Cargando



De ayer y de ahora



ROGELIO PORTILLO CEBALLOS

El orden en tu vida


Domingo 22 de Septiembre de 2019 7:12 am


UNA vez estuve preparando una dinámica o actividad para realizarla con jóvenes. El tema era la importancia del orden en nuestras vidas. Me preguntaba: “¿cómo le hago para transmitirles la importancia de actuar con orden, con organización en la vida?”. Ya sé: voy a pedirles que hagan dos equipos y que se pongan uno frente a otro y les haré algunas preguntas. Se formaron los dos equipos de cinco miembros cada uno y se colocaron uno frente a otro.

Luego les dije: “imagínense que en este momento ustedes representan dos equipos deportivos que van a competir. Les hago estas preguntas: ¿Qué equipo ganará?, ¿el que está más organizado o el que está desorganizado? ¿Qué equipo avanzará más?, ¿el que entrena con orden, método y disciplina o el que todo lo hace “a lo gorras” o que siempre improvisa? ¿Qué equipo ganará si uno estudia las técnicas o características del contrario y el otro simplemente las desconoce?”. Las respuestas de los participantes del grupo las iba aprovechando para encaminar las reflexiones hacia la necesidad de proceder con orden, con organización en la vida y poder así lograr realizar nuestras metas.

También les dije: “imagínense ahora que ustedes representan dos ejércitos. ¿Quién ganará?, ¿el que esté más organizado o el que procede sin orden y disciplina? ¿Quién ganará?, ¿quien procede con avances estudiados, organizados, conociendo el terreno y las condiciones del enemigo?, ¿o el que procede solamente por corazonadas o impulsado sólo por la rabia o la furia?”.

De igual modo iba aprovechando las respuestas, comentarios y participaciones de todos para insistir en que si no procedemos con orden en nuestras vidas, difícilmente lograremos avanzar.

Continué la dinámica pidiéndole a dos participantes que nos dijeran cómo organizaban el acomodo de sus cosas en su ropa: “A ver, Pedro, dime cómo ubicas tus cosas en tu ropa”; “Bueno, –contestó–, llevo mi pluma en la bolsa de la camisa junto a mi credencial y mis lentes. En el pantalón, del lado derecho, pongo mi cartera con dinero cuando traigo, y en la otra bolsa llevo las llaves de mi casa. Mi celular me lo meto en la bolsa trasera”. “Y tú Rafael, ¿cómo ordenas tus cosas?”; “Yo simplemente con las prisas las meto en la primera bolsa que encuentro vacía, sin fijarme tanto dónde quedaron las cosas”. Así, aprovechaba cada intervención y hacía preguntas: ¿Quién creen ustedes que encontrará más rápidamente sus llaves?, ¿Pedro o Rafael? ¿Quién desperdiciará más tiempo buscando?

Ahora, les dije a los jóvenes: vámonos a una visita a sus habitaciones de sus casas. Y les hacía preguntas: “¿Cómo tienes acomodada tu ropa? A ver tú, Rosa María, dime cómo tienes organizados o acomodados tus vestidos, blusas, bolsas, zapatos, etcétera”. “Bueno, yo simplemente cuelgo en el closet conforme los lavo y según el espacio disponible porque tengo también ropa que ya ni me pongo y ahí está, aparte de tiliches que se van acumulando”.

Luego procedí a preguntar sobre cómo organizaban su tiempo, si en realidad planeaban sus actividades o simplemente vivían como barcos que se dejan llevar por la corriente, sin tomar decisiones sobre lo que quieren. “A ver tú, Armando, ¿cómo distribuyes tu tiempo en un día como hoy? O tú Miguel, ¿cuáles son tus metas?”.

Al tiempo del desarrollo de esta dinámica comentábamos: “El orden es concebir las cosas en forma organizada. Orden es un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar. Hay muchas maneras de ordenar algo, por ejemplo, una habitación puedo empezar a ordenarla por categorías: la ropa, los libros, los documentos, objetos varios… Para ordenar mi vida, necesito saber qué va primero y luego qué va después; necesito saber cuáles son mis prioridades. El orden multiplicará tu tiempo, te hace aprovechar mejor tus recursos, te da tranquilidad y rumbo mientras que el desorden o el orden excesivo te desgasta, te limita en tus interacciones y te impide lograr cosas”.