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Psico-tips



GERARDO OCÓN DOMÍNGUEZ

El buen patriota


Domingo 15 de Septiembre de 2019 7:09 am


LAS fiestas mexicanas se caracterizan por ser alegres, surtidas de color, música (desde los tradicionales banda y mariachi hasta los narcocorridos), amplia variedad de comida (pura engordadera, por cierto), juegos pirotécnicos (cada año hay quemados) cada vez más coloridos, basura por doquier y bastante alcohol (y borrachos) en sus diferentes presentaciones (también los borrachos vienen en diferentes presentaciones, y no es que me asuste, yo también he tomado y me las he subido. Sí, yo me las subo porque yo decido hasta qué punto beber).

Si bien es cierto que esta es sólo una cara de la moneda, por el lado positivo están la variación en la rutina, aprovechar para saludar a las amistades que no veíamos hace tiempo, pasar un rato con la familia, tomar un descanso. También está el lado comercial, donde se estimula el intercambio de bienes y servicios directa o indirectamente relacionados. Ahora ya tenemos un panorama amplio de las fiestas donde tenemos un festejo patrio y las consecuencias o los excesos.

Y contrario a lo que pueda parecer, no estoy contra los festejos patrios, ni de ningún otro, como la Navidad o los cumpleaños. Pero se debe ser consciente de lo que se celebra y de los alcances. Y a los primeros que debemos tomar en cuenta es a los niños y niñas. Y a veces son los primeros paganos: dormidos a la intemperie, quemados con algún buscapiés, viendo espectáculos de borrachos, todo menos celebrar la Independencia.

La salud mental es algo muy curioso. Porque un componente necesario es el la responsabilidad: yo decido qué me afecta. Yo decido lo que hago. Y decido cómo me afecta lo que hacen los demás. Pero, la niñez, la infancia que nos rodea es altamente influenciable.

Para mejorar la salud mental de la sociedad debemos mejorar nuestra calidad de vida, y por tanto, mejorará la calidad de vida de la infancia y la niñez que nos rodea. Seremos más libres, pero, ¿cómo? Yo diría que, siendo el mes patrio, podemos empezar por ser mejores ciudadanos: poniendo la basura en su lugar, estacionándonos en lugares permitidos, respetando el semáforo, respetando al otro conductor, al vecino o vecina, evitando hacer dobles filas, respetando los lugares para personas con discapacidad, incluso pagando nuestras deudas y endeudándonos menos. Por consiguiente, seremos mejores personas y por lo tanto, seremos mejores papás o mamás. La infancia y la niñez tendrán mejores ejemplos a seguir, dentro y fuera de casa. Porque aprenden más de lo que hacemos que de lo que decimos. Incluso me atrevo a decir nos podrían estar viendo (a los adultos) como Jesucristo a los fariseos, cuando dijo a los judíos (Mateo 23:3): “Así que ustedes deben obedecerlos y hacer todo lo que les digan. Pero no hagan lo que hacen ellos, porque no practican lo que predican”.

Llega el momento en que la infancia y la niñez, ya no digamos la adolescencia, es capaz de corregirnos por lo que hacemos, por lo que decimos y hasta por cómo pensamos. A quién no le ha corregido un(a) hijo(a) por alguna palabra mal pronunciada como un “haiga”. O hemos resultado regañados por tirar basura en la calle… por estacionarse en lugar prohibido. Sólo para recibir ellos(as) una reprimenda por poner en evidencia a los mayores, en lugar de nosotros corregir nuestro inadecuado proceder.

Lo malo: seguirán habiendo accidentes relacionados con la pirotecnia, en estas Fiestas Patrias y en todas las fiestas, mientras como ciudadanos y padres (madres) de familia lo permitamos.

Lo bueno: podemos ser tantito más patriotas, mejores mexicanos. No sólo salir a festejar el Grito, sino hacerlo con limpieza, cuidando la salud mental de la infancia y la niñez que nos rodea (porque ellos nos imitan).

Lo chundo: sentirse muy mexicano por ponerse borrachote, traer sombrero de paja y gritar ¡Viva México caaaaaanijos!

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*Psicólogo

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