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Momentos



EVA ADRIANA SOTO FERNIZA

Árboles en extinción


Sábado 18 de Mayo de 2019 7:11 am


Silencio, la tierra va a dar a luz a un árbol. 

Vicente Huidobro


VEO, ya no con tristeza, sino con desconsuelo, la desaparición paulatina de nuestros árboles. Y digo nuestros, porque son de todos, ya que a todos nos dan vida. Aunque parece que muchos lo ignoran o andan tan ocupados en sus cosas y sus negocios, que deben ser mucho más importantes que respirar y llevar oxígeno a los pulmones. Deben, quizá, ser tales preocupaciones muy superiores al hecho de recibir la lluvia que generan estos seres y quizá, sus asuntos, son todavía más graves que el impedir que la tierra se convierta en un desierto por la ausencia de árboles. Hay tantos seres actualmente en peligro de extinción, entre animales y plantas, que ya no hacemos caso y volteamos hacia otro lado. 

Pero, repito, los árboles están yéndose, secándose, quemándose, enfermándose; y nos quejamos de las altas temperaturas, y rasuramos terrenos enteros para construir y para sembrar y para… que no estorben en un necesario campo de golf. No, pues no podemos seguir viéndolos desaparecer. Todos los que hoy peinamos canas tuvimos una niñez verde y claro que notamos la diferencia. Nuestra ciudad, Colima, ha cambiado, se ha desnudado de árboles y ha dado la bienvenida al asfalto. Sólo hay que voltear a ver la Piedra Lisa, lo que era y lo que es ahora, un sitio echado a perder para los niños y para quien busque en ella el lugar fresco que fue. La Calzada Galván, sosteniendo precariamente los pocos y centenarios sabinos que le quedan. Cómo me gustaría que nuestro presidente municipal, Locho, la caminara de palmo a palmo para que sintiera la lástima que dan los restos de sus árboles originales y los claros en los que ya no existen; ni ellos ni ningún otro, que aunque fuera caritativamente, hubiese sido plantado para reponer los desaparecidos. 

Ya estuviéramos reforestando esta emblemática avenida desde cuando, y quizá con más sabinos. Estos árboles se lo han ganado, son tan resistentes y han soportados tantos años aguantando el maltrato humano. Capas de asfalto los han cubierto sin dejar espacio alguno alrededor de su tronco. Hay uno quemado en más de la mitad de su estructura y aun así la otra mitad sobrevive, verde, hasta con brotes de flor, por ser ésta la estación de su floreo. Frente al mencionado parque de la Piedra Lisa, está otro árbol caído y aparentemente muerto, pero de su supuesto cadáver renació un brote que crece erguido,  buscando la luz, sin darse por vencido. 

Que nuestro gobernador, Nacho Peralta, hiciera también este recorrido, a pie, en solitario, sin distracciones de colaboradores que no le permitan concentrarse en el llamado de estos sufridos y ancianos árboles. Hablo de esta manera, porque son muchas las ocasiones en que se ha solicitado a los gobiernos en turno la reforestación de la Calzada Galván y nunca han dicho que no, hasta han aplaudido la iniciativa, pero…

Finalmente, que se quiten de remodelaciones que bastante onerosas han salido y a nadie han dejado satisfecho. Reforestar es lo que urge y lo que realmente viste, adorna y beneficia a esta vía y a todos los que vivimos en esta ciudad, descuidada, pero muy querida. Hay necesidad de arbolar nuestro entorno, por eso también está urgiendo poner árboles en el cada vez más desnudo Jardín de la Libertad. El corazón de la ciudad y nido de nuestras memorias también sigue olvidado y falto de sombra. De vez en cuando se le da una manita de gato, pero con prados que albergan plantas decorativas y no reponen los árboles que se han ido acabando. Bien sabemos que poner árboles de gran tamaño es costoso, por lo que ya deberían haber empezado a reforestar este jardín desde hace mucho. 

El Jardín Torres Quintero no canta mal las rancheras, y aunque más pequeño, también necesita que se siembren unos cuantos árboles para que vayan creciendo antes de que se vea tan despojado como el de la Libertad. Ahora bien, si las autoridades hacen caso omiso, existen grupos ecologistas que pueden organizarse y reforestar lo que éstas no se deciden a hacer. ¿Qué no estamos, quienes integramos la sociedad, empezando a cuidarnos de la delincuencia nosotros mismos, ante la ineficiencia de las autoridades gubernamentales? Probablemente tengamos que hacer algo parecido ante la amenaza de los árboles en extinción.


bigotesdegato@hotmail.com