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Psico-tips



GERARDO OCÓN DOMÍNGUEZ

Máscara contra cabellera


Domingo 19 de Mayo de 2019 8:17 am


RECIENTEMENTE se avivó un poco el debate de la cabellera larga dentro las escuelas y colegios, gracias a que cierto padre de familia decidió defender el derecho de su hijo a traer el cabello largo dentro de la escuela a la que asiste. Este proceso llegó a tales latitudes que hubo que tramitar un juicio de amparo ante las autoridades correspondientes, mismo que derivó en un desenlace un poco sorpresivo, en contra de la institución.

Pero, ¿qué tiene que ver este asunto con la psicología? El argumento de la sentencia es que obligar al estudiante a traer el pelo corto atenta contra el libre desarrollo de la personalidad, así como contra la igualdad de género. Por otro lado, hay tribus que confieren poderes sobrenaturales (o quizá menospreciados) a la cabellera larga. No tanto como Sansón, pero casi.

Pero el que los hombres debamos traer el cabello corto es una cuestión reciente en la historia de nuestro país, ya sea por reglamento o por cultura. De hecho, si consideramos la historia, existen personajes masculinos históricos y de ficción que se representan frecuentemente con cabello corto, tales como Jesucristo, Leonardo Da Vinci, Alberto Durero, Albert Einstein, Karl Marx, John Lennon, entre muchos otros. Parece ser que se deriva de la practicidad administrativa para distinguir los géneros y enviar a los hombres a combate, a partir de la Primera y Segunda Guerras Mundiales. El aseo era difícil y era una forma práctica de combatir las infestaciones de piojos.

Esas guerras ya son cosa del pasado, pero más allá de eso, las prácticas de higiene actuales nos permiten, con mayor facilidad que antes, tener un cabello pulcro a mujeres y hombres por igual. En ese sentido, el argumento de que traer el pelo corto es por higiene queda obsoleto, pues entonces también debería exigirles lo mismo a las mujeres. Si se analizan con cuidado los reglamentos escolares, podemos encontrar ésta y otras reglas que se siguen acatando por alguna razón.

Aunque muchos padres no estarán de acuerdo, y probablemente menos los académicos, muy probablemente más de algún adolescente masculino desearía dejarse crecer el cabello un poco más allá de lo permitido por la escuela. Y para comprobar que no es un tema frívolo, sólo basta entrar a una estética para observar la cantidad de productos que existen para darle cuidados y hacer cambios de apariencia. E independientemente del género, millones de personas estamos dispuestos a invertir en nuestra imagen, buscando los zapatos exactos que combinen con el vestuario adecuado, sin faltar el peinado para la ocasión. En ese sentido, a diferencia de los hombres, las mujeres tienen mayor acceso a la variedad, pues el cabello largo da mayor oportunidad de experimentar con diferentes peinados (forma), tintes (color), accesorios (brillantinas, peinetas, donas, ligas, estoperoles y lo que se les ocurra).

El fallo de la sentencia es a favor de la libertad de expresión.

En lo personal, me hubiera gustado que me hubieran dado permiso de dejarme crecer el cabello, aunque fuera sólo para darme cuenta que es poco práctico: se necesita más shampoo, me tardaría más en la regadera, hay que peinarlo más seguido, comprar accesorios… es una joda. Pero existen millones de personas en nuestro planeta que están dispuestas a pagar ese precio. Si no me cree, pregúntele a cualquier mujer con cabello largo.

El tema seguirá siendo polémico por un largo tiempo, hasta que en México se permita, como en otros países, que usemos el cabello como queramos, siempre y cuando sea limpio. Obviamente, es un valor que no debe ser menoscabo de otros, como la educación, el amor, la empatía y el respeto. Y yo respeto que otras personas traigan el cabello largo.

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*Psicólogo


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