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HÉCTOR SÁNCHEZ DE LA MADRID

Protestas a 5 meses y 4 días


Miércoles 08 de Mayo de 2019 7:50 am


NI siquiera pasó medio año de su toma de posesión como Presidente de la República, para que miles de personas se manifestaran en contra del régimen de Andrés Manuel López Obrador, tanto en la capital del país como en otros 16 estados, algo que jamás le había sucedido a ningún gobierno en la historia nacional, lo que hace más que preocupante el hecho realizado.

Es también destacable que haya sido una manifestación ciudadana, esto es, que ningún partido político u organización reconocidos hicieron la convocatoria, además de que en cuestión de unos cuantos días se corrió la voz en las redes sociales del día y la hora en que se llevaría a cabo la protesta pacífica en diversas ciudades por la política que ha seguido López Obrador.

Considero lamentable que el ex presidente Vicente Fox Quesada haya participado en la marcha de León, Guanajuato, porque mancha el espíritu ciudadano del movimiento, sin embargo, tenía derecho a hacerlo y conocemos su protagonismo y antipatía hacia el político tabasqueño. Quedó mejor el también ex mandatario, Felipe Calderón Hinojosa, al manifestar su apoyo por Twitter.

Desconozco el origen y los nombres de los organizadores, pero sí me llama la atención lo bien planeado y ejecutado de la manifestación, tanto por lo atinado de los reclamos en las pancartas, como por lo bien escritas y armadas. Como sea, las críticas y las demandas plasmadas son ciertas y van al meollo de lo que ha estado haciendo Andrés Manuel en su todavía flamante administración federal.

Reconozco la civilidad de los inconformes que desfilaron, ordenados y pacíficos, así como el respeto de las autoridades a quienes salieron a las calles a expresar su inconformidad con el gobierno de López Obrador. Esa libertad de expresión es nuestra, nos costó sangre, sudor y lágrimas para adquirirla, no la perdamos nunca, defendámosla siempre y ejerzámosla cuando sea necesario, en paz y con deferencia.

Es plausible y encomiable el fondo de la protesta, que son los errores de acción y de omisión del régimen federal en el corto tiempo que lleva de haber tomado las riendas del país, tan delicadas y numerosas que motivaron los movimientos en gran parte del territorio mexicano, sin embargo, más lamentable sería que el Presidente de la República no escuchara esas voces ciudadanas y todo siguiera igual.

Creo que el más grande error de un gobernante es el de cerrar sus ojos y oídos ante el clamor de la sociedad que se queja de su administración, y el de creer que está bien cuando “el pueblo bueno y sabio” al que se ha referido Andrés Manuel (frase creada por Alfonso Reyes y publicada en una Cartilla moral en 1952 y posteriormente adaptada por José Luis Martínez en 1984) en repetidas ocasiones,  presume que lo apoya incondicionalmente.

El máximo responsable de una Nación democrática, Andrés Manuel López Obrador lo es en México, debería de estar abierto a escuchar las corrientes críticas de todas las clases sociales, políticas y económicas, no solamente enterarse a través de sus colaboradores, de sus compañeros de partido o de sus panegiristas, que obviamente, le ocultan, le maquillan, le mienten, de lo que sucede en el país.

López Obrador tiene la oportunidad histórica de transformar a México en un sexenio –ojalá y no se deje llevar por el canto de las sirenas y busque la reelección en 2024–, cortando las prácticas y corrigiendo las leyes que están mal y ahogan al sistema político y a la sociedad en general, a la par de sentar las bases de la nueva estructura que contenga las normas, claras y completas, que habrán de regirnos.

Su ejemplo a seguir por funcionarios y ciudadanos, su conducta como servidor público y como persona, son fundamentales para crear esa Nación que no acabamos de construir precisamente por las nefastas prácticas, las injustas leyes, así como los excesos y saqueos de quienes nos gobiernan, específicamente de quienes ocupan la Primera Magistratura de nuestro país. El buen juez, en este caso Presidente, por su casa empieza.

Así que la manifestación puede, debe servir, para que el Primer Mandatario de la Nación rectifique lo que está y va mal para bien de todos y de él mismo. Craso error sería si despreciara y minimizara las marchas ciudadanas del 5 de mayo, en lugar de escucharlas, de atenderlas, y lo más importante, de corregir los yerros. Su reacción primera es acertada al celebrar la protesta y pedir que lo sigan haciendo con libertad quienes no están a favor del gobierno, considerando “lógico” y “natural” que lo hagan. Aplaudo que no haya salido esta vez con que los manifestantes son fifís, conservadores o pertenecen a la “mafia del poder”.