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Guillotina



JUAN JOSÉ FARÍAS FLORES

Poder y fama: bigamia política


Martes 13 de Agosto de 2019 7:11 am


EL Partido Revolucionario Institucional es una figura de cera derritiéndose a punto de convertirse en un pequeño charco sin vida, como un moribundo al que se le aplica respiración artificial para mantenerlo con aliento vital en espera del notario público que recibirá –entre lloros y quejidos– su voluntad de entregarlo a tal o retal grupo lo que queda de un partido disminuido, casi un cadáver, que se disputan jefaturas locales, regionales y nacionales que no están dispuestas a perder la franquicia que les permitirá continuar recibiendo cientos de millones de pesos en este circo de la democracia mexicana, la más cara del mundo. 

Si el PRI –al igual que otros partidos políticos– fue arrasado en las elecciones presidenciales de 2018, queda la estructura maltrecha, desaliñada, carcomida y en estado de inanición. ¿Y entonces por qué gobernadores, ex gobernadores, ex presidentes de la República, líderes sindicales, empresarios coludidos en las corruptelas que aún se enseñorean en todo el territorio nacional, están enfrascados en esta disputa por un moribundo partido que respaldó al sexenio más corrupto como lo fue el de Enrique Peña Nieto? Sencillamente porque al tricolor aún le queda el recurso de financiar la campaña de descrédito en contra del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador. Y para eso se necesita el dinero de la franquicia, de la marca, de los cientos de millones de pesos que seguirá recibiendo del Instituto Nacional Electoral, una institución colegiada integrada por funcionarios requetebién pagados que son el parapeto de la absurda democracia mexicana; cara, difusa, enferma; prisionera del sistema que la alienta y le da vida. Todo eso y más son las sinrazones para pelear la marca de cualquier partido: el presupuesto de miles de millones de pesos que tendrían mejor destino que el de legitimar a los ganadores de comicios en un México con más de 50 millones de pobres. Y como dice AMLO: “no puede haber gobierno rico y pueblo pobre”.

¿Vendrán tiempos mejores con Morena a la cabeza del Gobierno Federal? Esperemos que sí. El pueblo mexicano está ansioso de cambios en todas las estructuras de poder; de cambios que hagan posible el exterminio de la corrupción, de la impunidad, de la inseguridad pública. Las corruptelas –hay que insistir– son del todo conocidas; deben caer los peces gordos para devolver la credibilidad a la máxima autoridad del país. Haciéndolo se demostrará el apego a la justicia. No tenemos una cultura de la legalidad. Por allí ha cojeado siempre el sistema; nos conformamos con echarles carne a los leones cada 6 años. Sin embargo, el sistema no cambia.

Creo que es una obligación ciudadana respaldar una reforma a fondo del Poder Judicial, caiga quien caiga; sin respetar a los viejos cacicazgos de provincia, a los empresarios coludidos con el poder y la corrupción; a los descarados líderes sindicales con fortunas mal habidas. Quieren seguir teniendo dinero y fama. Dinero mal habido tienen mucho; mala fama también. Hay que exterminar esta bigamia política, señor presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador. 


CORTITOS


1.- Oye, mijo, tú que presumes de narco, ve y dales un levantón a las cacas de los perros.

2.- Una mujer dedicada al oficio más antiguo del mundo le dice a su cliente: ¡Oye, carbón, estos billetes son falsos!

-¿Y a poco tus caricias fueron muy sinceras?

3.- Para sacar a los delincuentes de las calles primero hay que sacarlos del gobierno.

4.- Sabes que ya no eres joven cuando, en vez de fumar mariguana, te la untas.

5.- Sobornos, palabra que se define leyéndola al revés.

6.- Si el oro se oxida, no era oro. Si el amor se acaba, no era amor. Si los amigos se van, no eran amigos. Si el chupe se acaba, hay que ir por más.

7.- Un hombre adinerado era asiduo cliente de un burdel de tercera categoría. Cuando sus amigos lo cuestionaban por lo pichicato, él les respondía: “De iguana pa’rriba todo es cacería”.