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Sentido común



PATRICIA SÁNCHEZ ESPINOSA

Si vis pacem, para pacem


Lunes 09 de Septiembre de 2019 7:13 am


HAY un refrán que reza: “Si vis pacem, para bellum” (si quieres la paz, prepárate para la guerra), lema que ha sido empleado a menudo por dirigentes nacionales y extranjeros, con resultados lamentables. Este pensamiento proviene de la idea que la violencia es mimética, por lo que ante la agresión se cree que se debe de responder de la misma forma e incluso más contundente, para demostrar fuerza o aniquilar al enemigo, lo cual resulta un contrasentido al configurar nuevas razones para escalar un conflicto. Analizado desde esta perspectiva, es absurdo que se pretenda obtener la paz, o una solución trascendente, mediante la violencia. Otras estrategias deben de ser consideradas.

Sin embargo, hay teorías que nos invitan a considerar a la paz como un elemento que se puede inculcar e imitar para lograr una cultura que busque la solución de los conflictos de manera pacífica y no a través de la violencia, basada en el análisis de los conflictos para garantizar la resolución de éstos, en lugar de enfocarse en los sentimientos engendrados por éste.

Johan Galtung, matemático y sociólogo noruego, considerado el padre de la Teoría de Conflictos, definía los mismos mediante el triángulo controversia-actitud-comportamiento, en los que la raíz del problema se encuentra en la controversia, los sentimientos generados por la misma componen la actitud y el comportamiento comprende las acciones derivadas de éstos. En muchos conflictos, tanto de alto nivel como de bajo, es el comportamiento, motivado por la actitud, lo que se percibe. Las acciones violentas ejercidas de cada una de las partes, como respuesta a las del otro, se enfrentan sin atender a la controversia, preservando así el conflicto de forma indefinida.

No obstante, no se debe de satanizar al conflicto, ya que éste es inherente a los seres vivos, es una fuerza motora que propicia el cambio y puede conllevar desde pequeños logros personales, hasta el desarrollo de las sociedades. El problema reside en la manera en cómo consideramos que deben ser resueltos, involucrando acciones violentas que provocarán un escalamiento en el mismo, hasta llegar a la violencia o al metaconflicto, como lo describe Galtung. Los conflictos deben estudiarse en su complejidad y lógica para poder sistematizarlos y crear conceptos y modelos para trabajar con ellos de una forma efectiva. A esta ciencia es a la que se le conoce como ciencia de los conflictos o conflictología.

Gracias a estas investigaciones podemos saber que la violencia ejercida no siempre es clara, sino que puede responder a situaciones culturales que la han invisibilizado y preservado, por lo que se requiere una intervención más amplia para resolverla. Galtung la describe en el triángulo violencia directa-violencia estructural-violencia cultural, en el que la violencia ejercida sobre la víctima es sostenida por todo un sistema político, social, jurídico y económico, derivado de una cultura que la naturaliza. La violencia de género es un claro ejemplo de cómo se configura esta triada, donde la violencia hacia las mujeres es soportada por toda una estructura, producto de una cultura patriarcal.

Por eso es tan importante para el movimiento feminista el educar en la cultura de paz, porque sólo desde aquí es desde donde podremos imprimir un cambio profundo y trascendente, que suprima el ejercicio de la fuerza y la violencia como la primera herramienta para resolver los conflictos. La cultura de paz se sustenta en una serie de valores y comportamientos que logren prevenir y evitar que los conflictos escalen, para resolverlos mediante el diálogo y la negociación, con los Derechos Humanos como punto rector y la educación como base.

Valores como el respeto a la vida, la libertad, la democracia, la educación, la tolerancia, la cooperación, la igualdad entre hombres y mujeres o el respeto al medio ambiente, deben ser compartidos por la sociedad para que puedan ser aplicadas. Se requiere que todos y todas estemos en la misma sintonía, que participen todas las personas que integran una familia, los medios de comunicación, las escuelas, las y los políticos, etcétera.

El sábado pasado se inauguró en la Universidad Pedagógica Nacional, el Seminario de Cultura de Paz y Ciudadanía, que organiza la Asociación Mujeres Agentes de Cambio, presidida por Pastora Ferráez Lepe, en coordinación con el Instituto Nacional Electoral (INE), a través de su titular, Luis Zamora Cobián, a la que tuve el honor de ser invitada a dar una charla sobre el tema. Respaldaron el evento de inauguración con su presencia, el presidente municipal de Villa de Álvarez, Felipe Cruz Calvario; la presidenta del DIF Municipal, Patricia Ceballos; el diputado Carlos César Farías Ramos; la consejera presidenta del IEE, Nirvana Fabiola Rosales; el vocal ejecutivo de la junta local del INE, Ramón Barragán Ornelas, y el presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Colima, Sabino Hermilo Flores.

El seminario, que finalizará en diciembre, se compone por cinco módulos, en el que se tocarán temas de Derechos Humanos, con un enfoque de género, considerados a instruir a sus participantes en la construcción de cultura de paz trascendente. Desde este espacio felicito a Mujeres Agentes de Cambio por su iniciativa en fomentar una cultura de la paz a través de la pedagogía, ojalá sea el primero de muchos y que a más personas les interese educarse en este tema. Parafraseando a Johan Galtung, si queremos la paz, debemos prepararnos para la paz, no para la guerra.