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Psico-tips



GERARDO OCÓN DOMÍNGUEZ

Entre la cantidad y la calidad


Domingo 17 de Marzo de 2019 8:03 am


AUNQUE cada familia es diferente, en general todas tienen necesidades similares. Por ejemplo, podemos decir que todos, dentro de nuestra familia necesitamos de refugio, alimento, ropa limpia y diversión.

Hablando de la diversión, también cada persona tiene sus propias necesidades. Hay quienes gustan de pasatiempos poco saludables, como beber amplias cantidades de cerveza de manera consuetudinaria, jugar al billar con los amigos, jugar futbol para después tomar unas cervezas, o simplemente ver la televisión durante el fin de semana.

En el otro extremo, existen familias donde se acostumbra leer un libro, escuchar música, tocar algún instrumento, ir a nadar a algún río o club deportivo, salir a pedalear bicicleta, acampar, salir a comer a algún restaurante de su preferencia, jugar futbol (pero sin cervezas), salir a patinar, o alguna otra actividad que permita la convivencia familiar.

La dinámica de la vida que llevamos hoy en día es muy acelerada y nos deja con pocas herramientas para el manejo del estrés. Conocer esas herramientas nos permitirá llevar una vida más plena, además que mejorará nuestro desempeño en nuestras actividades cotidianas y estaremos más satisfechos en nuestra vida familiar. Lo bonito es que además, esas herramientas se pueden emplear para mejorar la calidad del tiempo que pasamos en familia.

Hace un tiempo leía un artículo que analizaba el tiempo que pasamos con nuestros hijos adolecentes y concluía que no importaba el tiempo sino la calidad. Creo que es importante decir que si en un periodo de una semana invertimos sólo 5 minutos con nuestros hijos, no podemos decir que eso sea tiempo de calidad suficiente, por más besos que les demos. Es más, nuestros hijos nos van a preguntar si estamos enfermos o qué nos pasa y por qué los besamos tanto. El verdadero tiempo de calidad es una mezcla entre tiempo casi exclusivo que dediquemos a ellos en una actividad de interés compartido y el tiempo suficiente para convivir.

Aunque las tareas escolares requieren de tiempo de atención, por sí solas no cuentan como tiempo de calidad con nuestros hijos.

En muchas ocasiones, no contamos con tiempo suficiente de lunes a viernes, pues desde muy temprano, el lunes tenemos que prepararnos a nosotros mismos y a nuestros hijos para la jornada semana: escuela y trabajo, esencialmente. ¿Pero qué podemos hacer? Una propuesta es comer todos juntos una vez al día, ya sea la hora de la comida o la cena. Ese momento servirá para compartir nuestras impresiones del día, avance de trabajos, escuela, sentimientos. Estaría prohibido burlarse unos de otros, pues no se trata de cultivar el bullying familiar. Ya es suficiente con el estrés del trabajo y la escuela, como para también sufrir en casa. Al contrario, debe ser un espacio donde se pueda cultivar la confianza, la autoestima, estrechar lazos familiares, recibir un consejo. Les sonará raro, pero a veces los hijos nos pueden dar consejos o soluciones a los problemas de los adultos. Me consta.

Lo chundo: Necesitaremos un tiempo para acostumbrarnos a convivir con esas personas que viven en nuestra casa y que dicen que son de nuestra familia: hijos, esposa, esposo, papás, y a veces, como la familia es grande, sobrinos, abuelitos, etcétera. Al principio tendremos que aprender a apagar el celular por jornadas eternas… 

Lo feo: si no lo hemos practicado, quizá nuestros hijos adolescentes opondrán resistencia y hasta podrían pensar que tenemos una enfermedad mental o terminal.

Lo bueno: también puede ser un proyecto familiar: un rompecabezas gigante, reparaciones a la casa, algún deporte o aprender un instrumento. Aprenderemos a no ver el celular cada 5 minutos.

Por lo pronto me retiro, porque mi hijo y yo vamos a practicar kung-fu y tengo que bajar unos videos para no lucir tan tarugo.

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*Psicólogo


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