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Tiempo fuera



HÉCTOR SÁNCHEZ DE LA MADRID

Primero 2021, después 2024


Miércoles 10 de Julio de 2019 7:20 am


MUCHOS de los provincianos que emigran a la capital del país y triunfan en las altas esferas de la política nacional, al regresar y tratar de hacer lo mismo en su terruño pocos obtienen los resultados óptimos que tuvieron fuera de su lugar de origen. Como en todo, hay excepciones, sin embargo, son más los que alcanzan el éxito en la metrópoli y fracasan localmente, que aquellos que tienen logros en uno y otro lado.

Un ejemplo es el ingeniero Jesús Robles Martínez, quien se formó políticamente en el Distrito Federal y construyó una carrera importante que trascendió en la República mexicana, al convertir al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación en un organismo poderoso, que funcionó durante décadas como uno de los pilares del sistema político y partidario de los gobiernos priistas, hasta que a principios de este Siglo la lideresa Elba Esther Gordillo Morales rompió esa relación en el desencuentro que tuvo con el entonces presidente del PRI, Roberto Madrazo Pintado.

La fuerza política del ingeniero Robles Martínez lo llevó a ser una de las piezas fundamentales para la victoria del candidato tricolor a la Presidencia de la República, Gustavo Díaz Ordaz, en 1964, quien ya como Mandatario lo nombró director general del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos, en 1965, equivalente en ese entonces a una Secretaría de Estado.

El político colimense rebasó al gobierno inicial y culminó su cargo al finalizar la administración siguiente que encabezó el presidente Luis Echeverría Álvarez, retirándose de la vida pública después de sufrir una tragedia familiar.

Aunque nunca aspiró a la candidatura de su partido, el Revolucionario Institucional, al Gobierno del Estado, auspició grupos políticos en el territorio que lo vio nacer, mismos que no supo o no quiso controlar, diluyéndose su fuerza política en los conflictos y desavenencias de sus adeptos insertados en grupos antagónicos.

Aun así, fue el factor determinante para que el profesor Pablo Silva García fuera nombrado candidato y después Gobernador del Estado para el periodo 1967–1973.

La sapiencia y habilidad con la que se condujo en el espectro nacional el también presidente de la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos del Instituto Politécnico Nacional y secretario general de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado, fue muy superior a la que desarrolló en su entidad oriunda, me llegó a comentar mi papá, Don Manuel Sánchez Silva, amigo leal del ingeniero Robles Martínez.

Bastantes años después, otro colimense está en la cúspide de la política nacional, después de ocupar dos altos cargos en la jefatura de gobierno del entonces Distrito Federal (secretario de Finanzas y secretario de Educación), convertirse en Senador de la República y en la actualidad Diputado federal, coordinador de la bancada de Morena y presidente de la Junta de Coordinación Política.

Se trata de Mario Delgado Carrillo –obviamente usted ya lo había identificado–, economista de profesión y político en la práctica, que ha brillado en todas y cada una de las difíciles iniciativas y enmiendas que le ha encargado el presidente Andrés Manuel López Obrador para su aprobación en la Cámara de Diputados, mismas que con inteligencia y pericia sacó adelante.

Mario Delgado es amigo cercano del canciller Marcelo Ebrard Casaubón –precandidato natural de Morena a la Presidencia de la República–, con quien colaboró en la jefatura de Gobierno del D.F., por lo que en consecuencia es parte del proyecto transexenal que busca llevar a Marcelo Ebrard a la Primera Magistratura de la Nación en 2024. La aspiración del secretario de Relaciones Exteriores es viable y legítima, que cuenta con el apoyo y la adhesión del joven colimense.

Está claro, entonces, que Delgado Carrillo ha triunfado en el ámbito nacional y es una de las principales estrellas del equipo de colaboradores de López Obrador, como también pertenece al grupo primario que trabaja e impulsa el plan de hacer candidato y luego Presidente de la República a Ebrard Casaubón.

Al mismo tiempo, Mario Delgado es precandidato lógico al Gobierno del Estado de Colima para el inminente 2021, para lo cual reúne características y circunstancias idóneas, siempre y cuando haga lo necesario para alcanzar la candidatura de Morena.

En una balanza bien nivelada, Delgado Carrillo tiene las mejores cualidades para ser Gobernador del Estado, por encima de las y los demás aspirantes de Morena, sin embargo, debe realizar lo adecuado, venir más a Colima y dejarse ver por la gente, traer recursos y beneficios a la entidad, hacer proselitismo con personas y grupos disímbolos, formar un equipo profesional eficiente que lo apoye e impulse, si de verdad le interesa la gubernatura de Colima.

Todavía tiene tiempo –no mucho– para empezar a realizar lo anterior, no más allá de 3 ó 4 meses para arrancar la tarea que lo consolide como la figura ideal para gobernar la entidad para el periodo 2021–2027. Una labor más que requiere hacer es unir a las y los morenistas, hoy divididos y enfrentados.

Le llegó la hora a Mario de dedicarle más trabajo político a su tierra natal, de platicar con sus paisanos, de conocer sus problemas y de ayudarles a resolverlos, de convencer a sus compañeros de partido y de sumar prosélitos; si no comienza a hacerlo pronto, la oportunidad se desvanecerá.

La capacidad, preparación y experiencia que tiene Mario Delgado le permite jugar en las dos canchas sin que interfiera una actividad con la otra, esto es, puede participar en el proyecto presidencial y al mismo tiempo en el afán estatal. De lograr la gubernatura en 2021, le serviría para apoyar el objetivo de 2024.