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ARMANDO MARTÍNEZ DE LA ROSA

Bienvenida a las armas


Sábado 11 de Mayo de 2019 6:46 am


1.- El joven sicario que en Cuernavaca asesinó por 5 mil pesos a dos dirigentes cetemistas e hirió a dos personas más, un periodista entre ellas, utilizó una pistola Glock 9 milímetros que es parte del arsenal de la policía estatal.

Utilizada en 2017 por un gendarme para repeler el ataque de un ladrón, el arma fue puesta a resguardo de la Fiscalía General del estado que gobierna el exfutbolista Cuauhtémoc Blanco. De ahí fue sustraída para que la usara el sicario. El robo de la pistola exhibe la profunda corrupción en la corporación policíaca y la laxitud de los controles de la Fiscalía (¿o hay que llamarla fuscalía?).

2.- Expone también prácticas que probablemente se utilicen en corporaciones policíacas de otros estados. Si al sicario no lo hubiesen atrapado, el rastro del arma se habría perdido. El joven asesino se mostraba en Facebook armado, bebiendo alcohol y fumando mariguana, carne de cañón ideal para quienes le pagaron esa miseria por asesinar a comerciantes que protestaban cerca del palacio de gobierno donde despacha el exfutbolista. El plan pudo ser asesinar, escapar y luego devolver la Glock a quien se la entregó con la encomienda sabida. Les falló.

3.- La semana pasada, tres ladrones armados intentaron robar el carro del periodista y escritor (excelente su literatura, por cierto) Héctor de Mauleón, en la Ciudad de México. Reiteradamente amenazado por cárteles de las drogas de la capital del país, De Mauleón contrató para su seguridad desde hace tiempo a un Mayor retirado del Ejército. El militar se defendió, mató a uno de los asaltantes e hirió a otro; uno más, escapó. El Mayor entregó a las autoridades el arma que utilizó y la licencia que ampara la portación. Será liberado de la cárcel por actuar en defensa propia.

Licencias como esa debieran autorizarse a muchos ciudadanos que, probada su honradez, lo solicitaran para defenderse de la enorme plaga de delincuentes que sin el menor escrúpulo arrebatan vidas y bienes. Ni siquiera a bebés respetan.

De eso escribí la semana pasada, luego de que el rector de la UNAM, Enrique Graue Wiecker, llamó, tras el asesinato de una estudiante del CCH Oriente, a una campaña nacional de desarme. Fue un arranque de ingenuidad del académico, como lo demostró indirectamente el intento de robo del auto del periodista De Mauleón.

4.- También recordé que la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos y el Reglamento correspondiente, dificultan ejercer un derecho constitucional, el de poseer armas de fuego en el domicilio propio para seguridad.

Dice la Constitución: “Artículo 10. Los habitantes de los Estados Unidos Mexicanos tienen derecho a poseer armas en su domicilio, para su seguridad y legítima defensa, con excepción de las prohibidas por la Ley Federal y de las reservadas para el uso exclusivo de la Fuerza Armada permanente y los cuerpos de reserva. La ley federal determinará los casos, condiciones, requisitos y lugares en que se podrá autorizar a los habitantes la portación de armas”.

Ese derecho data desde la Constitución primigenia de 1917 y a 102 años de larga historia, es hora de que en vez de que el Estado y los gobiernos garanticen ese derecho a los ciudadanos, lo obstaculizan cada vez más con una alta y ancha barrera burocrática y concentrando en una tienda de la Defensa Nacional, en la capital del país, la venta de armas de fuego a civiles.

Los actuales legisladores federales han presumido como logro propio un derecho otorgado por el Constituyente. Simuladores son y les pagamos por eso.

5.- Los cazadores y tiradores deportivos conocemos muy bien la larga serie de engorrosos trámites que se deben seguir, el gasto extra para trasladarse a la Ciudad de México y el azar de encontrar o no en las existencias de la tienda las armas para las cuales se obtuvo permiso de compra.

Aparte, debemos correr otros no menos engorrosos trámites y pagar –otra vez pagar– por ejercer el derecho de portar las armas en los lugares de caza y transportarlas apegados a normas tan absurdas como llevarlas enfundadas y desabastecidas en lugares donde la delincuencia merodea. 

Organizados en clubes, cazadores y tiradores conocemos los trámites o acudimos al club a recibir orientación. Los ciudadanos que no pertenecen a esas organizaciones deportivas –la abrumadora mayoría– ni siquiera esa ventaja tienen.

6.- El resultado de leyes prohibitivas, afanosas de anular la garantía constitucional, son unos chilaquiles jurídicos [me disculpo ante el manjar matutino de los chilaquiles] que asumen al ciudadano como delincuente al que hay que atajar todo camino.

En cambio, los bandidos tienen arsenales que el contrabando les provee. Incluso, poseen armas de capacidad superior a las del Ejército y la Marina. Hay una pistola que fabrica la empresa belga Herstal, la FN Five-Seven, que dispara proyectiles elaborados exclusivamente para esa arma, capaces de perforar chalecos blindados a 50 metros de distancia. En la jerga del hampa, la llaman pistola “matapolicías”. El vocablo expone la miseria moral de los delincuentes. Ante esa condición, es un error que el gobierno federal pretenda tratarlos como si fuesen discípulos de la madre Teresa, tanto que se limita hasta el absurdo el uso de la fuerza letal contra los malandrines a las tropas a las que manda a enfrentamientos. Torcida lógica, esa.