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Letras y números



JOSÉ ÁNGEL BRAMBILA LEAL

¿Se acordará Rosario?


Lunes 19 de Agosto de 2019 7:11 am


¿CUÁNTAS veces habrá repasado la retadora frase que soltó el lunes pasado, cuando llegó a las puertas del juzgado?: “Vengo con las faldas bien puestas, tomando al toro por los cuernos y dando la cara”. ¿Cuántas veces habrá releído la respuesta de la fiscalía?: “Hoy no tiene el manto protector de impunidad que tenía con Enrique Peña Nieto cuando le dijo, ‘no te preocupes, Rosario’… Qué bueno que dio la cara, lamentablemente lo hizo mucho tiempo después de que nos vieron la cara a todos los mexicanos”.

¿Recordará Rosario lo vertiginoso que fue su ascenso político? Apenas en 1989 se había unido al PRD como miembro fundador, y 5 años después, en 1994, era electa como diputada federal plurinominal. Luego secretaria de Gobierno del Distrito Federal en 1997 y tan sólo 2 años después, Cuauhtémoc Cárdenas dejó en sus manos la Jefatura del Gobierno para irse como candidato a la Presidencia de México. Era lunes 29 de septiembre de 1999 y permaneció en el cargo hasta el 4 de diciembre de 2000, cuando entregó el mando a Andrés Manuel López Obrador. Contaba Rosario con 44 años de edad y tenía los ojos puestos en la cúspide del poder. Andrés Manuel tenía 47 años cumplidos y sus ojos miraban en la misma dirección. Alguno tenía que tropezarse.

Rosario buscó la presidencia del PRD para ir armando la estructura con miras a la contienda presidencial de 2006. René Bejarano se convirtió en el obstáculo más visible y fungía nada menos que como secretario particular de Andrés Manuel. Rosario, que había apoyado a López Obrador para ganar el Distrito Federal, fue a verlo y le preguntó por qué se oponía a su candidatura. Él le dijo que no tenía objeción alguna y ella le contestó que no creía que Bejarano se moviera solo. Cuando Andrés Manuel le reiteró que no tenía nada contra ella, Rosario le lanzó la puya, con la ironía a flor de labios: “Pues entonces amarra a tus perros”.

A partir de ahí las lanzas estaban rotas y ya nada fue como antes. Rosario había caído en los brazos de Carlos Ahumada y lo había metido a la casa del PRD, donde hizo negocios con muchos de quienes manejaban las Delegaciones. El amor de Rosario por un hombre que no era libre, la perdió, a tal grado que la hizo sentir una pasión de colegiala, según consta en amorosas cartas de Rosario a Ahumada, quien miserablemente las entregó para que fueran publicadas.  “Llegaste tú y contigo llegó otra vez a mis manos la magia, llegaron también las maripositas al estómago y las luciérnagas que inundaron con su luz nuestro amor. Contigo he vuelto a ser mujer, plena, llena, radiante de amor. Soy muy afortunada, pues me ha tocado aprender que con un poco de audacia los amores imposibles no lo son tanto, por lo menos por algún tiempo”. El 2003 estaba en marcha y faltaban pocos meses para que se publicaran los videos sobre Gustavo Ponce, René Bejarano y Carlos Imaz, esposo de Claudia Sheinbaum.

Con esos videos se intentó desaparecer para siempre el peligro que representaba Andrés Manuel en su proyecto por la Presidencia de México y allanarle el camino a Rosario en esa misma búsqueda. Cuenta Ahumada en su libro que en una visita que hicieron a Carlos Salinas, ella comentó que debía ser un gran honor y un gran orgullo portar la banda presidencial. Salinas tomó la banda y se la colocó a Rosario, y además se la obsequió, según aceptó ella en 2009. “No sólo me la pusieron, me la regalaron, me la llevé a casa”.

El precio ha sido demasiado caro. Quizás le habría servido de mucho leer a Pablo Neruda: “Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y esa, sólo esa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas”. Llegar a la cárcel a los 63 años, con el peso de una denuncia por tantos miles de millones de pesos debe ser demoledor. ¿Y sus padres? ¿Y sus hermanos? ¿Y su hija?... ¿Y sus sueños rotos?

PD. ¿Gusta opinar? Lo espero en Las Mentadas.


jbrambilaleal@yahoo.com.mx