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GERARDO OCÓN DOMÍNGUEZ

Cuando el Sida te es infiel


Domingo 22 de Septiembre de 2019 7:10 am


TANTO si creemos en la teoría de la evolución o la creación de la humanidad por un ser divino (Dios), la promiscuidad ha estado presente todo el tiempo en mayor o menor medida, y con ella, la proliferación de ETS (Enfermedades de Transmisión Sexual), entre ellas, el no tan temible Sida (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida).

Bueno, al parecer, en general, no le tienen miedo a contagiarse de Sida, sino que les tienen miedo a las personas que lo tienen. Aquí se plantea una terrible y triste incongruencia, matizada por la ignorancia (las personas no saben cómo funciona el Sida), la indiferencia (no quieren saberlo), el prejuicio (creen que ya saben lo que necesitan saber) y un absurdo sentimiento de invulnerabilidad (creen que eso sólo le pasa a los demás). Tan es así, que cientos de jornaleros mexicanos viajan a Estados Unidos a trabajar para traer unos cuantos dólares a su familia. Lamentablemente, además de dólares, algunos traen el VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana), causante del Sida, resultando en la infección de sus parejas.

Hay muchos fenómenos asociados a esta situación, pero me interesa hablar de los adolescentes. Seamos directos (creo que así debería llamarse esta columna), muchos adolescentes (ellos y ellas) están teniendo sexo, muy probablemente también nuestros hijos e hijas, queramos o no. Es muy complicado que nos lo cuenten, porque para ello se requiere que hayamos cultivado confianza del tamaño de Rusia. Si sumamos estos factores tenemos el abono perfecto para que florezcan las ETS.

La adolescencia está vulnerable por la alta producción de hormonas que los impulsan a la conducta sexual. Además los vulnera la impaciencia, la falta de planeación; así como también el prejuicio propio de la adolescencia inmadura. Y sean mujeres u hombres adolescentes: cargar un preservativo, ¿qué hará mi mamá me lo encuentra? ¡Me mata!

Y quizá en este sentido exista más tolerancia a que los hombres carguen un preservativo, pues es signo de responsabilidad, planeación, quizá los tachen de ca… nijos. A uno que otro le dirán: “¿Y tú para qué quieres eso?, si no co… loreas.

Pero esa no es buena reputación para las mujeres, sino lo contrario. Seguramente si traen preservativos es porque son unas facilotas y unas pu… ¿Pues qué le podemos hacer? Las mujeres tienen el derecho de réplica: traer un condón es signo de madurez, responsabilidad, aceptación de la realidad sexual que existe en nuestro rededor; las mujeres tienen derecho a cambiar de pareja si son golpeadas, engañadas, si son menospreciadas. Tienen derecho a ser felices, a ejercer su sexualidad plenamente con la persona que les parezca adecuada.

Los hombres tenemos la obligación de entender que si una mujer carga un preservativo, es para protegerse de una enfermedad. La mujer no tiene obligación de confiar ciegamente en los hombres, porque de hecho, no lo merecemos. Y no lo merecemos, no porque todos seamos unos canijos, sino porque no todos son santos. Y ellas no pueden adivinar (ni queremos que adivinen) nuestro pasado sexual.

Total, hombres, si no quieren estar con una mujer que trae sus propios condones, mejor no anden con ninguna.

Por el otro lado, si la pareja de adolescentes está a medio beso apasionado y parece que se va a convertir en lucha libre, yo entiendo que se pierde la magia al decir: bueno, si vamos a tener relaciones lo mejor es que los dos nos hagamos la prueba Elisa (prueba de laboratorio para detectar ETS). Pero siempre será mejor que adquirir alguna ETS.

A estas alturas del partido, en pleno Siglo 21, ya en la misma adolescencia no se vale confiar en la palabra del novio (a), pues ese exceso de confianza engorda las estadísticas de las enfermedades. Y recuerden, el noviazgo puede haber terminado, pero el Sida, ese se queda…

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*Psicólogo


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