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La palabra del domingo



ÓSCAR LLAMAS SÁNCHEZ

Templos del Espíritu Santo


Domingo 26 de Mayo de 2019 7:54 am


EL Evangelio de este domingo, nos dice que Jesús anunció a sus discípulos la venida del Espíritu Santo, y a la vez los preparaba a su partida, o sea, su próxima ascensión a los cielos.

Estas son las palabras de Jesús, rebosantes de ternura: “El que me ama, cumplirá mi palabra, y mi Padre lo amará y haremos en Él una morada. Les he hablado esto ahora que estoy con ustedes, pero el Paráclito, el Espíritu Santo que mi Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo cuanto yo les he dicho. La paz les dejo, mi paz les doy. Me voy, pero volveré a su lado”.

Cristo Jesús, el Hijo de Dios que asumió la naturaleza humana, nos ha revelado el misterio de la Santísima Trinidad. El Padre y el Hijo en unión esencial con el Espíritu Santo, vienen a hacer una morada en nosotros para redimirnos y salvarnos.

Cuando los católicos decimos: “Creo en el Espíritu Santo”, estamos profesando la fe en la tercera persona de la Santísima Trinidad, que procede del Padre y del Hijo, y que del Padre y del Hijo recibe una misma adoración y gloria. El Espíritu Santo ha sido enviado a nuestros corazones para que recibamos la nueva vida de hijos de Dios. El Espíritu Santo es invisible, pero lo conocemos por su misión reveladora con Cristo en su Iglesia.

El Espíritu Santo edifica, anima y santifica a la Iglesia como espíritu de amor, nos devuelve a los bautizados la gracia de Dios, perdida a causa del pecado y nos hace vivir en Cristo la vida misma de la Trinidad santa. Nos envía a dar testimonio de la verdad de Cristo y nos organiza en las respectivas funciones, para que todos demos el fruto del Espíritu.

La Iglesia tiene conciencia de que es guiada por el Espíritu Santo. En el último concilio ecuménico, o sea, el Concilio Vaticano II, de nuestro tiempo, los 2 mil 400 Obispos de todo el mundo, expresaban claramente que era el Espíritu Santo el que admirablemente guiaba a la Iglesia.

Surgen nuevos problemas y se requieren nuevas soluciones. La promesa de Cristo nos asegura el camino. Es confiar en la guía y la fuerza del Espíritu Santo para hallar las respuestas cristianas, las actitudes evangélicas en estas nuevas situaciones, sin miedo, con aquella inmensa confianza que suele darnos el saber que el Espíritu Santo, el Espíritu de Jesucristo, está con nosotros.

Amigo(a): El Señor Jesús nos ha dejado su Espíritu y su paz, nos ha prohibido el miedo, nos quiere alegres,  porque nos ha prometido un lugar junto al Padre. Tenemos que recuperar el coraje de nuestra fe, y esforzarnos por cumplir sus exigencias. Entonces  vivirán con nosotros: Cristo resucitado, el Padre celestial y el Espíritu Santo. Seremos un templo espiritual donde habita Dios mismo.