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GERMÁN RUEDA


Sábado 24 de Agosto de 2019 7:14 am


PERMÍTASEME personalizar una expresión de mi autoría, la cual viene al caso: al cobre, no lo enseñes, ni cuando te lo cambien por oro.

Y viene a mi memoria viendo y leyendo el aquelarre de morenistas de la más alta esfera, dándose hasta con la cubeta en pleno Senado de la República.

Cómo explicar la exhibición de golpes bajos, propinados ahí, a la obtención del apetitoso hueso de la presidencia de la Cámara Alta. 

La única explicación deviene de las pugnas internas en ese partido desde antes de la elección de precandidatos el año pasado. Uno de los púgiles, con mucho ring pisado, Monreal: astuto, variopinto (PRI, PRD, PT, Morena), ha brincado de charco en charco con el único objetivo de detentar el poder, ya fuera como diputado, senador, gobernador y ahora como coordinador de los morenistas, premio de consolación después de su fallido intento de imponer su precandidatura al gobierno de la Ciudad de México, sin medir el peso específico de la Sheinbaum en el ánimo del dueño del balón, llegando a denostar el procedimiento electivo. Se sentía con suficiente poder para presionar al dador de favores. Se le olvidó el trabajo de doña Claudia cuando estuvo con su actual jefe en el gobierno del DF, guardándole las espaldas en las obras de los segundos pisos y sus hasta hoy desconocidos manejos financieros. El equipo de primera línea también lo conformaban: el actual secretario de Hacienda, Arturo Herrera, Mario Delgado en los dineros y Bertha Luján en Contraloría. 

El otro fajador viene haciendo grilla desde estudiante en la matriz de los grillos de izquierda, la UNAM. Siempre se ha cobijado con la capa de la izquierda, ha sido pieza de cambio en varias ocasiones dentro del gobierno perredista, iniciando con AMLO en su paso por la capital. Diputado local 1997-2000, Diputado Federal 2000-2003, sub secretario General de Gobierno 2003-2005, presidente del PRD en el DF 2005-2006; entró como cuña de AMLO como secretario de Desarrollo Social; en el DF 2006-2011 con Marcelo Ebrard, quien en cuanto pudo lo echó a la calle para así dejarlo suelto y unirse al nuevo proyecto de su mentor, llegando a Presidente de Morena.

Con estos blasones, Batres lleva la delantera en los afectos del Presidente, ha sido leal seguidor y disciplinado soldado, ha aceptado los cargos sin respingos, sin competir abiertamente por los puestos; eso se da por debajo de la mesa, sin aspavientos, pero ahora, con Morena con un Partido sin estructura, cooptando todo tipo de personajes de niveles disímbolos, traídos de todas las tribus del PRD, sin otro emblema más allá de la figura de AMLO; algunos sacados de una tómbola para ser candidatos a presidentes municipales, diputados o senadores (Néstora, Napito, Noroña) la lucha se inició muy temprano. Su aseveración de haber habido cañonazos a la bancada de Morena, llevó a sus compas a darle la espalda. Ahora reta a Monreal a dejar tanto la coordinación del partido como la presidencia de la influyente Junta de Coordinación Política y él se compromete a no seguir buscando la reelección de la presidencia de la Cámara como si se tratara de intercambiar canicas o fotos de álbum de golosinas. Una facha por donde se vea. Jamás se había visto un desfiguro así entre supuestos correligionarios. Enseñaron gacho el cobre, había mucho oro de por medio

La declaración del Presidente acerca del pleito en el Senado envió uno de sus acostumbrados mensajes subliminales, citando a los trepadores oportunistas y politiqueros, a quienes la gente ya no les cree porque el pueblo de México ya es otro, hubo un cambio de mentalidad y cuando cambia la mentalidad cambia todo (sic), y una sarta de ambigüedades, pastura para seguidores sin criterio. Pero según se ve, directo a Monreal, cobrándole las afrentas de la precampaña. Otro pleito, éste de menor alcance, se dio en la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, donde una legisladora de apellido Parra denunció “moches” por el treinta por ciento en las obras de la Secretaría, y son también compas de Morena.

El siguiente round se dará en noviembre con la elección de la nueva dirigencia de Morena. La señora Polevnsky desea repetir; enfrenta a Mario Delgado, Bertha Luján, Alejandro Rojas y el dedito de ya saben quién. 

Hagan sus apuestas.


gruedaf@yahoo.com.mx