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Malas compañías



MARIO ALBERTO SOLÍS ESPINOSA

Un año de mediocridad


Miércoles 18 de Septiembre de 2019 7:05 am


EN unas semanas, los alcaldes de la entidad cumplirán su primer año de funciones; la mayoría de ellos arriban a esa fecha sumidos en la intrascendencia, a la cabeza de gobiernos paralizados por la falta de recursos, proyectos e imaginación para trascender el papel de meros pagadores de nómina.

Novatos algunos y experimentados otros, la condición no importa, en su mayoría han incumplido con sus promesas de campaña y en vez de marcar un cambio sustantivo en la gobernanza, retroceden en el cumplimiento de sus funciones primordiales.

Sin importar su filiación partidista o el proyecto ideológico que enarbolan, los presidentes municipales no atinan a estructurar un programa propio que impacte en las estándares de bienestar de la población; en muchos casos, pareciera que no existe este nivel de gobierno.

Vialidades intransitables y sucias, camellones invadidos por la maleza, amplias zonas en la oscuridad y semáforos mal coordinados son la constante en las principales ciudades de Colima. Las zonas urbanas pierden su brillo por el abandono y la dejadez de las autoridades.

Tampoco hay resultados en el ámbito de la seguridad pública, los robos de vehículos, a viviendas y negocios se multiplican; los delincuentes se regodean en la impunidad y amplían sus redes de operación en un territorio olvidado por todos los niveles de gobierno, incluidos los municipales.

La organización de los vecinos y la defensa propia tiende a sustituir la ineficacia gubernamental, una medida que nace de la urgencia pero obliga a cuestionar el sentido de tener un obeso aparato burocrático en los municipios, que ofrece nulos resultados y absorbe gran parte de los recursos públicos.

Igualmente omisos han sido los ayuntamientos en la planeación y ejecución de infraestructura urbana; son inexistentes las obras que ayuden a mejorar el entorno de los ciudadanos para hacerlo más habitable, por el contrario, las ciudades languidecen por el descuido y el inexorable paso del tiempo.

La falta de recursos federales es una justificación a medias o de plano inaceptable, pues los munícipes, con un poco de inventiva, podrían emprender novedosos proyectos para fomentar la participación de la iniciativa privada e incluso de organismos internacionales.

Muchos, sino es que todos los alcaldes, tienen aspiraciones políticas, son legítimas pero tendrían que basarse en los resultados y no solamente en intereses personales u ocurrencias; para darle la cara a la población, los munícipes tienen que cumplir con sus compromisos y hasta ahora no lo han hecho.

Hoy su carta de presentación es la mediocridad; sus ganas de repetir en el cargo o incluso colarse a otro superior no corresponden a su desempeño, sino a la indubitable verdad de que sin hacer mucho, por coyunturas políticas o incluso por suerte, están ahí.

Así que ya es hora de que los alcaldes dejen de lamentarse por la situación financiera adversa y se pongan a trabajar; tampoco es tiempo de proyecciones electorales o conspiraciones de café, es momento de darle resultados a colimenses, ya de por sí hartos de políticos que solamente nadan de muertito, arrojando la piedra y escondiendo la mano.


BREVE HISTORIA PARA CAMILA


El fin de semana pasado, traté de infundirle a Camila el sentido histórico de los festejos patrios de este año, por primera vez encabezados por un Presidente de izquierda. Debo reconocer que la moconeta me acompañó silenciosa y expectante en el seguimiento que dimos por televisión a la Ceremonia del Grito.

Es una adolescente, tampoco esperaba una disertación, agradezco que haya estado conmigo en una fecha importante y me siento complacido de que atestiguara lo que sucedió en el Zócalo; silenciosos pudimos escuchar la expresión de la sociedad, eso quería que viera, más allá del ruido que contamina el genuino sentimiento del pueblo. Apenas hace una semana decía que la princesa por fin le dio un punto bueno al Gobernador del Estado, porque el uniforme escolar le había gustado; pues pronto retiró lo dicho, cuando le dijeron que el short-falda que le habían asignado estaba equivocado, era para primaria, así que lo tuvo que regresar.