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A propósito...



FERNANDO MORENO PEÑA

Otra denuncia


Sábado 13 de Julio de 2019 7:38 am


Parte I

UNO de los compromisos que asumió Andrés Manuel López Obrador en la campaña electoral y que le dio muchos votos para alcanzar la Presidencia de la República fue la de garantizar el crecimiento de la economía y la generación de empleos, compromiso incumplido que además ha provocado el mayor desempleo de los últimos años y un decrecimiento de la economía sin precedente.

El Presidente no ha podido generar confianza en los inversionistas nacionales y extranjeros, que han reclamado de manera reiterada certidumbre, reglas claras, respeto al Estado de Derecho y cumplimiento de compromisos en materia de contratos y licitaciones.

López Obrador construye a diario una alternativa económica alejada de la realidad y de las cifras de las calificadoras financieras internacionales y de los organismos especializados de la Banca Nacional e Internacional, a quienes descalifica a diario con el ya conocido “yo tengo otros datos”.

Las instituciones nacionales oficiales, como el Banco de México y el INEGI, así como el sector empresarial, han dado a conocer sus pronósticos sobre el crecimiento de la economía y todos coinciden en que el crecimiento en 2019 será menor al 1 por ciento. Y en 2020, menor al 2 por ciento, en contraste con el anunciado crecimiento en promedio del 4 por ciento anual.

Calificadoras y bancos corrigen periódicamente sus pronósticos a la baja, respecto a la economía mexicana. En mayo se generaron únicamente 3 mil 500 empleos, 88 por ciento menos que en mayo de 2018. La venta de autos en junio fue de 11.4 por ciento menor a junio de 2018.

La política de austeridad a rajatabla, los despidos masivos y los recortes presupuestales han generado, además de malestar social, una contracción de la economía en el primer trimestre de 0.2 por ciento. Todos coinciden en que la economía va mal con base en las cifras oficiales, sin embargo, Andrés Manuel tiene otros datos y vive otra realidad, datos que nunca enseña ni explica su origen, incrementando la desconfianza en los inversionistas por la incertidumbre en el manejo de la economía, pero AMLO reitera que la economía “va requetebién”.

EL DESMENTIDO

El pasado 9 de julio, el Presidente recibió un severo golpe a sus datos y a su realidad económica, el golpe que además es una denuncia grave, no provino de sus adversarios, ni de los fifís, ni de los conservadores, ni de la mafia del poder, sino de su propio equipo de gobierno y del Secretario más importante de su Gabinete y de mayor confianza de su equipo de gobierno: el secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, cercanísimo y antiguo colaborador de AMLO, que renuncia y denuncia. En una breve carta ratifica lo que la mayoría de mexicanos piensan sobre la economía y lo que los organismos nacionales e internacionales han señalado sobre el bajo crecimiento económico y el riesgo de las inversiones. 

Carlos Urzúa presenta su renuncia y denuncia los pecados: 

1.- Discrepancia en materia económica, hubo muchas.

2.- En esta administración se han tomado decisiones de política pública sin el suficiente sustento.

3.- La política económica del gobierno debe realizarse con base en evidencia, cuidando los diversos efectos que ésta pueda tener y libre de todo extremismo, sea éste de derecha o de izquierda, mis convicciones no encontraron eco.

4.- Me resultó inaceptable la imposición de funcionarios que no tiene conocimiento de la Hacienda Pública.

5.- La imposición de funcionarios motivado por personajes influyentes del actual gobierno con un patente conflicto de intereses.

La renuncia de Carlos Urzúa es un duro golpe al gobierno de AMLO, primero, porque el personaje que renuncia, aparecía como un economista serio, comprometido con los principios de mantener el equilibrio macroeconómico. 

Segundo, se reconocía su estrecha relación con el entonces presidente electo, López Obrador, y su proyecto de romper con el modelo de crecimiento y distribución del ingreso heredado de las administraciones pasadas.

Tercero, porque denuncia discrepancias y conflictos al interior del Gabinete, influyentísimo, conflicto de intereses (corrupción), falta de profesionalismo y de capacidad técnica de funcionarios, extremismos, decisiones sin sustento.

