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Justicia ciega



MANUEL AHUMADA DE LA MADRID

Disminuir la velocidad en la ciudad


Jueves 09 de Mayo de 2019 7:50 am


EN noviembre de 2013, los fans de la saga cinematográfica Rápido y furioso se quedaron atónitos ante la repentina noticia del fallecimiento de uno de sus jóvenes actores principales, Paul Walker, quien pereciera a consecuencia de un accidente vial en las calles de Los Ángeles, Estados Unidos, al estrellar su automóvil Porsche Carrera GT contra un árbol. No lo salvaron las incontables medidas de seguridad para sus ocupantes de un vehículo deportivo tan lujoso como caro. Las imágenes de los restos del automóvil hablan por sí solas, quedó reducido a un montón de chatarra. La causa inmediata: exceso de velocidad.

Recientemente, un compañero de la Secretaría de Movilidad nos hizo llegar el link de un video sobre las pruebas realizadas en muñecos para colisiones de automóviles (mejor conocidos como Crash Test Dummies) en el que un vehículo se impacta contra un peatón (simulado por el muñeco) a una velocidad de 40 kilómetros por hora, que generalmente consideramos, aún en calles angostas de la ciudad, como una velocidad moderada. El video es de por sí impactante debido a la fuerza de la colisión entre el automóvil y el peatón muñeco, así como la forma y distancia a la que lo avienta, capaz de matar o causar lesiones muy graves ya no digamos a un peatón adulto, sino a un niño. Es, sin embargo, altamente frecuente que en calles y avenidas de las principales ciudades de nuestro estado se circule a una velocidad mucho mayor que 40 kilómetros por hora, incrementando exponencialmente el riesgo de atropellamiento de peatones, ciclistas o motociclistas. Y no, no puede haber agentes viales en cada esquina de Tecomán, Colima o Manzanillo, que obliguen a reducir la velocidad.

En esta semana, continuó en una nueva fase la operación del programa “Las niñas y los niños vamos primero”, implementado por el Gobierno del Estado, con las Secretarías de Educación, Movilidad y Desarrollo Urbano y con la participación de los municipios de Colima y Villa de Álvarez, que resultó ganador de financiamiento internacional de una fundación suiza denominada Botnar, dedicada a apoyar proyectos alrededor del mundo para mejorar la seguridad vial de los niños y niñas, recursos que se otorgaron únicamente a siete países, entre ellos México y, desde luego, el estado de Colima.

En el perímetro de las calles Corregidora, avenida de Los Maestros y Aquiles Serdán se pintó el asfalto con figuras de distintos colores, se establecieron nuevas señalizaciones visuales, se colocaron cintillas de plástico temporales en los cruces escolares y lonas precisando la velocidad permitida en ese tramo que abarca por lo menos tres escuelas y alrededor de 2 mil 500 alumnos. La intención es reducir la velocidad vehicular a 20 kilómetros por hora, como lo establece el reglamento vial estatal para entornos escolares, que, por cierto, según estudios de una organización internacional que participa en este proyecto como asesora WRI (World Resources Institute), nadie respeta ese límite de velocidad, respecto del cual, se ha comprobado científicamente, cualquier impacto a un peatón no produce la muerte. Algunos de estos elementos serán próximamente removidos, ya que es una medida inicial para investigación y análisis, pero ya hay comentarios de alumnos y padres de familia que se sienten más seguros al cruzar la calle con esas medidas.

La tarea, sin embargo, no queda ahí ni se debe limitar a eso. Es necesario que junto con campañas de concientización que se llevarán a cabo, todos pongamos nuestro granito de arena. Sí, replicando sobre la necesidad que tenemos todos de respetar las señales viales y las velocidades permitidas. Cultura vial, en pocas palabras, de la que una gran mayoría carecemos, o tenemos pero simplemente, nos da por ignorar. Es indispensable que como miembros de la sociedad civil generemos un cambio de mentalidad para crear un entorno mejor donde vivir. No se puede dejar todo a las autoridades, no se debe dejar recaer todo el peso de esa responsabilidad en los escasos y respetables agentes viales municipales y estatales. Es indispensable la participación de todos, y la denuncia de otros ciudadanos hacia los malos conductores. En la década de los años 70, el ex presidente estadounidense John F. Kennedy, dijo en un memorable discurso: “No pregunten lo que América puede hacer por ustedes, sino lo que ustedes pueden hacer por América”. Sí podemos, también nosotros.