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Letras y números



JOSÉ ÁNGEL BRAMBILA LEAL

La renuncia


Lunes 15 de Julio de 2019 7:18 am


EN aquellos tiempos no era muy sencillo encontrar un empleo en una institución bancaria y no eran inusuales las actas y los despidos que, cuando eran injustificados, dejaban en quienes los sufrían una experiencia traumática, por lo que renunciar no era ni siquiera una posibilidad, mucho menos era un tema que mereciera una charla de café; por eso nos dejó con la boca abierta nuestro amigo Max Mejía cuando, con un dejo de satisfacción en la boca, sabiendo de antemano el desconcierto que tal hecho generaría, dejó sobre el escritorio del gerente Ignacio Cervantes Amezcua su carta de renuncia, provocando que el funcionario se levantara como en automático, leyendo y releyendo la dimisión aquella, como aturdido por una acción tan extravagante.

El pasado martes, cuando el entonces secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, le informó al Presidente que tenía lista su renuncia, me pareció ver en su cara un gesto similar al de Max Mejía, sabiendo el ahora ex secretario que era un acto que cimbraría a la Nación, pero subestimando al primer Mandatario, quien ante la sugerencia de Urzúa, de que lo mejor para México era dar a conocer la primicia hasta el fin de semana para cuidar la reacción de los mercados internacionales, la respuesta de López Obrador fue contundente: “¡Vamos ahora! Pienso que te puedes ir en martes y no va a pasar nada”.

Acostumbrados durante décadas a que una noticia de esta índole provocaba una devaluación muy significativa del peso frente al dólar, inflación, descontento social y la pérdida del valor real del salario, la semana transcurrió prendida con alfileres; sin embargo, aun y cuando hubo unas sacudidas sobre el peso en las siguientes horas de ese martes, todo lo que se anticipaba que iba a suceder no aconteció… ¡Hasta ahora!

Podríamos hasta pensar que a la mayoría de la gente poco le importó lo que para muchos era una noticia devastadora. Y aunque muchos atribuyeron la detención del abogado Juan Collado –la tarde del mismo martes– como una bomba de humo para distraer la atención sobre la renuncia de Carlos Urzúa, la verdad es que hay un hartazgo de malas noticias, y en los medios todo eso duró, como dice el ínclito Joaquín Sabina: “Lo que duran dos peces de hielo en un güisqui on the rocks”, o sea, nada.

Ahora, el doctor Carlos Urzúa impartirá clases en el Tecnológico de Monterrey, mientras que el timón de la Secretaría de Hacienda ha quedado en manos de quien fungía como Subsecretario, un hidalguense de 52 años con doctorado en economía por la Universidad de Nueva York, Arturo Herrera Gutiérrez.

Aquí es oportuno mencionar que el ahora titular de Hacienda ha tenido dos significativas diferencias con Andrés Manuel: una en el mes de marzo, cuando Herrera Gutiérrez aseguró que la refinería de Dos Bocas, Tabasco, se cancelaría y que los recursos que le habían sido asignados se reprogramarían, por lo que al día siguiente salió el Presidente a negar lo que había declarado el ahora Secretario de Hacienda y que el proyecto de la refinería seguía adelante.

Un mes después, en abril, Arturo Herrera declaró que, con el propósito de recaudar más recursos, en 2020 volverían a cobrarse los impuestos de la tenencia y el predial desde la Federación, porque aunque impopulares, son fáciles de cobrar y con componentes medioambientales. Inmediatamente volvió a salir el Presidente a desmentirlo: “No hay aumentos de impuestos, ni nuevos. Lo digo porque ayer salió la noticia del impuesto de la tenencia y eso no es cierto”.

Con esos antecedentes, se queda uno como se quedó el señor Cervantes Amezcua con la renuncia de Max Mejía. Con un dejo de preocupación, pensando: “¿Arturo Herrera hizo las declaraciones por su cuenta o es totalmente manejable y por eso se quedó ahí?... ¡Quién sabe! Lo que sí parece saberse es que la renuncia fue para el doctor Carlos Urzúa una experiencia liberadora. ¡Ahora sonríe!

PD. ¿Gusta opinar? Lo espero en Las Mentadas.


jbrambilaleal@yahoo.com.mx