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Tópicos DLXVII



GERMÁN RUEDA


Sábado 07 de Septiembre de 2019 9:04 am


ES un hombre de palabra, ni quién lo dude. Y para muestra aquella frase inmortal: “A mí que me den por muerto”. Tal se le preguntó si tenía intenciones de ser candidato a la Presidencia de la República.

Amenazó con meter a la cárcel a los de la mafia del poder y quizá no le alcancen los primeros seis años de Presidencia para cuando menos imputar de algún delito, a quienes para él, son ese grupo tan odiado, dueño del poder político y económico. 

En campaña ofreció proseguir con la obra del aeropuerto de Texcoco, con un avance cercano al 40 por ciento, autofinanciable, obra magna de un gobierno generador de riqueza, tan necesaria en México. La mañosa maniobra de la espuria encuesta canceló el proyecto sin ofrecer datos acerca de malos manejos en la contratación. Hubo entonces de recomprar la deuda, calculada en más de mil millones y ahora no hay dinero para los verdaderos programas productivos de obras. Una tras otra, dijera Paco Stanley.

Es tan de palabra como para necesitar un fedatario en uno de sus shows matinales para prometer no tener la intención de reelegirse. Pero, dejó abierta la posibilidad de escuchar al pueblo bueno, a mano alzada suplicarle se quede en la silla del águila per secula seculorum. 

Quizá argumente los catorce años en el poder de Don Benito aún cuando no haya tenido el desgaste físico, político y económico de andar en una carreta por todo el territorio. 

Es un honorable ex Jefe del gobierno del DF sin haber mostrado las cuentas en las obras de los segundos pisos, Metrobus o remodelación de unidades habitacionales. Su procurador carnal Bernardo Bátiz exoneró casi de inmediato al impostor más visto en la televisión, René Bejarano.

Y recordando a tan conspicuo personaje, casado por cierto con doña Dolores Padierna, formaron una asociación llamada Nueva Tenochtitlán, dedicada a invadir propiedades sin uso o abandonadas por estar en litigio. La palabra se cumple y en este gobierno no hay corrupción. “Ya se acabó la corrupción”, repite cotidianamente, pero se niega a aceptar como ciertos los datos duros de investigaciones como las propiedades de Bartlett, quien por cierto fue el artífice del oso de la supuesta investigación en los contratos de obra de los gasoductos. Un Presidente con palabra cumplida ya hubiera ordenado la separación por ineptitud y para no entorpecer la investigación judicial, con base en datos duros de enriquecimiento inexplicable mandarlo a la congeladora.

La palabra no se cumple cuando aquello de “primero los pobres” y los empobrece cancelando el perfectible Seguro Popular. Empobrece a las madres trabajadoras al quitarles el también perfectible programa de las Estancias Infantiles.

Por cierto, se incumple con la palabra cuando declara “Todo con la ley, nada sobre la ley”, y no acepta la recomendación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos sobre las Estancias. Le irrita la Comisión por ser  un organismo autónomo, denuesta al presidente, se niega a acatar la ley. Si eso hace hoy con un organismo sin peso político, pero sí un enorme peso moral, cuántas otras trapacerías nos esperan durante el resto del sexenio, con y sin firma ante Notario Público de costa a costa y de frontera a frontera.

Se pronuncia en contra del albazo en Baja California, pero Bonilla es de los invitados a su primer-tercer Informe de Gobierno. No hay congruencia entre el dicho y el hecho.

Los dueños del dinero, siguen dubitativos, no le creen a su Presidente; de dientes pa’ fuera le ofrecen su abnegada decisión de invertir en sus proyectos, aún cuando vaya en detrimento de su bolsillo con tal de tenerlo quieto, le tienen miedo a su Presidente, no confianza; los mercados internacionales, al acecho, dudan tanto de los proyectos como el de Pemex, el programa Ninis, la siembra de diez mil hectáreas de árboles frutales y  maderables como los tres grandes: Dos Bocas, Tren Maya y Santa Lucía.

Un gobierno dando bandazos desde lo conservador hasta lo neoliberal no ofrece seguridad. En su informe no ofrece logros, sólo una retahíla de supuestos avances sin forma de corroborar, debe el ciudadano creerle al pastor de ovejas.

Si la palabra se sigue cumpliendo de esa forma, muy pronto estaremos muy bolivarianos.


gruedaf@yahoo.com.mx