Cargando



Contraste



GLENDA LIBIER MADRIGAL TRUJILLO

Política virtual


Viernes 12 de Julio de 2019 7:13 am


DICE Jorge Zepeda Patterson en su columna publicada esta semana en El País, que al presidente Andrés Manuel López Obrador se le acusa “de vivir en su propio mundo, pero lo mismo podría decirse de sus muchos adversarios. Desean con tanta intensidad que se cumplan sus temores, en buena medida alimentados por su aversión al Mandatario, que ven en cada señal la confirmación de sus profecías. El problema de estar anunciando la llegada del lobo sin que eso suceda, es que se pierde la credibilidad para seguir invocando alarmas”.

Comparto esa visión, porque también observo que así es como han transcurrido los primeros siete meses del gobierno lopezobradorista, vigilado por los opositores no sólo para cachar al Presidente en cualquier error o imprecisión, sino también para dejar constancia pública de aspectos tan insignificantes como si un día se le olvidó bolear sus zapatos. Pero, ¿dónde está el trabajo político e intrapartidario de esos adversarios? ¡En las redes sociales! Lo de moda es hacer política virtual.

Frente a un Gobierno Federal que tiene pretensiones de hacer un cambio profundo en el quehacer público, se requiere de una oposición más seria, profesional, responsable y actuante. Que se centre más en los temas importantes y fundamentales del ámbito político de México y deje las nimiedades de lado, que poco o nada aportan a la vida democrática del país. 

Eso de estar perdidos en la crítica momentánea que suelen hacer a través de Twitter –ni siquiera de viva voz– de temas muchas veces intrascendentes, que por lo mismo pronto echan al olvido porque llegó otra novedad para criticar y tuitear, no ha resultado fructífero para los propios adversarios del gobierno morenista, tal y como se observó en las elecciones que se celebraron en junio pasado en algunos estados del país.

La crítica es buena e incluso necesaria cuando se analiza la tarea de gobierno, pero deja de surtir efecto cuando está desarticulada, carece de fundamento o se queda en el simple señalamiento virtual. Porque resulta que ahora, a través de una computadora o del teléfono celular, los políticos hacen política mediante comentarios breves, sin análisis rigurosos, pero bastante urgidos de ganar adeptos virtuales a través del retuiteo o el “me gusta”.

No sé si sea por la velocidad con que corren las opiniones a través del internet o por simple flojera, que los políticos en México se están olvidando de hacer política de verdad, y no dudo que algunos ni siquiera saben hacerla, de viva voz, de frente a la sociedad y con argumentos que reten a la respuesta, a la explicación de un hecho o asunto determinado.

La moda es hacer politiquería a través de las redes sociales y sólo con base en lo que diga o haga, o deje de decir o de hacer el Presidente de la República, algún integrante de su Gabinete o cualquier legislador morenista de peso mediano. Fuera de ahí, pareciera que la oposición no tiene tela de dónde cortar, no sabe de qué hablar, no tiene nada qué proponer ni un camino trazado que necesariamente debe recorrer en la búsqueda de seguidores reales, no virtuales, que le garantice la permanencia en el sistema de partidos, que al final de cuentas es lo que mueve a los políticos.

Ese transitar en la vida pública nacional al ritmo político y mediático que marca el Presidente, nada bueno le dejará a los institutos partidarios y en absolutamente nada beneficiará a la gente, ávida de que en México empiecen a profesionalizarse los partidos desde adentro, para que luego sepan qué hacer afuera, como gobierno.

Si acaso, el PRI es la única institución partidaria que está mostrando un poco de vida interna debido a su próxima elección que defina a su nueva dirigencia nacional. Hacia afuera, sin embargo, es poco lo que se ve y se escucha, y si sale y habla la dirigencia partidaria es para secundar la crítica momentánea de otros opositores hacia el Gobierno de la República, por el tema del momento.

Más políticos capaces, profesionales y reales, no virtuales, necesita México, cuando menos en los institutos partidarios más fuertes. Aunque lo dudo, ojalá que eso fuera posible.