Despacho Político

ARMANDO MARTÍNEZ DE LA ROSA
Las vueltas
Viernes 26 de Julio de 2019 7:12 am
1.- AHORA somos el muro. Somos la policía. Somos la represión, el rechazo, el repudio que repudiábamos, el odio que odiábamos, el ser que no queríamos ser. Ahora somos el norte cerrado y éramos el sur abierto. Ahora le hacemos el trabajo sucio a Trump, con nuestro propio dinero. Terminamos pagando el muro siendo el muro mismo. A Peña se lo comieron vivo –y lo mereció– porque no respondió en el momento que debió responder, en la cara del detestado, del prepotente, del gringo boquiflojo, petatero. Sobre la torpe mudez de Peña, fincaron un discurso de campaña y ahora le hacen la campaña de reelección al gringo que insulta, depreda, impone, bravuconea. Antes, desde aquí la bravuconada de campaña. Ahora, la creciente sumisión, la simulación de difusos, ambiguos acuerdos con que se dice salvar al país. Antes, el grito; hoy, el silencio cómplice; el alarde electoral sustituido por la complacencia del “lo que usted diga, Mr. President”. 2.- Lejanos los alegres días cuando la euforia del triunfo abría de par en par las puertas del sur. ¡Pasen, pasen al territorio de la libertad y el humanismo, de la protección y el cuidado! Eso les dijeron a los centroamericanos que se dirigían a la trampa. Como en el poema La Paloma, de Rafael Alberti, por ir al norte fue al sur, creyó que tu falda era tu blusa, que tu corazón su casa, se equivocaba, se equivocaba. Se cuentan por miles los deportados, a los que se van sumando más miles cada mes, a razón de 300 por día, según los adictos a las estadísticas. Es como la frase insultante de Fox a Castro: Comes y te vas. Ingenuo, Castro se quedó a comer. Debió levantarse, digno, y volver a su isla. Igual que la no respuesta de Chávez a Juan Carlos, el de España, cuando lo calló. No soy tu súbdito. Si puedes calla a los españoles, no a mí. Esa era la contestación digna. Chávez calló. 3.- Esta diplomacia de caricatura y miedo, inspirada en el terror del gringo, aplastada la dignidad nacional, nos ha convertido en país traficante de carne humana, como lo ha dicho con meridiana claridad Porfirio Muñoz Ledo, sin que nadie de los suyos se atreviera a responderle. Bueno, sí. Le echaron encima los bichos de las redes sociales, insectos de los páramos de la fe, que se guían por el fanal del dogma. Inseguros de su convicción, se alborotan incómodos a la menor disidencia. Esta diplomacia que pretende aminorar el tamaño del agravio regalando dinero para sembrar arbolitos y plantar huertitas con que, aseguran, aterrorizarán a la pobreza, arraigarán a quienes sueñen migrar, como si les injertaran raíces para que se queden allá, lejos de nosotros y más lejos de la estatua de la Libertad y de Disneylandia. Sucede, en cambio, que ese dinero terminará, en muchos casos, en las tierras de quienes no lo necesitan. A los destinatarios primigenios no les llegará un dólar, ni un peso. Porque ellos toman en arrendamiento las tierras centroamericanas, salvadoreñas, objeto del financiamiento, y cuando llega la fecha final del contrato, se van. ¿A dónde? Dondequiera, no son suyas las tierras subsidiadas por México. 4.- Aquí, país de emigrantes que se cuentan por millones, la uniformada migra criolla se enseñorea, sale al paso, les pone freno a quienes desde la cintura del continente huyen de la pobreza, del narco, de la violencia, de la amenaza, de la muerte en cualesquiera de sus múltiples formas, menos la natural. Hasta del derecho a morir en paz los han despojado. Al lado de ese cuadro de horror, la expresión de pasmo de la secretaria de Gobernación queda para el registro histórico. La Guardia Nacional, creada para remediar la inseguridad del país, hoy atranca un zaguán que se ofreció humanitariamente abierto. La política pragmática que antes fue argumento contra neoliberales, hoy es código de conducta, manual de procedimientos, catecismo de la nueva religión de los iluminados. Freno brutal, inhumano, insolidario, esperpento de la política internacionalista que México comenzó a perder por el alma helada de los tecnócratas, formó glaciares e hizo cumbre en el régimen que pregonó la antípoda del neoliberalismo. 5.- “La vida da ruedas”, dijo el filósofo de El Salto, el ex futbolista y músico Daniel Osorno, quien por lo menos hizo del oficio de la balompedía un glosario de exquisiteces, por mucho que el lenguaje no fuese contrafuerte de sus altos torreones deportivos. Ahora, la vida política ha dado “ruedas”. Puesta de cabeza, dejó de desplazarse y se estancó en el pantanal del oficio de policía al servicio del Pentágono, sin nada a cambio, salvo los elogios de Trump, que ahora los llena de orgullo, lo presumen. Tenía razón Osorno: La vida da ruedas. A ver cuando toca la siguiente, la de la corrección, la del remiendo, si es que viniese un día, para volver a ser, de veras, la Nación humanista de ejemplar política de asilo, de luminosa generosidad internacionalista. MAR DE FONDO ** “Se equivocó la paloma/ se equivocaba./ Por ir al norte, fue al sur/ creyó que el trigo era agua,/ se equivocaba./ Creyó que el mar era el cielo/ que la noche, la mañana,/ se equivocaba,/ se equivocaba./ Que las estrellas, rocío/ que la calor, la nevada,/ se equivocaba,/ se equivocaba./ Que tu falda era tu blusa/ que tu corazón, su casa,/ se equivocaba,/ se equivocaba./ Ella se durmió en la orilla,/ tú en la cumbre de una rama./ Creyó que el mar era el cielo/ que la noche, la mañana/ se equivocaba,/ se equivocaba./ Que las estrellas, rocío/ que la calor, la nevada,/ se equivocaba,/ se equivocaba./ Que tu falda era tu blusa/ que tu corazón, su casa,/ se equivocaba,/ se equivocaba...”. (Rafael Alberti, español, 1902-1999. La paloma.)