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Ocurrencias y balbuceos



RAYMUNDO GONZÁLEZ SALDAÑA


Martes 14 de Mayo de 2019 8:03 am


COMO ya se veía venir, lo que parecía un novedoso y valiente ejercicio de comunicación por parte del presidente Andrés Manuel López, se ha convertido en una tortuosa e inútil rueda de prensa. “La mañanera”, como ya se le conoce a la conferencia matutina que diariamente ofrece el Ejecutivo ante los medios de comunicación, por un tiempo de más de una hora, se ha convertido en una pérdida de tiempo.

En estos momentos de incertidumbre, lo menos que requiere el país es que su Presidente siga perdiendo tiempo tan valioso para explicar, con lujo de detalles, cuál es y en qué consiste la ocurrencia del día. Es ocioso dedicar tantos minutos para responder las preguntas de los mismos reporteros, que día a día se empiezan a atenuar en adulaciones y elogios hacia el Presidente. Recordemos que cuando el primer Mandatario del país ha sido realmente cuestionado por algún profesional serio de la comunicación, éste sufre y como se dice coloquialmente, empieza a pasar aceite. Mas, si es evidenciado públicamente con cifras y datos muy reales, tal y como lo hizo el periodista radicado en Miami, Jorge Ramos. En esa ocasión, nuestro Presidente perdió el control notoriamente y arremetió contra el periodista, diciendo que él “trae otros datos”.

Han pasado 162 días desde que asumió López Obrador la Presidencia de la República y las cosas no pintan nada bien. Los resultados hasta el momento no son nada buenos y distan mucho de lo prometido por el Presidente en su campaña electoral. La inseguridad rebasa cifras escalofriantes, inalcanzables en otros sexenios, el crecimiento económico brilla por su ausencia y la inversión de los capitales sufre un espasmo que empieza a ser cada vez más inquietante.

La bandera mesiánica de esta administración federal, que es el combate a la corrupción, no puede hacerse realidad, hasta en tanto no se erradique con la impunidad. Mientras un funcionario, del nivel que sea, vea que los actos deleznables cometidos por sus colegas y superiores no son castigados por la justicia y quedan impunes, la corrupción seguirá siendo el flagelo que aqueja al país y no nos dejará avanzar.

Nuestro país requiere a un Presidente pujante, que con gran liderazgo conduzca a la Nación por el camino de la innovación tecnológica y la modernidad y que no viva eternamente del pasado, y hasta del antepasado. Un Presidente que con alta calidad moral y profesionalismo tome decisiones con base en la planeación estratégica y no sobre las rodillas, con base en caprichos y ocurrencias mediáticas tomadas al calor del revanchismo político. A México, en estos momentos, le urge que su primer Mandatario sea un ejecutivo de verdad, que conduzca al país convenciendo con argumentos firmes y sustentables, que se conduzca siempre con respecto e inclusión a las diversas formas de pensar y que no esté dividiendo al pueblo con sus discursos de encono, incitando a la división y la venganza entre vecinos. El país no requiere balbuceos y explicaciones tediosas y cotidianas que no resuelven los problemas, México requiere de alguien que con brío tome las mejores decisiones que lo conduzcan por un buen camino.

Sin apasionamientos estériles, considero que el Presidente aún puede tomar aire y aterrizar. Un gran líder debe rodearse de gente que sea experta en los temas claves para tomar las mejores decisiones. Para ello, es necesario saber escuchar y tener la habilidad para diferenciar los cumplidos y adulaciones de la realidad que se está viviendo. Quien difiere, te hace un favor porque te hace pensar, y cada reto sorteado es un escalón que te hace crecer. El presidente Andrés Manuel, con su triunfo avasallante y el respaldo popular, inició su mandato en bandeja de plata, envidiable para hacer un excelente papel. Sin embargo, parece empeñarse día con día en aventar por la borda ese gran manojo de oportunidades. El pueblo no se equivoca y parece haber iniciado la cuenta regresiva en la popularidad y aceptación ciudadana del Presidente.


*Ex dirigente y actual consejero estatal del PAN