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SERGIO BRICEÑO GONZÁLEZ

Dos Presidentes, un Trump


Martes 11 de Junio de 2019 7:17 am


TODOS hemos sido víctimas de la propensión de Donald Trump a extorsionar vía Twitter a sus socios comerciales, lo mismo que a sus adversarios políticos y a todo aquel que se atraviese en su timeline, pero nunca lo habíamos visto tan decididamente agresivo con un México donde se reproducen como hierbas campiranas las empresas gringas desde hace por lo menos 2 siglos.

Su más reciente amenaza como Presidente de Estados Unidos y como influencer de la red social del pajarito, es la de aplicar aranceles a todos los productos que llegaran de México. En apenas 72 horas, un grupo de choque similar al SWAT desactivó la bomba arancelaria a través de una serie de malabares que sería largo enumerar, pero de los cuales entresacamos un par: la cara triunfalista del canciller de cuello largo, Marcelo Ebrard, y las sonrisas a botepronto de Mario Delgado Carrillo, nuestro colimense favorito que ahora se las gasta en las ligas mayores y nos demuestra, una vez más, que él es el bueno para la presidencial de 2024 o para la intermedia de 2021, si Andrés Manuel López Obrador no alcanza la cuota mínima en la consulta por revocación de mandato.

Las agresiones de Trump las sentimos todos los mexicanos a mitad de la mordida de un taco de carnitas o de unos tamales de doña Julia. Es lo normal. Si bien estamos habituados al golpeteo de sparring en que nos ha convertido el líder del gigante del Norte, cuya asimetría económica con nosotros es monumental, no nos había tocado en esta época de la Cuarta Te un desafío tan directo como el del señor a quien acaban de colocar los mismos mexicanos el siguiente apodo: “Cabeza de maraca de curandera”.

Tal afrenta en esta nueva dimensión de la política nacional, comparable al juarismo y al maderismo, nos convocó no solamente en Tijuana, sino en todos y cada uno de los televisores y estaciones de radio que transmitieron lo que muchos esperábamos sería una exhibición del músculo popular del tabasqueño, pero que no quedó sino en celebración al más puro estilo priista, con flyers y lonches incluidos, además de la clásica gorra para aguantar el sol, que en la zona fronteriza es curiosamente más duro que en el resto de la República.

No le di crédito a una persona que me dijo en estos días que le resultaba muy extraña la coincidencia entre la orden de captura a Lozoya y el round de sombra que nos aventamos con el Presidente de Estados Unidos, pero luego me quedé pensando en la posibilidad de un proceso de apropiación total de nuestras reservas petroleras propiciado por el propio Lozoya, para ahora sí entregarles a los vecinos nórdicos todo aquello por lo cual peleó no sólo el Tata Cárdenas, sino desde mucho antes los generales zapatistas. No es improbable el escenario, sobre todo cuando eres fan de CSI o de Jack Ryan.

En el otro extremo tenemos las acciones de los demócratas de la Unión Americana, cuya principal vocación es impedir que se reelija el año que entra, bajándole puntos porcentuales de aceptación ciudadana al señor Trump, un “mal hombre” que se ha servido del cargo para arremeter contra Naciones incómodas como si estuviera jugando al Turista. No hay nada malo en ello si eres tú el que tiene dinero para comprar los hoteles y los pozos petroleros, aunque sean de plástico. Pues bien, los demócratas no han podido con Trump y tampoco podremos los mexicanos. En uno de sus más recientes tweets quedó demostrada no sólo su formación hollywoodesca, incrementando el suspenso sin necesidad de donaldbots, sino su vocación de ingeniero del Siglo 21, al intentar construir un muro artificial con personajes reales y albañiles de primera mano, que no le costará ni una “cora” y le servirá como cámara de descompresión para que los inmigrantes centroamericanos lleguen desinflados a las fronteras texanas, si es que llegan.

Nadie ganó aquí y si por fuerza queremos hablar de victorias, hay para los dos bandos. Trump nos revelará en el siguiente episodio de su primera temporada qué oscuro compromiso no se mencionó en la información boletinada sobre al acuerdo alcanzado y AMLO nos volverá a decir en su tradicional mañanera que sigue con la mano abierta esperando que su homólogo norteño deje sus ocupaciones, tome el primer avión y venga a estrechársela.