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En solfa



HÉCTOR SÁNCHEZ DE LA MADRID

¡A trabajar, no a pelear!


Miércoles 22 de Mayo de 2019 7:45 am


Para Daniel, mi nieto,

que hoy cumple 17 años.


TAL parece que la principal característica de la 4 Transformación del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, emanado del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), es el de la riña y la confrontación, por encima de cualquier otro cambio positivo que venga aparejado con el supuesto nacimiento de un nuevo régimen político, económico y social.

Habiendo rebasado la décima parte del mandato constitucional (durará 5 años 10 meses), la cualidad principal de la administración federal actual es el discurso beligerante y separatista del presidente López Obrador y de la mayoría de quienes ocupan cargos públicos importantes a nivel nacional y estatal, como lo constatamos cotidianamente en nuestra entidad.

No hay día en que el Mandatario nacional no suelte improperios y amenazas contra periódicos, periodistas, empresarios chicos y grandes, funcionarios y políticos del pasado reciente y del presente, replicados de inmediato por los integrantes de su Gabinete, servidores públicos en los estados y legisladores federales y locales, lo que está creando un ambiente de terror y zozobra.

Más temprano que tarde ese entorno que se está generalizando en el territorio mexicano, habrá de enfrentarnos y dividirnos con un gran costo social, económico y político, sin dejar nada bueno a nadie en el corto y mediano plazo, aunque quizá lo que se busca, a largo plazo, es el desestabilizar al país para hacerlo presa de un gobierno autoritario que terminaría reprimiéndonos.

Sin embargo, el 15 de marzo, el Presidente de México afirmó en su conferencia mañanera, sin que nadie le preguntara, aunque obligado por la ola de críticas y comentarios surgidos por la amañada e invisible consulta popular sobre la revocación del mandato, que: “No soy un ambicioso vulgar, voy a servir si lo decide el pueblo 6 años y al final de 2024 termino mi mandato”.

En el lenguaje críptico y cifrado que emplea Andrés Manuel, podríamos traducir que si “el pueblo bueno y sabio”, como le gusta calificar a las grandes masas, decide y le pide en 2024 prolongar su periodo constitucional, es obvio que no le quedaría de otra que aceptar y “sacrificarse” por un sexenio más o los que le ordenen y aguante el “sufrido” y controvertido político.

Por más que me esmero en hallar alguna acción o declaración positiva del titular del Poder Ejecutivo federal, no la encuentro por ninguna parte, sí en cambio declaraciones inverosímiles de López Obrador como la de “poner su plaquita (a las próximas obras de infraestructura) que diga: esto se obtuvo de lo que se quitó a tal político corrupto”, financiadas con el decomiso realizado a grupos delincuenciales y de cuello blanco.

Déjenme explicarles para que me entiendan mejor: durante su reciente visita a Tabasco, su tierra natal, Andrés Manuel declaró que los recursos obtenidos del combate al crimen organizado y a los políticos corruptos “serán utilizados para mejorar caminos y obras que mejoren (sic) la calidad de vida de los municipios” y se les pondrá una plaquita que indique que se hizo con dinero “del cártel fulano” o “de lo que se quitó a tal político corrupto”.

Esto es, por lo expresado por el jefe de la Nación, habrá carreteras, caminos vecinales, puentes, presas, escuelas, hospitales, etcétera, que llevarán los nombres de Joaquín El Chapo Guzmán, Ismael El Mayo Zambada, Rafael Caro Quintero y una pléyade de criminales más. Además, creó el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, otro desatino que se suma a tantos más que no tienen pies ni cabeza.

Antes de cumplir sus primeros 6 meses, la popularidad del Presidente de la República ha bajado algunos puntos porcentuales, precisamente por la cascada de errores y la falta de aciertos, lo cual podría ser el preámbulo del declive de su imagen y la pérdida de fuerza del Gobierno Federal y de él mismo, pero sobre todo del freno al desarrollo y progreso del país que pudiera llegar a la parálisis.

Es lamentable que la fortaleza política que le dieron 30 millones de votos a López Obrador en las elecciones de 2018, comience a diluirse por la falta de estrategias políticas, económicas y sociales adecuadas a la situación que atraviesa la Nación y lo que es más grave aún, por la ausencia de reconocer que están equivocadas y que de continuar por el mismo camino nos llevarán a la ruptura y al fracaso.