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De ayer y de ahora



ROGELIO PORTILLO CEBALLOS

La comunicación en familia


Domingo 07 de Julio de 2019 7:25 am


I/II


INICIEMOS diciendo que los seres humanos somos sociables por naturaleza. Nacemos en un grupo primario: la familia. Ningún ser humano se basta a sí mismo. La vida se mantiene por los apoyos e intercambios con otros. El niño requiere de cuidados prolongados y su desamparo y dependencia imponen la necesidad de que sea educado por personas a quienes el bienestar del niño interesa. Aquí empezamos a hablar de comunicación. Imposible no comunicarse, ya que no se podría vivir. ¿Cómo se comunica el recién nacido cuando tiene hambre? Llora. ¿Qué hace cuando está contento? Sonríe. ¿Cuándo le quitas un juguete? Se enoja o molesta.

Podemos hablar ya de dos tipos de comunicación: la no verbal, como los gestos, la mirada, el tono de voz, las posturas, los abrazos, las caricias; y la comunicación verbal, que tiene que ver con las palabras, el lenguaje. Nos comunicamos tanto no verbal como verbalmente, aunque considero que la proporción de comunicación no verbal es mayor. Muchos problemas de comunicación derivan de la errónea traducción de un lenguaje al otro. Así, mediante mi conducta puedo mencionar o proponer amor, odio, pelea, etcétera, pero es la otra persona la que le atribuye valores de verdad positivos o negativos a mi propuesta. Por amor, le puede regalar un ramo de flores un hombre a su esposa, pero ella, si es suspicaz y recelosa, puede adjudicarle otro significado.

Cuando nace un bebé, trae un “equipo” instintivo de respuestas emocionales con lo que da a conocer su situación o estado. Son respuestas instintivas como fuerzas biológicas, involuntarias e inconscientes. Aquí se abre otra posibilidad de ver a la comunicación: una es inconsciente, automática, que opera muchas veces instintivamente y otra es consciente, reflexiva, racional.

Todas las personas viven en un contexto y el contexto más significativo para la vida de una persona es la familia. La comunicación se da en el contexto de la familia. La familia es un sistema que está en constante intercambio (comunicación) con el medio ambiente; está conformada por integrantes que están en una constante interdependencia unos con otros, de tal suerte que lo que le puede suceder a uno de los miembros le afecta necesariamente a los demás.

Virginia Satir, en su libro Nuevas relaciones humanas en el núcleo familiar, señala a la comunicación como uno de los aspectos clave de la vida en familia, destacando la importancia de los métodos que utilizan las personas para expresar sus ideas, emociones y sentimientos a los demás. Insiste en que en todas las familias con problemas la comunicación es indirecta, vaga y poco sincera. Menciona que la comunicación tiene muchos aspectos; que es el calibrador con el cual dos individuos miden la autoestima del otro. Toda comunicación es aprendida. Todos los individuos aportamos los siguientes elementos al proceso de comunicación: Aportamos nuestros cuerpos, valores, nuestras expectativas, nuestros órganos de los sentidos, nuestra capacidad para hablar, aportamos nuestro cerebro, los almacenes del conocimiento, lo aprendido de experiencias pasadas, lo que hemos leído y asimilado. En la comunicación te asigno características según la interpretación que hago de ti. Veo al “otro(a)” con los “lentes” de mis experiencias, valores y vida que he tenido.

Hay patrones que rigen la forma en que la gente se comunica. Satir menciona cuatro tipos que la gente utiliza: el aplacador, que trata de agradar, se disculpa y nunca se muestra en desacuerdo; el acusador, que encuentra defectos, adopta una actitud de superioridad, acaba con todos y todo; el calculador, un individuo correcto, razonable, que no muestra sentimiento alguno, parece tranquilo, contenido; el distractor, que no va al grano de las cosas, sale con un tema distinto, ignora las preguntas que le hacen, anda haciendo esto aquí, volteando allá… ¿Usted dónde se ubica?