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La historia de la orgía



RAÚL PÉREZ OSORIO


Martes 19 de Marzo de 2019 7:49 am


La estupidez no tiene frontera,

pero al estúpido hay que ponerle límites.


HAY términos escandalosos que han acompañado a la humanidad en su historia, la promiscuidad y la orgía.

La orgía es un exceso en la bebida, comida y en los placeres sexuales. A la promiscuidad, su hermana gemela, se le asocia continuamente al peladaje; a la orgía, con un cierto nivel socioeconómico, seamos claros, es la misma gata nada más que revolcada, dejémonos de cápsulas moralinas, prejuicios y todo tipo de calificaciones que los seres humanos realizamos contra otros por incultura, envidia, filiación política e intimidad de motivos personales.

En 1795, vio la luz en Francia una novela cuya autoría se le atribuye a Donatien Alphonse de Sade; así como la Revolución Francesa impactó al mundo, este personaje cimbró la moral y lo sigue haciendo. Su novela se titula Filosofía en el tocador. También hay que decir que como todo ser humano tuvo padres, Jean Baptiste de Sade y Marié Eléonore de Maillé.

Se casó con una mujer, cometió las travesuras más descomunales que conciben la imaginación y la maldad, en sus fiestas envenenó personas, hizo trizas la moral y las buenas costumbres, vivió en la cárcel, fue condenado a la guillotina, que por información que tengo, no fue ejecutado.

Las buenas conciencias francesas no soportaban al Marqués de Sade. A quien no lo haya leído, les aconsejo rezar unos Padres Nuestros y unas Aves Marías. Estoy seguro que los Borgia, Sardanápalo y Nerón, eran unos niños de pecho frente al Marqués de Sade, que su principal “filosofía” era educar a la juventud, aleccionar adolescentes para corromperlos y que le dieran vuelo a la imaginación y a la sexualidad, impudicias sin límites. Este fue el elegante y degenerado Marqués de Sade.

José de Espronceda, representante del romanticismo español, así interpretó su desenfreno en el poema A Jarifa, en una orgía: “Trae Jarifa, trae tu mano, ven y pósala en mi frente, que en un mar de lava hirviente mi cabeza siento arder. Ven y junta con mis labios, esos labios que me irritan, donde aún los besos palpitan de tus amantes de ayer. ¿Qué es la virtud y la pureza? ¿Qué, la verdad y el cariño? Mentida ilusión de niño que halagó mi juventud. Ven Jarifa, tú has sufrido como yo; tú nunca lloras; mas ¡ay triste!, que no ignoras cuán amarga es mi aflicción. Una misma es nuestra pena, en vano el llanto contienes… tú también, como yo, tienes desgarrado el corazón”.

Como podemos ver, se narran históricamente dos momentos en tiempos diferentes de las depravadas costumbres, pero consideramos que es muy importante tratar de describir y llegar a la raíz de los acontecimientos. Avergüenza a Colima la publicidad de los actos sexuales, muerte y depravación de un personaje que ocupó un importante puesto público en la Secretaría de Turismo. En este caso, por estar en una época muy distinta, donde a través de la tecnología y los diferentes medios de comunicación se viraliza la verdad y la mentira.

Por parte del Gobierno del Estado no se tuvo una postura clara y contundente desde el principio, y con el placer en el que el vulgo se mueve, se trata de diluir o morbosamente hacerlo aparecer el hecho, como cada quien quisiera que fuera, según su animadversión al personaje o la afinidad con él.

Lo que es un hecho irrebatible es que se cometieron graves delitos aquí en nuestro estado, todo parece que el fin es que la impunidad tenga plena vigencia para quienes tuvieron su nacimiento y evolución en un partido que educó con la extorsión, al crimen, a la rapacidad, a la incultura; en un sistema o forma de vida, en el que el dinero, adquirido de la manera más sucia posible, lo único que se exigía, era lealtad al partido que puso en vigencia esos principios, que para bien de todos agoniza irremediablemente.

En este momento, desde la Presidencia de la República, se ha decretado la muerte del neoliberalismo, cuya acta de defunción será expedida al final de este sexenio, que todos ansiamos se cumpla con el proyecto de AMLO, que el Estado lleve el timón y conduzca este país.

Finalmente, un sincero pésame a todos los hijos e hijas de la estimada doña Elvira Bojado Pérez, incansable mujer. Descanse en paz.