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Momentos



EVA ADRIANA SOTO FERNIZA

El mundo futuro


Sábado 26 de Octubre de 2019 7:46 am


EN qué mundo vivimos que todavía me siento impresionada por un hecho que por sí mismo parecería normal, pero que para nuestro desencanto, no lo es. De compras para surtir la despensa, avanzaba por uno de los pasillos de la tienda con las manos llenas de objetos que amenazaban desbordarse debido a la imprevisión por no usar el consabido carrito, al cabo que iba por dos que tres cositas; así que se resbaló una de ellas y fue a dar al suelo. Obvio, empecé por hacer malabarismos para intentar recuperar dicho artículo cuando, una manita veloz se me adelantó y lo recogió. La pequeña manita venía unida a una también pequeña niña, que con toda naturalidad me lo entregó y continuó su camino acompañada por el eco de un asombrado, ¡gracias, qué linda! Me quedé con las ganas de pronunciar un elogio a la señora que iba con ella, asumiendo que o era su mamá o algún familiar, tal fue la impresión que me causó.

Y vaya, que si hubiera sido cualquier adulto el protagonista de tal acción no lo estaría contando, ya que al menos en nuestra provincia costeña, todavía hay gente amable por ahí; pero se trató de una niña. A estas alturas del nuevo milenio ya nos habremos dado cuenta que lo común en la generación más reciente, o sea, la de los infantes, es el considerar a los adultos algo así como proveedores-esclavos, y no se molestan en prodigar amabilidades más que en raros casos. Será porque “ya no se usa” o, porque la vida cada vez más acelerada no da tiempo para que los padres se detengan a enseñarles a sus hijos “obsoletas” reglas de educación y buenas maneras. Y bueno, todo esto viene mucho al caso y cae redondito en estos momentos de caos, violencia e inseguridad inéditos. 

Así que el foco rojo que ya traigo instalado parpadeó a manera de aviso. Los padres deben, pues, redefinirse, porque lo que se siembre en los hijos hoy dará la clase de adultos que serán mañana. Y como el mañana ya está aquí habrá que apostar por una educación innovadora. Son chicos y chicas que ya nacieron dentro de la tecnología y los padres deben ponerse al día para poder conectar con ellos. La violencia está por todas partes y debemos estar lo más cercanos posible, que no nos aíslen los avances tecnológicos. ¿Qué tal y estos niños de hoy terminarán con la racha apocalíptica a la que no se le ve fin ni salida aparente? Esta nueva conciencia de las mentes jóvenes es una esperanza de cambio, pero también puede ser un tsunami que viene si se descuida su formación y se siguen mandando a volar los valores. 

Pese a todo, hay que resaltar acciones extraordinarias entre la generación joven y así como arriba menciono a la niña que me sorprendió amablemente, también quiero hablar aunque sea brevemente de otra niñita que vive y es originaria de la Huasteca Potosina: Sofía Molina tiene diez años y ha ganado la atención internacional por su proyecto Cococu dirigido a proteger el jaguar, un animal en peligro de extinción que habita en el corredor de la Sierra Madre. Aunque la mayoría se encuentra en el sureste de México, este felino está amenazado debido a la cacería ilegal, o por considerársele una amenaza para el ganado. En la Huasteca Potosina hay entre 40 y 50 jaguares; ahí la gente de las comunidades tiene mucha cercanía, especialmente en los lugares más altos en las montañas, y en estos sitios es donde el jaguar tiene su hábitat. “Nosotros les damos apoyos a los niños que nos transmiten sus conocimientos sobre el jaguar y llevamos el mensaje a otros niños de la ciudad”, afirma Sofía Molina.

Sofía fundó la Asociación Civil Cococu, abreviación de las palabras “Concientizar”, “Conocer” y “Cuidar”, un proyecto que es apoyado por comunidades que habitan casi 12 mil hectáreas en San Luis Potosí. “Desafortunadamente los adultos no estamos conscientes de que un niño puede hacer lo que ella está haciendo. Ha sido un reto protegerla, cuidarla, que no haya señalamientos a los niños, porque ahora ya no es sólo ella, sino aproximadamente unos mil niños de 6 a 12 años de edad que viven en distintas comunidades que participan activamente”, afirma Mario Molina, padre de Sofía, quien junto con su esposa son asesores y consultores en distintos temas como la preservación de áreas naturales, ganadería y vida silvestre en la región mencionada. Alivia creer que pinta para mejor el mundo futuro.   

POSDATA: ¡El sueño ya tiene código postal! Un orgullo para Colima el Centro Cultural Mujerdanza. Reciban un aplauso y un fuerte abrazo, Paty y Héctor.


bigotesdegato@hotmail.com