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La honestidad valiente



RAYMUNDO GONZÁLEZ SALDAÑA


Martes 19 de Marzo de 2019 7:50 am


LO que sucedió la semana pasada en el Senado de la República, cuando los legisladores morenistas, junto con sus aliados, sumaron 95 votos suficientes para aprobar el nombramiento de la señora Yasmín Esquivel como magistrada de la Suprema Corte de Justicia, dio lugar a especulaciones fundadas sobre un serio conflicto de intereses.

Resulta que la señora Esquivel, no obstante que es una destacada abogada con un buen desempeño en la función pública, tiene un parentesco cercano porque es esposa de un muy buen amigo del ahora Presidente de la República. Se trata del reconocido estructurista José María Riobóo, quien fuera uno de los contratistas consentidos en la administración de López Obrador, cuando fue Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal, mismo que fue beneficiado con millonarios contratos.

Tanta es la cercanía y confianza del Presidente con este ingeniero, que fue pieza clave en la decisión de la cancelación del Aeropuerto de Texcoco, artífice de la viabilidad de las pistas de Santa Lucía. Ante la infundada obsesión del Presidente por nombrar a Yasmín Esquivel, por existir un claro conflicto de intereses, no sano para su desempeño y toma de decisiones en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el grupo parlamentario del PAN en el Senado se mantuvo firme y no cedió un ápice, votando contra esta extraña necedad.

Sin embargo, no es la primera vez que nuestro Presidente hace todo lo posible para que se nombre a gente muy allegada a él, en puestos claves de la administración federal, poniendo en riesgo la garantía en la imparcialidad y en la toma de decisiones de esos órganos que son tentados por esos innecesarios conflictos de intereses.

Recordemos que hace poco, también la mayoría morenista en el Senado nombró a Alejandro Gertz Manero, persona muy cercana al Presidente, como Fiscal General de la República. Bueno, pareciera también habérsenos olvidado que en el pasado proceso electoral fue el ahora Presidente, quien impuso al líder minero, Napoleón Gómez Urrutia, quien era buscado por la justicia, como flamante candidato a Senador por su partido, Morena, ahora toma decisiones en esa importantísima tribuna legislativa.

Por supuesto que ese cosquilleo por nombrar a gente polémica, no sólo ha salido a flote para ocupar cargos en organismos autónomos y que supuestamente no serán dependientes de la Presidencia de la República. En la designación de su Gabinete, nuestro Presidente realizó nombramientos que causaron sorpresa y hasta molestia dentro de los gremios aludidos. Por un lado, nombró como director de Pemex a su incondicional amigo y carga maletas desde hace 2 décadas, al ingeniero agrónomo Octavio Romero Oropeza, quien tiene entre sus logros, haber sido candidato de su municipio natal, allá en Tabasco, mismo que nunca pudo gobernar por haber perdido esas elecciones.

Bueno, el nombramiento del autor intelectual del mega fraude electoral en aquel año de 1988, en la famosa “caída del sistema”, cuando precisamente el ahora titular de la CFE, Manuel Bartlett, fungía como Secretario de Gobernación del entonces presidente Miguel de la Madrid, se encargó de manipular cifras de los resultados electorales, impidiendo con ello que Cuauhtémoc Cárdenas le arrebatara la Presidencia al priista Carlos Salinas de Gortari. Este grave suceso, incluso fue confesado años después por el propio ex mandatario De la Madrid Hurtado, corroborado por el propio titular de la CFE en esta administración. Confesión que con la modificación al Código Penal, promovida actualmente por el presidente López Obrador, tendría a su colaborador tras las rejas, por encabezar un gran fraude electoral.

La preocupación es fundada porque los casos de nombramientos de gente no preparada o sin la calidad moral para ocupar un importante cargo o simplemente con un amplio conflicto de intereses, es cada vez mayor en esta administración federal, que apenas cumplió sus primeros 100 días y que pregona la honestidad.


*Ex dirigente y actual consejero estatal del PAN