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GERARDO OCÓN DOMÍNGUEZ

La magia de la música


Domingo 25 de Agosto de 2019 7:07 am


POCAS cosas en esta vida son tan hermosas, enigmáticas. Se cree el cuerpo humano fue el primer instrumento musical al que tuvimos acceso. Hace mucho, en las caricaturas mostraban criaturas enfurecidas que atacaban a un grupo de personas y en algún momento, alguno de los personajes comenzaba a tocar una melodía clásica que calmaba instantáneamente al animal. Inmediatamente este personaje argumentaba que “la música calma las bestias”.

La música es más compleja que eso y al día de hoy está creciendo. En otras palabras, así como otras ciencias, sigue ampliándose, profundizándose y expandiéndose. Curiosamente, la música, consta solamente de siete notas naturales, pero esas mismas notas han sido empleadas de manera magistral para que tengamos una variedad amplia de géneros musicales, melodías y canciones. La variedad nos la otorgan la gran gama de instrumentos musicales así como variedad entre ellos mismos. Es decir, que hay guitarras, flautas, saxofones, pianos y más. Pero también en cuanto a las guitarras, también existe una tremenda variedad en tipos y modelos: guitarra de estudio, acústica, de flamenco, eléctrica y más. De la misma manera sucede con los otros instrumentos.

La música es empleada en ascensores y conmutadores para disminuir la ansiedad por estar a la espera. Aunque a algunas personas nos desespera más esta música porque nos predispone a que quizá nos van a hacer esperar demasiado tiempo. También sirve para ambientar las películas que vemos en el cine, las fiestas a las que asistimos, para enamorar, para sentirnos acompañados.

La música, en efecto, puede tener efectos sedantes, así como otros efectos muy positivos. Nos puede poner alegres, tristes, acelerados, de mal humor o incluso, nos puede excitar sexualmente. También, una música calmada, nos puede ayudar a concentrarnos mejor para poder estudiar o trabajar. Existimos personas que no podemos estudiar en completo silencio y nos da sueño estudiar en las bibliotecas. La música no sólo es para escucharse, de hecho, aunque sí es lo más común.

Para la música, así como para las matemáticas, pero también para la electricidad, albañilería, medicina, abogacía y cualquiera otra profesión u oficio, se requiere vocación, disciplina y, a veces, talento. Pero, ¿qué quiere decir esto? Significa que casi cualquiera de nosotros puede aprender a tocar algún instrumento de la misma manera que casi cualquiera de nosotros aprende a escribir o a andar en bicicleta, claro, guardando diferencias individuales, gustos y capacidad económica.

Es posible que alguien diga: yo no tengo talento para aprender a tocar un instrumento o para cantar. Pero, muchos maestros de música pueden decir exactamente lo contrario. Es raro, pero no deja de suceder, que cada vez más personas adultas deciden aprender a tocar un instrumento. Actualmente, cierta escuela de música colimense tiene un alumno cuya edad rebasa los 60 años. Comenzó desde cero y a los pocos meses, ya podía reproducir tres canciones completas y estaba aprendiendo otras más. Entonces, ¿cuál es nuestro pretexto? Dinero. Existen programas institucionales gratuitos o a bajo costo en Casas de la Cultura o Palacios Municipales. Simplemente es cuestión de encontrar uno cerca de nuestro domicilio. En ocasiones allí mismo prestan un instrumento para la práctica, lo que facilita el proceso mientras logramos juntar el recursos para nuestro propio instrumento que, valga decir, puede ser uno usado para facilitar la adquisición.

Tocar un instrumento nos permite ejercitar la memoria, fomenta la disciplina, reduce nuestro estrés y cultiva la coordinación motriz, entre muchos beneficios directos. Además, existe mucha satisfacción y orgullo en papás y mamás ver que algún hijo o hija canta o toca algún instrumento.

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*Psicólogo


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