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México siempre solidario



ROSA EVELIA VILLARRUEL FIGUEROA


Viernes 15 de Noviembre de 2019 7:07 am


PODEMOS hacer una lista larga desde que nuestro país –atendiendo a disposiciones constitucionales y facultando a los Presidentes– ha mostrado abierta solidaridad con personas y grupos mediante la modalidad del asilo político, protección a migrantes, resguardo en situación de riesgo o bien la opción de la nacionalidad mexicana a quien así lo decide.

También habría que resaltar que aquí no se ejerce la acción de la persecución a quienes no ostentan un documento que los avale para radicar en nuestro país, que llega en busca de mejores condiciones de subsistencia, como lo hace sistemáticamente Estados Unidos con nuestros paisanos/as y otros migrantes de Centro y Sudamérica, principalmente.

Así tenemos que nuestro país está integrado por personas de muchas nacionalidades que encontraron en él, una forma adecuada de asentarse, permanecer y donde su descendencia es más mexicana que extranjera, promoviendo y expandiendo saberes y sabores por lo largo y ancho del país. Un ejemplo palpable lo vemos en los chinos con su deliciosa cocina, los argentinos con sus jugosos churrascos, y así sucesivamente.

La mayoría de los Presidentes de México han recibido infinidad de personalidades, aunque hay que decirlo, no todas del agrado de sus habitantes, pues cada uno lo ha hecho no siempre por solidaridad, sino atendiendo más a intereses personales y políticos que en su momento les ha retribuido trascender a un estatus diferente. Aunque en cada ocasión existen reacciones diversas al respecto y se ha cuestionado nuestra política exterior con expresiones como “candil de la calle…”, etcétera.

Me viene a la memoria un caso emblemático de asilo, cuando en el gobierno del general Lázaro Cárdenas recibió en nuestro país y los reintegró a sus respectivos progenitores, a un grupo de niños y niñas que a consecuencia de la Guerra Civil Española y para protegerlos de esa barbarie, fueron enviados a la antigua URSS, en la cual los proveyeron de todo lo necesario para que el tiempo que estuvieran asilados ahí, fuera de lo más cálido y provechoso, incluida la formación académica.

También, durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, otro personaje que llegó para quedarse fue el revolucionario León Trotski, por petición y gestión del pintor mexicano Diego Rivera y su pareja Frida Kahlo, a quien unió una amistad colmada de coincidencias políticas y que conservaron hasta el asesinato de León, ocurrido el 21 de agosto de 1940. La casa de Trotski fue resguardada y convertida en museo, es un espacio donde quien lo visita puede conocer más de su historia, vida anterior al exilio y su amor por México.

Más allá de lo contemplado constitucionalmente respecto a los asilos políticos, filias o fobias, estos son actos de humanismo y de solidaridad, la congruencia manifiesta de quien así lo decide; nuestro presidente, Andrés Manuel López Obrador, a pesar de que recientemente declarara que “la mejor política exterior es la política interior”, nos dice que es válido reconsiderar cuando de proteger la vida y la integridad de una persona se trata, como el caso reciente del recibimiento en nuestro país del presidente depuesto, Evo Morales.

Las redes sociales y la prensa en general, día a día dan cuenta de las reacciones a este acto de bondad, gratamente constato que las mayorías vemos con buenos ojos la llegada de un personaje, que al igual que nuestro Presidente, se preocupó de regresarle a su país la dignidad y equilibrar la economía tan concentrada en unos cuántos y, sobre todo, orgulloso de su origen humilde, luchando por integrar a la sociedad a todas las etnias rezagadas y marginadas por el neoliberalismo rampante.

Hace poco se declaraba a Bolivia país libre de analfabetismo; sería el segundo país en lograrlo después de Cuba. Esto merece más que un gran reconocimiento, un país culto siempre tenderá a convertirse en un país libre, y un buen líder siempre protegerá a su gente, al territorio y a sus recursos naturales.


*Ex secretaria de Mujeres de Morena Colima