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Más allá de la escuela



JONÁS LARIOS DENIZ

¡Sindicatos arriba!


Sábado 18 de Mayo de 2019 7:06 am


SIN querer, pero queriendo, pertenezco a dos sindicatos de trabajadores de la educación. Mi incorporación a las instituciones educativas y a los sindicatos fue en automático. Será mi buena suerte o será que el momento histórico en que me incorporo a la fuerza productiva del país daba las condiciones para que se dieran de modo favorable, es decir, sin huelgas, sin despidos o alguna otra situación que lamentar. En síntesis, soy afortunado de pertenecer a dos sindicatos de trabajadores de la educación. Y cuando digo en síntesis, se podría pensar que allí concluyo, pero no, mis reflexiones apenas comienzan. 

Los sindicatos surgieron como respuesta de los trabajadores a los efectos más perniciosos de la industrialización. Los primeros sindicatos se crearon en Europa occidental y en Estados Unidos a finales del siglo XVIII y principios del XIX, como reacción ante el desarrollo del capitalismo. El movimiento sindical o sindicalismo es la parte del movimiento obrero que se organiza mediante sindicatos, una organización que reúne a los trabajadores a partir del trabajo que desempeñan con el fin de defender sus intereses comunes ante los empleadores y los gobiernos, aparecida en el siglo XIX. Entonces, es un logro del colectivo de trabajadores para buscar el beneficio de los trabajadores.

Los principales objetivos de los sindicatos son: Representar a los trabajadores en los derechos de contratos individuales de trabajo. Representar a los afiliados en la negociación colectiva. Velar por el cumplimiento de las leyes de trabajo y seguridad social (https://www.gestion.org/que-es-y-cuales-son-los-objetivos-del-sindicato/). Si no lo hicieran los sindicatos, la clase trabajadora estaría sujeta a una esclavitud como la daban los hacendados a los campesinos de la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del XX. 

Pero, hemos aprendido, a través de los medios de comunicación, que el sindicato es nocivo para la calidad, que trunca procesos de toma de acuerdos hasta no conseguir lo que se han planteado como meta justa. También se acusa de corrupción a las y los líderes y lo peligroso que es cuando convencen a los sindicalizados y los dividen, generando otros sindicatos en paralelo o planteando el derrumbe del líder para apoyar a otro con el que el patrón negociará a su favor y en demérito de los trabajadores. El poder y la certidumbre que da el sindicato al trabajador marca la diferencia entre lo que el patrón debe pagar y lo que finalmente pagará. Las partes pierden fuerza cuando una de ellas copta a la otra o cuando están confrontadas de manera total.

Algunos sindicatos han transitado de ser una organización adscrita o que da apoyo a un partido político a tener su propio partido político. Pero, sus agremiados no lo asumen como suyo y eligen a otro partido como el que los representa, pero no los representa. Hablando desde el sentido común del talón de cheque de ambos empleos, les puedo decir que habrá que revisar el papel de los sindicatos y el papel de los trabajadores en relación con los sindicatos. Tales conceptos son: prima de antigüedad, vacaciones, beca al desempeño, incentivo por el día del maestro, canasta básica, etc. 

A mi parecer, hay una sinrazón en el rompimiento y pérdida de confianza de los trabajadores con sus sindicatos, y no deberían ser enemigos, a menos que ya tengan lista una estructura para un nuevo sindicato o hayan diseñado la estrategia sindical para hacer frente al embate del patrón, quien busca pagar menos y a menos trabajadores, utilizando el elemento de la tecnología y sistematización de procesos con las máquinas y medios electrónicos. ¿Desaparecerán los sindicatos? Más nos valiera que no, porque el mundo laboral se convertiría en un espacio de atropellamiento entre unos a otros. ¿Entreguista yo?, sí cuando la maledicencia le llama entreguismo a la lealtad institucional.


*Profesor investigador de la UdeC. Miembro del SNI, nivel 1.