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De ayer y de ahora



ROGELIO PORTILLO CEBALLOS

Comprender y evaluar una relación


Domingo 15 de Septiembre de 2019 7:14 am


PARTAMOS de una gran verdad: somos seres sociables que nos necesitamos unos a otros. Nadie sobrevive solo. Nacemos en una familia que es una vida con cierta organización y específicas relaciones entre sus miembros. Tenemos, desde que nacemos, unas relaciones o vínculos con nuestros padres, es decir, con mamá y con papá, también con otros familiares como hermanos, abuelos, tíos, primos. A medida que crecemos, las relaciones con otras personas se van diversificando. Podemos tener relación con vecinos, amigos del barrio o vecindario. Al entrar a la escuela se abre más el abanico de posibilidades: tenemos compañeros y compañeras de escuela, conocemos a maestras y maestros, a supervisores, prefectos y directores, etcétera. Después en el ámbito laboral y social conocemos y tratamos a más personas, con las cuales tenemos relaciones humanas diversas. También entablamos relaciones de pareja. Y así, en el transcurrir de la vida, hacemos distintas amistades y conocemos diferentes personas con quienes tenemos algún tipo de relación.

Pero hay diferentes tipos de relación humana. Están las familiares, las de amistad, las escolares, las de noviazgo, de pareja, las laborales. Por otro lado, su nivel puede ser superficial o profundo; pueden ser sinceras o instrumentales; pueden responder al interés, a la utilidad o conveniencia; pueden ser honestas o no, etcétera.

Hoy quiero concentrarme en las relaciones que son importantes en la vida, las que se tienen con los seres queridos, las que responden y cubren nuestras necesidades, las que dejan huella, las que son significativas, las que nutren. Pueden ser la que se entabla con un ser querido, la que representa un gran amor; una de amistad sincera y compañerismo; o la relación con quien compartes tu vida.

He reflexionado sobre diferentes preguntas que se pueden hacer para comprender y evaluar una relación. Piensa, estimado(a) lector(a), en una relación que tengas o hayas tenido y que quieras comprender y evaluar en su caso. Iré enunciando cada pregunta con la idea de que, en tu caso concreto, la vayas respondiendo, como si fuera formulada por la otra persona de tu relación y dirigida a ti específicamente. Yo daré opiniones en algunas preguntas. Empecemos.

1.- ¿Qué propició o motivó el inicio de nuestra relación? ¿Qué fue lo que hizo posible el que tú y yo nos relacionáramos? Una relación se da porque satisface una o varias necesidades de la otra persona. Puede ser la necesidad de compañía, de amor, de ser escuchado, comprendido o las necesidades de apoyo mutuo.

2.- ¿Qué significa o ha significado nuestra relación como personas (o en su caso como familiares, como amigos, como pareja, como integrantes de dos generaciones)? Piensa en el tipo de relación que se ha llevado.

3.- ¿Qué ha significado nuestra relación cultivada desde hace varios años? Para que haya relación hay que reunirse, tratarse, conocerse y en su caso amarse. Recordemos que nadie ama lo que no conoce. 4.- ¿Qué lugar ocupamos o qué papel jugamos en la vida de cada quién?; 5.- ¿Qué hemos realizado juntos?; 6.- ¿Qué significa nuestra relación en el contexto de toda nuestra vida?; 7.- ¿Qué he recibido de ti?; 8.- ¿Qué he tomado de ti?; 9.- ¿Qué he dado?; 10.- ¿Qué has tomado de mí?; 11.- ¿Qué ha sucedido y qué cambios o transformaciones ha habido con el paso del tiempo en nuestra relación?; 12.- ¿Cómo me percibes, cómo me ves, qué soy o he sido para ti, y viceversa?; 13.- En el equilibrio entre dar y recibir, ¿cómo me siento?; 14.- ¿Qué he aprendido? ¿Qué me deja esta relación? ; 15.- ¿Por qué permanece una relación?

Una relación se mantiene porque hay afinidades y satisfacción de necesidades. Convives con alguien, lo frecuentas, te gusta estar con él o ella porque te la pasas bien, porque coincides en gustos, intereses o caracteres; te identificas, te sientes reconocido(a) y valorado(a). Porque amas y te aman.