Va la cannabis pero, ¿cómo?
CATALINA PÉREZ CORREA
Martes 17 de Septiembre de 2019 8:25 am
V A la cannabis, reportaron varios diarios el sábado. “Sí sale. La intención es que legislemos en la
materia y que hacia la tercera semana de octubre
podamos sacar la ley”, declaró la semana pasada el
senador Ricardo Monreal. En la página del Senado existe un
micrositio para la regulación de la cannabis. Ahí se pueden
consultar las 10 iniciativas que se han presentado en esta Legislatura y sirven de base para la ley que se elabora. Ahí mismo
se puede además consultar los eventos que se han organizado
para discutir el tema. Aunque no aparece en la agenda concurrente del Senado con el Gobierno Federal para el segundo
año, la expedición de una Ley de Cannabis se encuentra como
prioridad en la agenda legislativa de ese órgano.
Existen pues, buenas señales para pensar que esta vez
sí va a salir alguna ley. Sin embargo, subsisten las dudas
sobre cómo se va a regular. ¿Qué reglas van a regir la producción, venta, publicidad, etiquetado de productos fabricados? ¿Qué agencias van a verifi car el funcionamiento del
mercado legal? ¿Cuáles van a dar seguimiento a los niveles
de consumo e implementación de políticas de reducción de
riesgos y daños? ¿Se va a priorizar la salud o el desarrollo
empresarial?
Hace apenas unas semanas, el senador Julio Menchaca
presentó otra iniciativa. A pesar de reconocer la necesidad
de regular la cannabis, la propuesta no regula nada; reforma
dos artículos de la Ley General de Salud y avienta al Ejecutivo la obligación de emitir un reglamento sobre el uso adulto.
¿Cómo? ¿Quiénes? ¿Con base en qué se debe regular? La iniciativa no atiende ninguna de estas preguntas. Además de incumplir con la obligación de legislar, abre la puerta a mayor
injerencia de la industria en la elaboración de las reglas que
rigen el mercado. No es lo mismo que queden en Ley estas
reglas a que queden en un reglamento. La ley pasa por dos
cuerpos legislativos y está abierta a la discusión y escrutinio
público. El reglamento se elabora en espacio opaco, idóneo
para el cabildeo y la toma de decisiones caprichosas.
La industria de la cannabis ha crecido de forma impresionante en los últimos años. Además de usarse para
consumo adulto, existe una infinidad de productos que se
producen con la planta, desde medicamentos, papel, telas,
hilos, cuerdas, maquillajes y plásticos. Se trata de un mercado importante que vale millones. Para poner las cosas en
perspectiva, en junio pasado, el estado de Colorado –donde
ya es legal la cannabis–, reportó que había recabado mil
millones de dólares desde la entrada en vigor de su mercado
legal. Sólo en abril y mayo de este año recabó 24 millones de
dólares mensuales. Trasnacionales importantes como Bayer y Monsanto ya tienen interés en el mercado mundial de
cannabis y cabildean en distintos países para lograr reglas
que los beneficien.
Las estimaciones sobre el valor del mercado mexicano de
cannabis son muy variables, pero México tiene un importante
potencial de producción y un importante mercado. Existen ya
muchos intereses alineados para dominar ese espacio.
El miércoles pasado se llevó en el Senado el foro Hacia
la regulación debida de la cannabis: Experiencia internacional, Derechos Humanos y economía”, organizado por la
senadora Cora Cecilia Pinedo Alonso. En el Foro participaron empresarios canadienses y mexicanos pero, a pesar de
tener como tema la “debida” regulación no participó ningún
regulador, como si la regulación sólo fuera un tema de desarrollo de intereses empresariales.
Muchas personas creemos que la regulación de las drogas hoy ilícitas es un componente necesario para lograr la
paz y la justicia social. La prohibición es insostenible. Sin
embargo, es indispensable anteponer a la salud pública a
los intereses empresariales. La experiencia del alcohol, el
tabaco y la azúcar enseñan los costos sociales que tiene dejar a los intereses empresariales por delante. El riesgo hoy
en México es que se formule una ley para benefi ciar a unos
cuantos a costa de muchos. Por el bien de todos, la salud
debe ir primero.
*Profesora investigadora del CIDE
Twitter:@cataperezcorrea