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Escenario político



GABRIEL GONZÁLEZ CASTELLANOS

Hay avances


Miércoles 22 de Mayo de 2019 7:43 am


LOS maestros progresistas han luchado por la defensa y el fortalecimiento de la escuela pública, el laicismo y la gratuidad de la educación en todos sus niveles, por la esencia democrática educativa que hace de la escuela una institución formadora de conciencias analíticas, críticas, para intervenir en la consecución de una sociedad más justa.

Lo han hecho con vocación magisterial, a pesar de la represión, como en el 58, o en etapas oscurantistas de charrismo sindical, luchando contra caciquismos como el de Robles Martínez, Jonguitud Barrios y el gordillismo instaurado desde 1989, siempre, organizados desde lo que fue el Movimiento Revolucionario del Magisterio (MRM), la Corriente Sindical Independiente y Democrática (Cosid), el Frente Magisterial Independiente Nacional (Fmin) y otros grupos de maestros progresistas, hasta concluir en la CNTE de 1979 hasta nuestros días.

Veintinueve años y medio después, la CNTE se entrevista por primera vez con un titular del Ejecutivo federal, para tratar asuntos de la reforma educativa aprobada recientemente, sobre los que persisten algunas objeciones en torno a la presencia de elementos de la reforma peñista, fundamentada en la vocación gerencial neoliberal.

No confundir una reforma educativa que implica cambios en contenidos temáticos, metodología y precisión en sus bases gnoseológicas, ontológicas, axiológicas y teleológicas, con la perniciosa reforma peñista, porque ello sólo fue la adecuación de la reforma laboral gerencial a las condiciones del magisterio, para dejarlo indefenso.

En este año escolar, se pusieron en marcha los contenidos programáticos de lo que se llamó nuevo modelo educativo, de origen tecnócrata. En la misma tesitura de las supuestas reformas anteriores, específicamente desde el salinismo, el análisis del contenido y de los resultados de todas ellas, demuestran su sentido tecnocrático y su preeminencia utilitarista.

No hubo observancia alguna si tal modelo responde a las necesidades sociales como corresponde a la realidad objetiva, sino que se sigue privilegiando el papel de las necesidades de la planta productiva como generadora de mano de obra barata y tecnificada, al servicio del capital. Y un modelo educativo que aplica criterios de rentabilidad a una institución social llamada escuela, como si fuera una pequeña empresa, le quita por completo la sustancia formativa que le da esencia.

Ahí están los maestros con exceso en la labor administrativa llenando papeles, motivando que el docente tenga menor tiempo en la atención del asunto pedagógico, puesto que el taylorismo como sistema extenuante de trabajo, aplicado a la educación, con sus mecanismos burocráticos inherentes, tecnifica la labor didáctica, involucra al maestro en el desarrollo de una educación domesticadora que sólo sirve como instrumento de explotación, porque adapta a las nuevas generaciones a ser pequeños engranajes de una monumental maquinaria capitalista.

Dicho sistema se basa en la distribución injusta de la riqueza con todas sus secuelas, como la acumulación de la riqueza en pocas manos y el crecimiento de la miseria en millones de mexicanos. Una educación así, no responde a las necesidades sociales.

Es necesario un modelo educativo que haga de la acción docente una labor progresista, colocarla al servicio del desarrollo social y no sólo al servicio de los señores del dinero. Es además, colaborar a concretar el proyecto histórico educación y formación democrática. Ejercerla, es un derecho que todos tenemos para incidir en la toma de decisiones de gobierno y establecer la justicia social.

Hay avances, como se muestra en la propia reunión, la reapertura de El Mexe, la orientación hacia el normalismo como elemento básico para nutrir la presencia docente en las escuelas. Lo que sigue, deberá ser el resultado de la acción de los docentes, he ahí la tarea inmediata como urgente.