la verdad es empañada y cubierta por todo tipo de mezquindades, lo utilizamos como un arma para destruirlo, los ejemplos brotan por todas partes.

Si lo vemos desde un punto de vista religioso, encontramos que las religiones de las diferentes razas y credos, han promovido guerras fraticidas en las diferentes épocas de la humanidad; no se diga de la política o el color de un partido, esto puede ser el motivo de una división entre una familia y la sociedad misma, lo que nos da una ligera idea de lo que somos capaces cuando se trata de proteger conceptos ideológicos que muchas veces son absurdos, sobre todo porque se tiene una débil infraestructura cultural, lo que nos lleva a no reflexionar críticamente en relación a todo lo que nos rodea.

Es indudable que todos, de una u otra forma, compartimos ideas, sentimientos sobre cualquier manifestación cultural que conmueve a la sociedad, aunque esto se dé por sectores o grupos. No he visto la película Roma, mundialmente galardonada por la crítica cinematográfica, pero acabamos de ver una descalificación sobre la actriz principal o protagonista de la película, por parte de un actorcillo de pacotilla, porque supuestamente la actriz es de origen indígena.

Los problemas que tiene nuestro país son muy profundos, debe ponerse todo el empeño y énfasis en el aspecto cultural por parte de la administración federal. Aquí lo que se debe buscar es la efectividad para que la cultura llegue a una inmensa mayoría de mexicanos.

Si hiciéramos un ejercicio como una especie de balance de las épocas recientes, nos daríamos cuenta de qué forma nos representa el lenguaje por épocas. Vamos viendo esta estrofa de Ruben Darío: “Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! ¡Cuando quiero llorar, no lloro, y a veces lloro sin querer!”. Sabemos que el arte va cambiando a través del tiempo, pero cuando existe la estética en cualquier manifestación cultural, permanece.

En alguna ocasión pregunté a un grupo de hombres y mujeres de secundaria que por qué no leían, una joven saltó del banco y empoderadamente dijo: “pues no leerán ellos, porque yo sí”; “¿qué has leído?, pregunté”; “diario me voy por la calle Madero y leo todos los anuncios”. Con una dicción y claridad recitó todos los nombres de los comercios; además de los objetos que vendían en cada uno de ellos. Para no herir susceptibilidades le di vuelta al tema y le presté un cuento para que lo leyera en la siguiente clase. Sin quitarle ni ponerle nada, nos tenía con la boca abierta a todos, empezando por el maestro. El cuento era El ruiseñor y la rosa, de Oscar Wilde. Estoy seguro que como esa joven, hay millones de potenciales lectores y lectoras en el país.

Existe, pues, una intención por inducir a la juventud a la lectura, la cual será una de las formas más eficaces para elevar la conciencia de este pueblo. Todas las instrucciones, sean escuelas, universidades, colegios y todos los medios de comunicación deben concentrar su interés en hacer sentir el lenguaje a los jóvenes como su propia felicidad. Siempre he pensado que los que integran el crimen organizado, por supuesto incluyendo en primer lugar a los políticos corruptos, que dejaron crecer desde sus responsabilidades políticas, el crimen y la violencia, si hubieran leído, creo que este sería otro escenario muy distinto.

Albert Einstein, el científico alemán dijo: “Temo el día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad. El mundo sólo tendrá una generación de idiotas”. Ante esta escalofriante frase y que más o menos todos tenemos la oportunidad de observar cómo la juventud depende exactamente de los medios tecnológicos de comunicación, aquí lo peligroso es que están quedando muy despersonalizados, es decir, ya no son ellos mismos, padecen caquexia crónica.

Por lo que me despediría con esta frase, esta juventud o generación tendrá que reflexionar al respecto porque no sería muy bienvenida: “Querida juventud hispanohablante, me podrían decir ¿qué están aziendo kon nw3ztro idioma? Atentamente, la gramática”.