Cuarto, el momento en el que presenta su renuncia, en que la economía está mal, ante la amenaza sobre arancel del gobierno de Donald Trump, ante la eminente publicación del plan de negocios de Pemex y de la publicación, en septiembre, del documento de los criterios de política económica, o sea, en momentos de crisis económica se va el Secretario de Hacienda, con lo cual la situación se agrava.

ANALICEMOS LOS PECADOS Y LOS PECADORES

1.- Discrepancia en materia económica. El propio Presidente, al día siguiente de la renuncia, en conferencia mañanera, pone el acento y con toda claridad las discrepancias, entre ellas la del Plan Nacional de Desarrollo. 

AMLO dijo que tuvo diferencias con el ex secretario de Hacienda y Crédito Público, Carlos Urzúa, porque le presentó un Plan Nacional de Desarrollo de “continuismo” de la política neoliberal que parecía elaborado por “Carstens o Meade”, y era algo que su lucha y convicciones no podía permitir.

Exhibió que él mismo tuvo que reescribir el Plan y pedir que fuera la versión que él mismo hizo la que se presentara.

“Estamos en un proceso de transformación, aquí no se oculta nada, no es que salió del gobierno por motivos de salud. No, es que él es un hombre con criterios, como nosotros. Tuvimos, entre otras discrepancias, lo del Plan de Desarrollo, que hubo dos versiones y la que quedó es la que yo autoricé, que incluso me tocó escribirla, porque había otra. ¡Sentí que era continuismo!, todavía en la inercia neoliberal y había que marcar la diferencia”. 

O sea, señala a Carlos Urzúa como un neoliberal, lo que tanto critica y desprecia, y destacó que en la carta de renuncia al IMSS de Germán Martínez, la que criticaba a funcionarios de hacienda de neoliberales, AMLO precisó el destinatario de esa crítica era Carlos Urzúa.

AMLO afirmó: “El Plan de Desarrollo que se presentó al Congreso tiene como antecedente el plan liberal de 1906 y el sexenal del general Cárdenas”. O sea, el Plan que escribió AMLO está inspirado en ideas de hace más de 100 años, respecto al plan liberal y 84 años respecto al plan sexenal de Cárdenas, nada que ver con la modernidad y con la globalidad. 

Carlos Urzúa tenía diferencias con el Presidente no únicamente respecto al Plan de Desarrollo, sino además no estaba de acuerdo con la cancelación del aeropuerto de Texcoco y la construcción del de Santa Lucía; no simpatizaba con la refinería de Dos Bocas, ni tampoco con la cancelación de las licitaciones en materia energética, como tampoco simpatizaba con la revisión de los contratos de los gasoductos de la CFE.

Además de los conflictos con el Presidente, Carlos Urzúa tenía conflicto con Alfonso Romo, jefe de la Oficina de la Presidencia, así lo declaró AMLO al narrar cómo pidió a Alfonso Romo que se encargara de la Banca de Desarrollo (Nafin, Banobras, Banco del Bienestar etcétera), quitándole a la Secretaría de Hacienda la coordinación que por ley tenía sobre la banca oficial. Lo que generó no únicamente un conflicto con Romo, sino también con los directores de los bancos del gobierno que Romo había designado al margen del Secretario de Hacienda.

Otro conflicto era con la titular del SAT, Margarita Ríos, que respondía a los intereses de Romo y no al Secretario de Hacienda como había sido, ya que el SAT es la fuente de los ingresos del Gobierno Federal.

Conflictos permanentes de Carlos Urzúa con Manuel Barlett, de CFE; con Rocío Nahle, secretaria de Energía; con Germán Martínez, ex director del Seguro Social, y con el director de Pemex, o sea, conflictos al más alto nivel en las llamadas decisiones equivocadas y sin sustento en materia energética y banca de desarrollo, y sobre los grandes proyectos de 4T. 

Es evidente que el Presidente dejó pelear a sus funcionarios, al final, ganó Alfonso Romo, pero perdió el país, al renunciar uno de los funcionarios más talentosos de la 4T. 

Tras la renuncia de Carlos Urzúa a la Secretaría de Hacienda, el presidente Andrés Manuel López Obrador reconoció que al interior de su Gobierno hay incomprensión, dudas y hasta titubeos. AMLO reconoció que Urzúa no estaba conforme con las decisiones que se han tomado en la administración federal, pero insistió en que, su compromiso, es cambiar la política económica que se ha impuesto en los últimos 36 años.