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Despacho Político



ARMANDO MARTÍNEZ DE LA ROSA

Vándalos


Viernes 15 de Noviembre de 2019 7:04 am


ENRIQUE Graue fue electo rector de la UNAM para un segundo periodo que se termina en 2024. Sin sobresaltos ni posteriores expresiones de inconformidad, dio ejemplo de madurez en las relaciones internas. Graue no podrá postularse a una segunda reelección porque la Ley Orgánica de la institución lo prohíbe.

Ayer, la torre de la Rectoría de la máxima Casa de Estudios del país fue atacada por vándalos encapuchados armados con explosivos, varillas y otros artefactos, causaron daños a las instalaciones para protestar contra el acoso y las agresiones de que han sido víctimas estudiantes, particularmente mujeres.

No es la primera vez, y previsiblemente ni la última, que los llamados “anarquistas” recurren a actos vandálicos, sea en grupo reducido como el de ayer, o infiltrándose en manifestaciones de otros grupos políticos o sociales, como sucedió en la marcha de las mujeres que protestaron en las calles de la Ciudad de México, sobre todo en el Paseo de la Reforma, contra violaciones y asesinatos de mujeres luego que policías capitalinos agredieron a una joven.

Aquellas manifestantes pintaron monumentos como el así llamado Ángel de la Independencia –en realidad es la victoria alada, Niké–, rompieron cristales y la emprendieron contra una estación de policía. ¿Habrían llamado la atención sobre sus demandas las mujeres si hubiesen marchado pacíficamente? No. Por supuesto, no.

El caso de los “anarquistas” es diferente. Ese grupo no conoce más táctica que el vandalismo, que incluye ataques a librerías, en el más acendrado espíritu nazi. Forman una suerte de secta que está lejos de la doctrina anarquista auténtica. Probablemente, están infiltrados por agentes policíacos para incitar a actos de provocación. Conforme este grupo se comporta, se puede afirmar que están en la línea del “infantilismo de izquierda”, según el concepto con que los define la izquierda revolucionaria.

La vigilancia en la UNAM es insuficiente. Y deficiente. Los guardias cuidan desarmados el extenso campus de Ciudad Universitaria. Durante décadas, estudiantes se han opuesto a que los vigilantes porten armas de fuego. Para colmo, aun desarmados han incurrido varios de ellos en delitos diversos y a algunos se les liga con grupos de vendedores de droga que merodean la Ciudad Universitaria.

Otro núcleo de vandalismo y delito lo forman los ocupantes del auditorio Justo Sierra –coloquialmente llamado auditorio Che Guevara– también desde hace décadas. Inicialmente, un grupo de estudiantes anarquistas se apoderó del edificio que está bajo la administración de la Facultad de Filosofía y Letras. Lo convirtieron en un chiquero, primero, y luego en fortaleza de vendedores de droga y otros hampones. Desde entonces, ya no se usa en actividades académicas. Cuando el despojo no ocurría todavía, ahí dieron conferencias grandes filósofos, economistas, científicos y artistas, entre ellos varios Premios Nobel. Un célebre homenaje a Jaime Sabines tuvo lugar en el auditorio, con lectura de sus poemas por el autor. Cito sólo uno de muchos ejemplos.

La UNAM no es la única casa de estudios objeto de acecho. Muchos grupos políticos acosan políticamente a las instituciones de educación. Las consideran botín político. Y si no los detienen, son capaces de convertirlas en criaderos de grillos. El pretexto puede ser cualquiera, desde pretendidas posiciones “democráticas” o “democratizadoras” hasta supuestas redenciones que encubren ambiciones personales.

Nada hay más democrático que la educación, porque genera oportunidades de movilidad social y porque despierta y alimenta la conciencia crítica de los ciudadanos. Y porque extiende el conocimiento a grupos y estamentos sociales no universitarios. Además, educa a un costo mínimo, y aun más barato resulta si se les compara con instituciones académicas de otros países o las privadas, donde sólo el dinero abre puertas a la educación.

El asalto a las universidades, como el de los “anarquistas” ayer a la UNAM, y no son los únicos, es el movimiento de la barbarie contra la educación. Y eso debe pararse en seco. Las acechanzas han de atajarse oportunamente. De lo contrario, hasta eso perderá la sociedad mexicana al convertir la academia en botín político y en cátedra de la mediocridad.


MAR DE FONDO


** Se acaba la feria. Y después de veintitantos años de no ir a esa fiesta, acumulo uno más. En verdad, no me ha hecho falta. En cambio, toda la vida he esperado las Navidades como si aún fuese niño.


** Por mucho que el asilado Evo Morales ocupe buena parte de la atención nacional, el asunto más grave del país sigue siendo la violencia criminal y la consecuente inseguridad pública. 


** “Una voz femenina en el teléfono/ se escucha inesperada y audaz./ Cuánta dulce armonía hay/ en esa voz sin cuerpo./ La Suerte en su transcurrir benévolo/ no siempre pasa de largo:/ El sonido del laúd del serafín/ es como tu voz en el teléfono”. (Nikolai Gulimiov, ruso, 1886-1921. El teléfono.)