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Psico-tips



GERARDO OCÓN DOMÍNGUEZ

Mi primer tatuaje


Domingo 10 de Marzo de 2019 8:03 am


EL origen y razones de los tatuajes y otras modificaciones del cuerpo son variados. Son una forma de expresión que permitía identificar a los esclavos, prisioneros o ladrones de entre la gente común; a las tribus y clanes diferenciarse entre sí; reconocer a los guerreros valerosos, y a distinguir a la realeza entre el pueblo. También se les atribuía poderes espirituales o mágicos. Y existen tatuajes de excepcional belleza, que se usaban nada más porque estaban bonitos.

El tatuaje desarrolló una connotación muy negativa a finales del Siglo XX. La percepción general era que las personas que tenían tatuajes eran criminales o delincuentes, pues las bandas criminales también los utilizaban para identificar a sus miembros. No obstante, y quizá gracias a esto, los tatuajes se fueron volviendo populares y cada vez hay menos discriminación social y laboral. Hoy día, los portan albañiles, repartidores, doctores(as), enfermeros(as), ingenieros(as), licenciados(as), administradores(as), contadores(as), maestros(as), psicólogos(as), chefs, es decir, cualquiera.

Lo malo. Antes de poner tinta bajo la piel, hay que tomar en cuenta muchos factores, y el primero es el motivo para tatuarme y la imagen o significado del mismo. Aunque parece obvio, el negocio de eliminación de tatuajes es enorme, gracias a los arrepentidos; son  tratamientos costosos, largos y dolorosos, con cirugía láser y con resultados no siempre buenos.

Otros factores son el presupuesto, la experiencia del tatuador, las condiciones de higiene del establecimiento, la zona del cuerpo (hay zonas muy sensibles al dolor), la edad, e incluso la opinión de la familia. ¿Por qué? Porque será para toda la vida, y los menores de edad deberán tener permiso de los padres. En la pareja, la comunicación es importante, no es algo que se pueda mantener en secreto. Deberemos esperar un año para poder donar sangre. También, quizá despertaremos rechazo en algunos sectores de la sociedad, que debemos manejar con asertividad.

Lo bueno. Antes se utilizaban espinas y tintas naturales que lo hacían muy costoso y su técnica era muy complicada. Las técnicas actuales son menos dolorosas y existen anestésicos muy efectivos que facilitan el proceso. Hay pocas restricciones clínicas, los hay para casi todos los presupuestos y gustos. De hecho, existen de colores, en tercera dimensión, sombreados, en perspectiva e incluso en tinta blanca, que son casi invisibles a simple vista, pero que brillan con luz negra (wow). Existen, desde hace mucho tiempo, los tatuajes de henna, que duran unos pocos años; y se investigan nuevas tintas efímeras, o sea, con duración de 12 meses solamente, para los dermoindecisos. Cada vez hay menos discriminación y, de hecho, podemos contribuir a la tolerancia cuando ya tenemos algún tatuaje. El cuerpo, hasta cierto punto, es un lienzo que podemos emplear para comunicarnos con la sociedad. Son un gran tema de conversación, además que los hay de indiscutible belleza.

Lo feo es que no siempre nos alcanza para el tatuador que tiene la experiencia, o no encontramos un dibujo que nos convenza y necesitamos un diseño innovador. En México seguirá habiendo prejuicios y discriminación durante un tiempo.

Lo chundo: Si es un tatuaje permanente, el nombre del novio o novia puede ser una decisión equivocada marcada por el abandono o la infidelidad. Y no le va a hacer ninguna gracia a la nueva inquilina o inquilino de tu corazón. Y también, un tatuador con mala ortografía es algo que no mola. Nunca te hagas un tatuaje estando borracho.

Si decides no hacerte un tatuaje, está bien, sólo recuerda ser tolerante con los que sí lo tienen. Y si decides hacerte un tatuaje, como diría el pintor pop Bob Ross, te deseo felices trazos. Y como me estoy quedando calvo, quizá me tatúe pelo en el coco.

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*Psicólogo

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