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Apuntes



MARIO CÁRDENAS DELGADO (ACPE)

Los derechos de la naturaleza


Jueves 18 de Julio de 2019 7:15 am


EN febrero de este año, la diputada morenista Blanca Livier Rodríguez Osorio presentó ante el Pleno del Congreso del Estado una iniciativa para reconocer los derechos de la naturaleza, lo que implicaba reformar los a rtículos 2 y 16 de la Constitución local. Previo análisis de la Comisión de Estudios Legislativos y Puntos Constitucionales, la enmienda se aprobó en la sesión del 10 de junio pasado.

No se trata de una reforma más, sino de una política pública vital para la existencia de los seres vivos, que ojalá hagamos nuestra los ciudadanos, los ejecutivos, funcionarios y demás personal del gobierno en sus tres niveles, los propios legisladores, los medios de comunicación, las instituciones ambientalistas y todos los que estén preocupados por tener ecosistemas más habitables.

De acuerdo con lo que la diputada comentó a integrantes del Círculo de Analistas Políticos que nos reunimos con ella, la idea nació de su afán por blindar a la naturaleza de la acción destructiva de los humanos, provocada en muchos casos por el nulo interés de las autoridades para detener y castigar con severidad el ecocidio que cometen empresas como el Grupo México, que recién vertió miles de litros de ácido sulfúrico en el Mar de Cortés, los taladores de bosques, selvas y esteros, y los desarrolladores que, como ocurre en Colima, talan cientos de árboles para construir complejos habitacionales, entre otros muchos casos.

Eso debe terminar, o por lo menos regularse estrictamente para evitar mayor deterioro a nuestra casa natural. La observancia de la iniciativa de Blanca Livier es un buen inicio, porque, entre otros preceptos, postula: “La naturaleza, conformada por todos sus ecosistemas y especies como un ente colectivo sujeto de derechos, deberá ser respetada en su existencia, en su restauración y en la regeneración de sus ciclos naturales, así como la conservación de su estructura y funciones ecológicas.

“La biodiversidad, los ecosistemas naturales, el patrimonio genético y las especies nativas son bienes comunes y de interés público, por lo que su aprovechamiento será en los términos que la ley lo señale; su protección, preservación y recuperación es corresponsabilidad entre los sectores público, privado y social”, y algo muy importante: “el Estado promoverá el derecho al uso y acceso a las ecotecnologías aplicadas que garanticen el uso de los recursos naturales de manera limpia y cuyo objetivo sea satisfacer las necesidades humanas minimizando el impacto ambiental”.

Al abundar sobre su enmienda, la presidenta de la Comisión de Protección y Mejoramiento Ambiental comentó que se sustenta en dos premisas inalienables: que para el reconocimiento de los Derechos Humanos es fundamental reconocer los derechos de la naturaleza, debiendo considerarse éstos como una ampliación del propio derecho humano a un medioambiente sano, y por otra parte, que ningún interés, ya sea económico o político, deberá estar por encima de los intereses y los derechos de la naturaleza. ¿Está claro?

Luego de escuchar estos planteamientos reconocí el interés de la Legisladora por este tema vital, así como el hecho de que en lugar de enfrascarse en pleitos y grillas, como algunos de sus compañeros, canaliza su energía, voluntad de servir y capacidad legislativa a temas como el que nos ocupa, así como la nueva ley de Protección Animal para el Estado de Colima y la reforma a la Ley de Residuos Sólidos, con el fin de prohibir la compra, venta y uso de productos de unicel con fines comerciales, entre otros.

Bien por ella, ojalá siga por este camino. Es la mejor manera de hacer política, dije a Blanca Livier.


¡VIVA JUÁREZ!


Hoy se cumplen 147 años de la muerte de Benito Pablo Juárez García, paradigma de servidor público honesto, serio, austero, correcto, congruente en lo que pensaba, decía y hacía, e incapaz de autorizarse salarios desproporcionados, saquear la Hacienda pública o aliarse con empresarios deshonestos para hacer negocios. Así fue nuestro ícono del liberalismo.

Pese a ello, son pocos los servidores públicos que observan a cabalidad los valores que caracterizaron al patricio, como austeridad republicana, honestidad a toda prueba, congruencia en el decir y hacer, espíritu liberal, respetabilidad, corrección en su vida, tanto pública como privada, y lealtad a la patria. Algunos de éstos solo han cambiado de piel en el gobierno de la Cuarta Transformación, pero son los mismos que en el pasado reciente aprovecharon el cargo para lucrar con el presupuesto gubernamental, traficar con influencias y hacer negocios ilícitos que les permitieron enriquecerse.

A estos engendros de la política casi nadie quiere recordar, salvo los cómplices y beneficiarios de la corrupción pasados y presentes, de ahí que no vale la pena hacerlo, los jueces y magistrados del Poder Judicial que permanecen omisos ante sus tropelías o los protegen con amparos para que no los toquen ni con una pluma de ganso ponen el ejemplo. Mejor evoquemos y honremos a Benito Pablo, exclamando al unísono: “¡Viva Juárez, mil ecos repitan!”.


Puyazo Claudia e Indira dan sustento al dicho popular, “mujeres juntas (en Morena), ni difuntas”. Y esto apenas empieza.


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