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Sentido común



PATRICIA SÁNCHEZ ESPINOSA

AVG, instrumento de política pública


Lunes 13 de Mayo de 2019 8:00 am


LA semana pasada estuvo en Colima la Doctora Marcela Lagarde y de los Ríos, donde impartió dos conferencias magistrales, una el 7 de mayo, organizada por la Universidad de Colima, titulada “El feminismo, indispensable en la formación académica y política de género”; y otra el 8 de mayo, auspiciada por el Gobierno del Estado, a través del Instituto Colimense de las Mujeres, en donde trató el tema de la “Sororidad, y su trascendencia en la atención a la violencia de género contra las mujeres”.

La Doctora Lagarde y de los Ríos es una de las impulsoras de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV), la cual contiene tres mecanismos de protección para las mujeres, siendo el más ambicioso de ellos, la Alerta de Violencia de Género, que pretende ser un instrumento de rendición de cuentas y exigencia a las autoridades respecto de su obligación de garantizar los derechos de las mujeres.

Como es ampliamente conocido, la Constitución reconoce y protege los Derechos Humanos de las personas, entre los que están incluidos los derechos de las mujeres, sin embargo, a pesar de lo anterior, la violencia de género y la muerte violenta de mujeres por razones de género han venido manteniendo una sostenida tendencia al alza en varios estados del país, lo que indica que, a pesar de que nuestros derechos son reconocidos por la Constitución, las mujeres tenemos mayor dificultad para accesar a ellos, por el simple hecho de ser mujeres.

Lo anterior se deriva de un problema institucional, en el que el Estado ha sido patriarcal y, por tanto, permisivo al momento de detener la violencia de género en todos sus tipos y modalidades, siendo la violencia feminicida la que más atenta contra nuestros derechos, la misma la define la LGAMVLV como: “la forma extrema de violencia de género contra las mujeres producto de la violación de sus Derechos Humanos, en los ámbitos público y privado, conformada por el conjunto de conductas que conllevan misoginia, impunidad, tolerancia social y del Estado y que pueden culminar con el homicidio y otras formas de muerte violenta de las mujeres”.

Al ser un problema que compete al Estado, se requiere entonces cambiar a éste mediante políticas públicas que modifiquen la forma en que funcionan las instituciones, que es justamente la finalidad de la Alerta de Violencia de Género, con la intención de que el Estado asuma una concepción de Derechos Humanos. “Se trata de hacer reformas al Estado para que deje de ser parte del problema, y se vaya convirtiendo en parte de la solución”, dijo Marcela Lagarde en entrevista con Diario de Colima, lo cual ya comienza a suceder mediante el involucramiento de las autoridades y el surgimiento de liderazgos que promuevan los Derechos Humanos de las mujeres.

No obstante, el desconocimiento sobre lo que se logró con la LGAMVLV y sobre lo que es y busca la AVG, han causado una tremenda confusión, que a su vez llevó a una terrible decepción, al considerar la gente que una vez declarada la AVG se iban a detener inmediatamente los feminicidios. La mayoría de la gente ni siquiera sabía lo que esto significaba, creyendo incluso que se trataba de un botón de pánico que las mujeres podían presionar cuando se encontraran en peligro.

La ignorancia en el tema ha llevado a mucha gente a concluir que la AVG no funciona, porque a casi 2 años de su declaración no han cesado los feminicidios, cuando se trata de un instrumento de política pública, no de una varita mágica. La AVG pretende modificar la forma en la que funciona el Estado, para obligarlo a reconocer y proteger los Derechos Humanos de las mujeres, eliminando los vicios que lo llevaban a ser permisivo con la violencia de género, y dándole la oportunidad a la ciudadanía, de llamarlo a cuentas para explicar cuáles acciones ha ejercido con este objetivo y lo que le falta por hacer. Una meta como ésta no se puede lograr de la noche a la mañana, se requiere tiempo para perfeccionarla y modificar la cultura patriarcal que promueve la misoginia.

Sobre todo, las mujeres feministas debemos de valorar, tanto la LGAMVLV, como los mecanismos que de ella se desprenden: las órdenes de protección, el agravio comparado y la Alerta de Violencia de Género; las cuales ya están dando resultados, aunque no sean tan espectaculares o radicales como quisiéramos. Debemos de ser sororarias y cuidar los instrumentos que a su vez nos protegen a nosotras, así como continuar desarrollando leyes y políticas que reduzcan la brecha de desigualdad entre hombres y mujeres. No hacerlo, no sólo no sería sororario, sino que sería el equivalente a darnos un balazo en el pie.