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Innovemos algo ¡ya!



MARÍA EUGENIA GONZÁLEZ PEREYRA

Fuerza vital


Domingo 05 de Mayo de 2019 7:56 am


NACER, crecer y ser suena normal, incluso lo damos por sentado y sosegado, aunque lo de morir, pues bueno, eso nos es menos sereno y nos cuesta más trabajo de aceptar, pero la verdad es que sin notarlo vivimos acorde al instructivo de manejo que adquirimos desde nuestro acervo ancestral. Durante la crianza, lo que percibimos, conscientes o no, de lo que ocurría en casa y el entorno mientras esperábamos ser adultos nos marca, incluso más que las repetidas lecciones. Y así, vivimos por vivir, y pocas veces nos detenernos a mirar desde dónde nos llegó la vida, olvidamos mirar y agradecer los destinos e historias de las mujeres y sus hombres que pasaron y dieron vida sin interrupción, hasta que ésta nos llegó.

Seguramente, mientras nos íbamos haciendo grandes, escuchamos, observamos y adoptamos las reacciones de nuestros adultos circundantes ante ciertas situaciones, y es justamente desde ahí desde donde nosotros también fuimos adquiriendo los niveles de fortaleza, paradigmas y creencias que hoy nos trastocan o alientan. Realmente creo que el ser humano es una oportunidad para evolucionar; las experiencias ancestrales sumadas a las personales, resultan en la posibilidad del ser y del hacerlo mejor, sin que por ello seamos juiciosos o críticos de la vida de quienes nos precedieron.

Sugiero hacer un breve ejercicio, detenernos y profundizar más allá del día a día de nuestra infancia. Te invito a que miremos y reconozcamos que incluso antes de nacer vamos tomando la vida y estructura durante el desarrollo biológico, el cual, sin la fuerza de papá y el nido de mamá –y de nuestros ancestrales familiares– sería imposible que se hubiese creado. Y es precisamente desde ese lugar que nos llega nuestra fuerza vital, desde donde nos colmamos de herencias y de creencias primeras; siendo aún más específicos, podríamos tratar de imaginar a mamá siendo una niña que crece, viendo lo que hubo y escuchando lo que se decía, para entonces poder notar que ninguna madre es tal cual la imagina el romántico pensar de un perfecto despertar.

Mamá es una persona como tú y como yo, ni santa ni malvada, que tiene días buenos y días malos, creció con risas y llantos; tal vez vio o ha vivido más de lo que creía podía sostener. Ella, antes de ser una mamá, era mujer con sus dudas y convicciones, miedos y conclusiones, con sus amores o desamores. Una mujer que con toda su historia y a pesar de ésta, nos pasó la vida y puso su cuerpo, vida y agilidad en pausa, para que nosotros pudiésemos transitar y vivir. ¡Sí!, sí suena a deuda, pero aunque así sea, permíteme decirte que incluso si diéramos nuestra vida, la misma no sería bastante para pagar el haberla recibido, razón por la cual es importante estar al tanto de que la única forma de regresar el favor, de pagar la vida y de no estar en deuda, es tomando nuestra vida y usarla para ser felices, y con ello darle honor a la vida e historia de mamá –y papá–, y de todos aquellos que vivieron antes que nosotros.

Lo importante es no reclamar las “fallas” de mamá (que no son fallas, son aprendizajes) y aceptar que por y a pesar de todo, en amor nos pasó la vida, y que su fuerza nos tienes aquí reflexionando. Con todo lo bueno y lo no tan bueno también, mamá y papá son perfectos. Presentes o ausentes, vivos o muertos, aprensivos o negligentes, violentos o sumisos, nos pasaron la vida y eso es suficiente, incluso si se fueron y no se quedaron. Y vivir significa usar nuestra vida y con ella darles honor. Y si estamos atorados, hagamos terapia para poder realmente honrar y amar a mamá, y por ende, la vida.

Por favor,  innovemos algo ¡ya!, y vayamos a decirle a mamá: Mamita, a veces la vida sorprende con sucesos fuera de nuestros planes, sueños y expectativas; ocurre, impacta, altera y a veces parece que mata, y sólo desde la fuerza que de ti recibí y tomo, es que puedo vivir con integridad. ¡Gracias, mamá!, me inclino ante tu destino y te honro; me gusta ser un cachito de ti, que vive y es feliz.


*Terapeuta


innovemosalgoya@gmail.com