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Elección en veremos



MANUEL GODINA VELASCO


Miércoles 16 de Octubre de 2019 7:14 am


NO cabe duda que en política no hay nada escrito, ya que en una misma semana ocurren hechos o sucesos que nadie había contemplado, lo que modifica cualquier plan o programa de acción. Afirmo lo anterior por la amplia difusión que tuvo la convocatoria de Morena, para el proceso de renovación de su dirigencia nacional publicada desde mediados del mes de agosto anterior, definiendo los pasos a seguir hasta llegar a la realización del III Congreso Nacional Ordinario el 20 de noviembre del año en curso, que es el facultado para definir la nueva dirigencia.

Las descalificaciones y las pugnas entre los grupos interiores y la simpatía de los militantes por diversas personalidades morenistas no se hicieron esperar. Desde principios del pasado mes de septiembre, se conformaron cuatro grandes grupos de militantes: en apoyo o simpatía a la actual dirigente Yeidckol Polevnsky; de Bertha Luján, quien ocupa la presidencia del Consejo Nacional de dicho partido; así como en torno del diputado de origen colimense Mario Delgado Carrillo, quien coordina la bancada de Morena en la Cámara de Diputados, sumándose a los aspirantes hasta el senador suplente de Ricardo Monreal, Alejandro Rojas Díaz Durán.

En este mes de octubre arreciaron los ataques entre dichos adversarios, particularmente provenientes de Yeidckol y de Bertha Luján, ambas queriendo descalificar a Mario Delgado ante el creciente apoyo de diputados federales, senadores, diputados locales y alcaldes de origen morenista de diversos estados de la República a favor de Mario; contra Alejandro, el personaje más débil, simplemente lo dejaron correr en sus aspiraciones, que por cierto no representa peligro alguno.

El argumento esgrimido por Bertha Luján, expresado hace días en su visita de proselitismo a Colima, fue que Mario Delgado no reunía las condiciones de elegibilidad por no ser militante registrado en el objetado padrón de militantes morenistas, llevándose de paso a Indira Vizcaíno, una de las destacadas impulsoras locales de su candidatura, alusión que nada tiene que ver con la dirigencia, ya que no aspira a dicho cargo.

Pero en la última semana, la olla de presión política entre morenistas llegó a su punto de explosión por dos hechos dados a conocer simultáneamente. Ante la inconformidad de algunos quejosos, por la decisión de la Comisión de Honestidad y Justicia de Morena, que permitía la reelección de dirigentes y consejeros actuales, el Tribunal Electoral de la Federación determinó que sólo es procedente una reelección para quienes hayan sido electos en el año en curso, no así para aquellos dirigentes y consejeros designados en años anteriores.

Con este fallo judicial, de carácter inatacable, tanto Polenvsky como Luján quedan inhabilitadas para contender en búsqueda de la dirigencia morenista, fallo dado a conocer la víspera de la fecha de la realización de las Asambleas Distritales, que en algunos lugares se realizaron el pasado sábado 12 de octubre.

Ante este revés, Polenvsky, tratando de alargar su periodo estatutario, aduce que el proceso electoral en marcha debe detenerse y aplazar dicha elección hasta 2020, por inconsistencias en el padrón de militantes; petición a la que se suma Alejandro Díaz, para que en el Tribunal Electoral Federal se tomen medidas cautelares en protección a militantes excluidos.

Muchos de los votantes para elegir a los Consejeros fueron impedidos de sufragar, ya que sólo los militantes registrados de 2017 para atrás podían hacerlo. En muchos lugares hasta hubo agresiones físicas y disparos de arma de fuego. En suma, todo un cochinero.

No obstante, nuestro paisano Mario Delgado, ante los impedimentos de sus contrincantes para dirigir Morena, está más firme que nunca, se haga el 20 de noviembre o se aplace para después. Con ello habrá un aspirante menos a la gubernatura de Colima, como lo pronostiqué en este mismo espacio hace meses. El proyecto de Mario tiene más importancia que gobernar Colima.


*Analista político