Cargando



Malas compañías



MARIO ALBERTO SOLÍS ESPINOSA

Elemental justicia


Miércoles 17 de Julio de 2019 7:13 am


LA agresión física que el alcalde de Armería, Salvador Bueno Arceo, cometió contra su esposa, Silvia Saucedo, refleja en buena medida la situación adversa que enfrentan las mujeres en la entidad, al convertirse en recurrentes víctimas de violencia en todas sus expresiones.

El caso del presidente municipal trasciende del ámbito privado al público, por diferentes razones, la más contundente es que como autoridad en la demarcación que gobierna, es responsable de la seguridad e integridad de todos los que ahí viven, lo que evidentemente no cumplió.

Pero además, la agresión, perpetrada por el munícipe, que es una figura pública, se presenta en un estado que aplica la Alerta por Violencia de Género, precisamente a consecuencia de la alta incidencia en delitos contra el sector femenino.

Es un contrasentido y además de suma gravedad, que el responsable de aplicar las políticas públicas encaminadas a reducir la violencia de género, al menos en el municipio de Armería, se convierta en perpetrador. Salvador Bueno, claramente, no tiene idea del esfuerzo que desde hace tiempo se realiza en esta materia.

Colima, desde hace tiempo ocupa los primeros lugares en varios de los delitos de género que monitorea el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), específicamente en lo que se refiere a la tasa nacional de homicidios dolosos de mujeres, lesiones dolosas, corrupción de menores y hostigamiento sexual.

La dependencia federal también ubica a Colima en el segundo lugar nacional de la tasa de llamadas de emergencia relacionadas con violencia familiar, precisamente el delito que habría cometido el Alcalde, al agredir a su esposa con puños y presuntamente las cachas de una pistola.

Ese contexto de violencia contra las mujeres tendría que ser suficiente para que la Fiscalía General del Estado y específicamente la Fiscalía Especializada en Delitos por Razones de Género, procedan correctamente en este caso y garanticen que no haya impunidad.

Desde junio de 2017, los funcionarios de elección popular en Colima ya no gozan del fuero, por lo tanto, en cualquier momento las instancias de procuración de justicia podrían actuar contra Salvador Bueno, sentando un precedente en materia de combate a la violencia intrafamiliar.

Sin sesgos o cálculos políticos, las instituciones responsables de impartir justicia tendrán que atender este caso como un referente para el cumplimiento de los derechos de las mujeres. Archivar el expediente o darle largas sería señal inequívoca de un profundo desprecio a las exigencias de una sociedad más igualitaria y justa para todos sus integrantes.

En tanto se cumple el proceso judicial, el presidente municipal tendría que solicitar licencia para afrontar las diligencias, sería un acto de mínima ética y responsabilidad que es exigible a un funcionario que no está cumpliendo con el mandato que le fue conferido por los ciudadanos.

Al mismo tiempo, el Congreso del Estado deberá iniciar un proceso de juicio político, la única manera de separar definitivamente al Alcalde de su cargo; no es una medida desproporcionada, sino de mera justicia, no sólo para la víctima, sino también para todas las agraviadas por su condición de mujeres.

La resolución de este caso pintará de cuerpo entero al sistema gubernamental de nuestro estado. Ya veremos si existe la capacidad de procesarlo adecuadamente para evitar la impunidad o bien, como en muchos otros asuntos, la omisión institucional y la indiferencia social prevalecen.


BREVE HISTORIA PARA CAMILA


Aprovecho el espacio para lamentar la pérdida de Davide Arena, a quien tuve la oportunidad de tratar en diversos ámbitos. Fue compañero columnista, funcionario, empresario, restaurantero y sobre todo, un buen tipo, una de esas personas a la que es un privilegio conocer, porque enriquecen nuestra propia experiencia y nos invitan a mirar las cosas desde diversas perspectivas. Davide puede irse tranquilo, pues fue capaz de dejar huella en las personas que lo conocimos. Descanse en paz.