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Apuntes



MARIO CÁRDENAS DELGADO (ACPE)

Denuncias, más que renuncias


Jueves 11 de Julio de 2019 7:18 am


EL 21 de mayo pasado, Germán Martínez Cázares, hasta ese día director general del IMSS, cimbró por primera vez al gobierno de la Cuarta Transformación que encabeza Andrés Manuel López Obrador, al presentar su renuncia, argumentando, principalmente, los recortes de personal y la agresiva política de ahorros aplicada por la Secretaría de Hacienda que dirigía el hoy también renunciante Carlos Manuel Urzúa Macías.

De entrada, el ex presidente del PAN cuestionó a su ex jefe en estos términos: “El Presidente de México proclamó el fin del neoliberalismo, pero en el IMSS, algunas injerencias de Hacienda son de esencia neoliberal: ahorro y más ahorro, recortes de personal y más recortes de personal, y un rediseño institucional donde importa más el cargo que el encargo. Algunos funcionarios de la Secretaría Hacienda tienen una injerencia perniciosa en el IMSS y ponen en riesgo la vocación igualitaria, de justicia y, concretamente, de prestación de servicios de salud”.

Como es del dominio público, en este gobierno transformador nada se hace sin la bendición presidencial, así que la orden de intervenir en el IMSS, como lo denunció Germán, vino directamente del titular del Ejecutivo, no de Carlos Urzúa, que sólo fungió como operador.

En el mismo tenor reconoció que si bien el IMSS se debe transformar, “como lo ha ordenado el Presidente López Obrador”, el eje de su reforma deben ser las personas y no los funcionarios que trabajan en el IMSS; luego hizo ver que algunos funcionarios de Hacienda intentan una “remodelación cosmética donde, por ejemplo, se pretende reformar el Reglamento para colocar funcionarios administrativos en los estados desde la SHCP, y así anular a los Delegados que este Consejo Técnico aprobó”, restando con ello autonomía al Instituto.

Sobre el control del gasto por parte de la SHCP, Martínez señaló dos consecuencias fatales: una directa para el IMSS: pasillos de espera llenos de personas adoloridas y mal trato o retraso en la atención a pacientes; y un segundo efecto indirecto: el fortalecimiento de los servicios de salud privados, que ocasionará mayor gasto de las familias cuando sus seres queridos tengan un padecimiento, situaciones que ya ocurren, en perjuicio de los derechohabientes.

Luego volvió a la carga contra los funcionarios de Hacienda, a quienes acusó de no querer dialogar y aclaró que en estas circunstancias, el personal del IMSS sólo puede responsabilizarse de las decisiones que se toman ahí. “Nadie, en su sano juicio, se hará cargo desde el IMSS, de instrucciones o resoluciones falladas sólo en la Secretaría de Hacienda. Hacienda no puede desviar los ahorros del IMSS a otros fines, pues el Instituto no estará obligado a concentrar en la Tesorería de la Federación sus ingresos”, acusación grave que ni la Secretaría de Hacienda ni el líder de la 4T aclararon, ni tienen la intención de hacerlo.

Para cerrar, Germán Martínez dio una palmada al Mandatario nacional: “Creo y defiendo al Presidente de México, porque no es gerente de los que se creen dueños del país (Secretaría de Hacienda y Alfonso Romo, entre otros). No es florero de nadie, como él lo dice. Seguiré su ejemplo: tampoco yo seré florero en el IMSS de decisiones tomadas fuera del IMSS”, por orden de López Obrador, que se cree dueño del país, reitero.

Casi olvidado este tema, 52 días después ocurre otro cisma en la estructura de la Presidencia, aunque el aparato de Comunicación del Ejecutivo trate de minimizarla, por la renuncia de Carlos Manuel Urzúa a la Secretaría de Hacienda. Según el presidente López, las diferencias con su ex colaborador fueron las visiones encontradas sobre temas como el Plan Nacional de Desarrollo y la construcción de la refinería de Dos Bocas, ente otros.

Sin embargo, en su oficio de renuncia el ex secretario de Hacienda expone las causas que lo orillaron a hacerlo y ninguna coincide con las que expuso López Obrador en su conferencia mañanera de ayer, donde reiteró las diferencias de criterio sobre el manejo de la Hacienda pública y, en general, lo que implica la Cuarta Transformación y la abolición del régimen neoliberal. Estas son algunas de las razones, todas preocupantes, que esgrimió Urzúa Macías para renunciar:

Discrepancias en materia de política económica  porque se han tomado decisiones de política pública sin el suficiente sustento, respecto de lo cual puntualizó: “estoy convencido de que toda la política económica debe realizarse con base en evidencia, cuidando los diversos efectos que esta pueda tener y libre de todo extremismo, sea este de derecha o izquierda. Sin embargo, durante mi gestión las convicciones no encontraron eco”, punto que no interesa a López, a sus colaboradores y los legisladores que aprueban sin chistar sus ocurrencias y necedades, pero nos afecta a todos los mexicanos.

Carlos Manuel advirtió también que le resultó inaceptable la imposición de funcionarios que no tienen conocimiento de la Hacienda pública, motivada por personajes influyentes del actual gobierno, con un patente “conflicto de interés”, situación delicada que choca con lo que discursivamente sostienen López Obrador y sus seguidores. Lo que me queda claro es que las renuncias de Martínez y de Urzúa son, en esencia, denuncias.


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