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Innovemos algo ¡ya!



MARÍA EUGENIA GONZÁLEZ PEREYRA

Y lo no tan bueno, también


Domingo 16 de Junio de 2019 7:41 am


CELEBRAR a papá es una buena oportunidad para crear memorias agradables. Recuerdo que un día estaba yo envolviendo algo para papá, era Día del Padre y yo estaba feliz. Coincidentemente, también era mi cumpleaños, la doble celebración me emocionaba, corría el año 1974. Queriendo sorprender a papá, él se me adelantó, me cantó Las Mañanitas, como cada año lo hizo en vida, y me sorprendió con un reloj de pulsera –de niña grande– y una bicicleta; lo mejor fue que ese mismo día, papá me enseñó a andar en bici sin las rueditas de apoyo. 

Sí, el regalo fue formidable, pero más lo fue fijar en mi conciencia el saberme amada, valiosa, importante, y tan responsable como para poderme hacer cargo de mi tiempo. ¡Papá estaba ahí, enseñándome a ir por la vida con seguridad y sin muletas!

Regalar no es sólo comprar y listo, es detenidamente buscar y adquirir que ese “algo”, sea una cosa o un espacio memorable, que hará saber a tu ser querido que es importante y amado. Es mostrar que es tal tu atención por su persona, que puedes saber lo que le agrada y le da felicidad. Es un “te amo” en acción, que requiere de pasión, reconocimiento y gratitud por el otro, y claro, atreviéndote a expresárselo con tus posibilidades; siempre con tu energía plasmada de una buena y dulce intención.

Creo que lo mejor podemos recibir de papá, más que una bici, es el reconocimiento, el respeto, que él honre y cuide a mamá, su ejemplo, su aprobación, su apoyo, ese cuidado que nos da la sensación de ser protegidos y libres para crecer, mientras él nos resguarda de todo padecer. Papá es importante, es necesario en lo emocional y está bien que esté sanamente cercano, sobriamente atento, emocionalmente dispuesto y ahí, para nosotros, cuando niños, cuando adolescentes y, ¿por qué no?, de adultos también.

Pero, ¡ay, los peros!, cuando papá no está en casa, sea por el motivo que sea, como por muerte, enfermedad, adicciones, otra familia, abandono, inmadurez, violencia, carácter seco y distante, mucho trabajo, o porque ha dejado la crianza totalmente en manos de mamá, se genera lo que se conoce como “la herida de padre o el hambre de padre”; un dolor profundo, lacerante que se queda punzante y que nos marca; crecemos distinto y con más quebrantos.

La falta del padre es difícil para los hijos varones, y para las hijas también; afecta su desarrollo y su propia identidad; el conocer y saber que perteneces a tu familia completa, que has tomado la vida de un papá y de una mamá, que entre ambos se respetan y honran, es importante. El tener en un buen lugar a papá, sea él presente o no,  nos permite crecer mejor.

Papá representa la palabra (hablar), la acción (salir de casa), la toma de decisiones, la autoridad (tener límites), los buenos estudios (aprobación paterna), el trabajo (el éxito y reconocimiento paterno), la abundancia (la buena administración y la multiplicación de los bienes), en suma, la fuerza en el mundo para sostener la vida. Y aunque, a veces, mamá abarca ambos roles en la crianza, lo ideal es que dichas enseñanzas las tomemos de él.

Con la herida del padre hay dolor; los pequeños buscarán cubrir sus necesidades de cercanía y aprobación con un pariente, un amigo mayor de edad, en un jefe, en un maestro, en una figura de autoridad; en el caso de las mujeres, en múltiples parejas, o incluso en los límites de una cárcel para los varones; para otros quizás sea llenar el vacío y anestesiar el dolor con adicciones. Por eso y más, tú, papá, ¡sí eres importante!

Innovemos algo ¡ya!, los niños tienen derecho a su papá; si la pareja lastimó a veces, mamá se hace cargo y si quedó enojada, inconscientemente evitará que los hijos amen al padre. Con ello los paralizará; los varones tal vez no querrán ser hombres “adultos”, como aquel a quien mamá aborrece, y las niñas, a lo mejor lo buscarán en múltiples parejas o con violentos depredadores; ambos se perderán añorando el ser reconocidos y protegidos por papá.

A todos los padres, con todo lo bueno y lo no tan bueno también: ¡muchas felicidades!


*Terapeuta psico-emocional


innovemosalgoya@gmail.com