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Justicia ciega



MANUEL AHUMADA DE LA MADRID

El celular y los accidentes viales


Jueves 23 de Mayo de 2019 7:43 am


CADA vez es más frecuente enterarnos en los medios de comunicación y redes sociales, de personas que sufren accidentes o mueren como consecuencia de intentar tomarse una selfie con su teléfono celular. Parece que se ha convertido en una moda o de los mal llamados retos, el ponerse en situaciones extremas para compartir la foto que se volverá viral, con consecuencias a menudo nefastas por el riesgo en que se ponen, la mayoría de ellos, jóvenes o niños. Es como si la tecnología se hubiese vuelto contra nosotros, o mejor dicho, como si no estuviéramos todavía preparados para el uso responsable de esta moderna herramienta que son los llamados smartphones.

Pero si las selfies atrevidas han causado daños físicos e incluso la muerte a sus usuarios, no menos debemos decir de lo que ocurre en las calles y carreteras, donde la distracción por el uso del celular, aunque sea por unos segundos, tanto de los peatones como de los conductores, ha generado eventualidades de fatales consecuencias, al grado de que ya en México constituyen la primera causa de accidentes automovilísticos, superando al manejo en estado de ebriedad y al exceso de velocidad, según lo refiere en una nota Miguel Guzmán Negrete, director del Centro de Experimentación y Seguridad Vial (Cesvi). Recientemente, han circulado algunos videos ilustrando este problema, tanto con situaciones de accidentes reales como con situaciones simuladas, pero a cual más de impactantes, por poner atención a situaciones que en la mayoría de los casos no lo ameritan, como mensajes que podrían ser postergados en su lectura o llamadas inocuas.

Lo peor es que difícilmente las autoridades de Vialidad pueden hacer mucho, pues aunque las multas suelen ser cada vez más elevadas por colisión como causa del uso del celular, es complicado detectar y atribuirle esa causa al percance, más no imposible, pues también la tecnología cada vez opera más a favor de quienes están encargados de hacer respetar la ley y evitar sucesos de esta naturaleza. El problema es que estamos ante una costumbre global generalizada, una especie de adicción, podría decirse. Desde luego, la educación vial debe ser la primera fuente para prevenir accidentes con motivo del uso del celular, y niños y jóvenes deben ser prácticamente “bombardeados” con avisos, anuncios y mensajes sobre las consecuencias de conducir y distraerse con los teléfonos móviles.

Tal vez llegue el momento, dada la enorme cantidad de conductores y peatones que hacemos esto de manera incorrecta, que los fabricantes de vehículos y de semáforos peatonales encuentren la forma de generar dispositivos electrónicos que bloqueen la señal cuando el vehículo está en movimiento o cuando el semáforo está en rojo para el peatón. Así se evitaría dejar a criterio y conciencia de cada quien usar o no el celular en distracciones trascendentales. Hace algunos años se logró un avance con los dispositivos “manos libres”, que permiten manejar sin distraerse para tomar el celular, pero la distracción sigue al hablar, y sólo mitiga un poco esos efectos, pues en muchos casos la distracción del conductor ocurre por leer mensajes mientras el automóvil se encuentra en movimiento.

Mientras no haya una solución tecnológica al uso indebido de celulares en las vías públicas y carreteras, lo único que nos queda, además de emplear mecanismos más efectivos para sancionar a los infractores, es ponernos el saco de la conciencia y decirnos, cada vez que nos ponemos al volante o pretendemos caminar para cruzar una o más calles, que dejaremos el teléfono en paz por un rato, o lo utilizaremos sólo para escuchar música. No es tan difícil, después de varios años de no estar acostumbrados a usar el cinturón de seguridad, la mayoría, ya consciente o inconscientemente, lo usamos. Después de todo, la salud, seguridad, economía y la vida de nosotros y de los otros va de por medio.