Cargando



50-50



JORGE ISLAS


Domingo 10 de Marzo de 2019 8:02 am


NO fue el liberalismo la base que ayudó a emancipar a la mujer para hacer valer sus derechos fundamentales en una sociedad política que, curiosamente, pregona como parte de su desarrollo y civilidad, la libertad de las personas frente a la opresión del poder arbitrario y discrecional. Fue el feminismo, como doctrina y acción lo que ha posibilitado gradualmente, el reconocimiento de capacidades y derechos iguales entre el hombre y la mujer. Fue el activismo de distintas generaciones de mujeres en distintas geografías y circunstancias, las que han impulsado diversas agendas públicas, para reconocer nuevos derechos que posibiliten la organización e integración de sociedades más justas y equitativas.

En el caso mexicano, si bien no somos un botón de muestra para presumir al mundo, lo ejemplar de nuestra igualdad de género, en lo referente al gobierno y representación política, por primera ocasión en la historia de la República tenemos una Legislatura federal en ambas Cámaras en donde hay más mujeres que hombres, y en el Gobierno Federal, hay una paridad de género del 50-50. Nada mal, para un país que por razones de historia, tradición y cultura ha prevalecido la presencia del hombre en la actividad pública, dejando en un plano muy secundario la presencia de la mujer, aún y cuando ha demostrado tener las mismas habilidades y capacidades para ejercer responsabilidades mayores.

Este logro de representación política se habrá de mantener al menos en el Congreso de la Unión, por la sencilla razón que tenemos una legislación electoral que obliga a todos los partidos políticos a presentar en fórmulas de 50-50, a sus candidatos a cargos de elección popular. Exactamente la mitad para hombres y mujeres, quedando pendiente una regulación en donde las dirigencias de los partidos se obliguen a enviar a sus cuadros más calificados, o al menos, a candidatos que tengan conocimientos mínimos de lo que hace un representante popular, porque de otra manera sólo se podría cumplir con una cuota que debe observar determinadas formalidades en detrimento de la conformación parlamentaria. Por ello, es factible y deseable tener un Congreso con equidad de género y calidad en la representación, lo que se puede traducir en mejores leyes, mejores instituciones y mejores gobiernos.

Claramente hay avances en la igualdad de género desde que en los años 50, se reconoció el voto universal para las mujeres. Sin embargo, hay otras áreas en donde se mantiene un lastimoso déficit que por su propia inercia cultural y económica, puede mantener el mismo status quo, en detrimento de los derechos que pueden y deben favorecer en justicia a la mujer. Me refiero en particular a la brecha salarial entre hombres y mujeres, que no es un tema propio de México, sino incluso de los países más desarrollados del mundo, que viven en democracias bajo un sistema de leyes que, en general, es respetado y observado tanto por gobernantes como por gobernados.

Según datos recientes de la revista The Economist, en Alemania, esta brecha es de 61 por ciento, en Austria de 51 por ciento, en Suecia de 27 por ciento y en Dinamarca de 21 por ciento. En México, según datos actuales del IMSS, es de 43.75 por ciento.

Los países que tienen menores tasas en la brecha salarial, han implementado diversas políticas públicas y legislación, para que los empleadores tengan reglas claras y transparentes en los procesos de contratación, promoción y remuneración, inhibiendo con ello zonas de discrecionalidad, que puede afectar más a las mujeres que a los hombres, como es el caso de las ausencias por maternidad, situación que es vista como una penalidad inaceptable al embarazo de las mujeres.

Según estimaciones recientes del World Economic Forum, esta brecha, al paso que vamos, puede ser revertible en 202 años. Esperemos que no sea el caso, dado que esto afecta, como siempre, a los sectores más vulnerables de la sociedad: mujeres con poca educación y de los sectores rurales.

Ya es hora de cambiar esta historia, para construir una sociedad menos desigual y discriminatoria.


*Académico en la UNAM


Twitter: @Jorge_IslasLo