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Innovemos algo ¡ya!



MARÍA EUGENIA GONZÁLEZ PEREYRA

Gracias por tanto


Domingo 22 de Septiembre de 2019 7:17 am


UN 16 de diciembre de 1925, en Leimen, Baden-Wüttemberg, Alemania, en el seno de una familia católica, nació Bert Hellinger, cuya historia de vida lo llevó a consolidar una existencia al servicio de la vida y de las personas desde una mirada amorosa, fenomenológica, de un profundo compromiso con una consciencia espiritual, clara, contundentemente saludable y de inconmensurables beneficios.

Toda persona que ha sido tocada por la consciencia de su filosofía y la clara evidencia de su técnica sistémica, mejor conocida como Constelaciones Familiares, modificó su vida, siempre hacia un bien mayor para sí mismo y la de todo su sistema familiar. Esta amorosa, respetuosa, sutil y profunda manera de mirar al problema, sin juicios, en profunda sabiduría y reconociendo a lo más grande como tal, mediante la observación de los fenómenos, de los hechos y en una estricta observancia del orden del amor, siempre buscará aportar una mirada de solución al enredo.

La manera en que Bert Hellinger aprendió a mirar más allá de lo evidente ha brindado salud y dicha a millones de personas a lo largo de todo el mundo y entre tantos me encuentro yo, el pasado jueves 19 de septiembre, Bert Hellinger, mi maestro, mi referente y quien diera la semilla a mis maestros de vida, ha migrado de regreso a la fuente de la vida, se ha reunido con la gran alma y es ahora uno en Dios.

Si alguien supo interpretar el entorno con humildad y en generosa entrega fue él; nos resta a quienes hemos seguido esta línea de servicio, reforzar nuestro compromiso por honrar su regalo siendo impecables con nuestro hacer, para que la semilla se reproduzca conforme a su género y para continuar llevando la sana claridad en servicio y humildad; honrando a los padres, adquiriendo la promesa de una vida larga en prosperidad para todas las personas que quieran mirar para sanar.

Si alguien supo innovar algo fue Bert Hellinger, él encontró la forma de transferirnos algo grande desde la oposición al nacionalismo de Hitler, en las trincheras de la gran guerra, con las vicisitudes de un campo de prisioneros en donde estuvo confinado, con la huida de regreso a casa, en el remanso del seminario, como sacerdote, en la paciente observación de los Zulúes en Sudáfrica, mediante un arduo y continuo estudio académico, entre la confrontación que lo llevó a elegir a las personas por encima de la ideología, en su laico vivir, el matrimonio, los hijos, sus alumnos y en la ardua labor de documentar su dedicada observación y conclusiones.

Para mí, conocer de él a través de Ingala Rolb fue un nuevo principio; pasé de ser un patito feo para saberme un cisne, gracias también para mi tío Gogo, quien confabuló con el universo para que yo fuera a mi primer taller de Constelaciones Familiares, pues desde ese día todo me ha traído hasta aquí, en donde soy dichosa; procurando ser fiel y consciente seguidora de una forma de vida que sólo trae alegrías; muchos años han sido los que he dedicado al estudio de la obra de Bert Hellinger y de sus discípulos.

Profundos son los cimientos y las semillas de reflexión; absoluto el amor en acción desde la fórmula de Bert Hellinger; mirada desde la sé lo importante de saber vivir para servir, servir para servir y servir para vivir. Así como el maestro Jesús nos enseñó.

En la fenomenológica de la filosofía de Bert Hellinger, podemos ir tomando conciencia de lo que hay detrás de la realidad aparente, detrás de los conflictos y del sufrimiento, detrás de la paz y de la felicidad. Él trabajó en y con los campos morfogenéticos, descubriendo las leyes sistémicas del amor, “los órdenes del amor”, el papel de la conciencia moral, la dinámica profunda del movimiento sanador. Uno de sus mayores descubrimientos ha sido entender el rol de la conciencia moral; él observó que usamos la justificación moral “estoy en mi derecho” “es mi deber” “eso es bueno, lo otro es malo” cada vez que estamos actuando sin amor con alguien, o sea cada vez que hacemos daño a alguien…

Bert Hellinger gracias por tanto, brillas ya siendo uno en Dios.


*Terapeuta psico-emocional


innovemosalgoya@gmail.com