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CARLOS MALDONADO VILLAVERDE

¿María Curie se ponía uñas de gelish?


Jueves 21 de Noviembre de 2019 7:19 am


CUANDO la publicidad sexista tuvo su apogeo en la década de los años 70 y 80 del siglo pasado, la lucha por la reivindicación de los derechos de la mujer intentaba liberarse de peinados, maquillajes, fajas y demás inventos culturales para “preservar la juventud”, resaltar la “femineidad” o, directamente, hacer a la mujer más “apetitosa” para el hombre. Sin duda, la idea era pasar de la mujer-objeto a la mujer-sujeto, interlocutora de igual a igual con el hombre.

Esta transición no era fácil, después de todo, parecería que las mujeres recubiertas del betún del maquillaje, de la ropa de moda y acomodando su cabello con tintes, peinados, fijadores y tratamientos, eran más exitosas que aquellas que optaban por una presencia más fresca.

Así es que, un poco en broma, un poco en serio, me pregunté: ¿María Curie se ponía uñas de gelish? En broma, porque –evidentemente– el material no existía en la época en la que vivió la científica física más importante de la historia. En serio, porque el sentido de la pregunta es, ¿se preocupaba por su apariencia física?, vamos, por “agradar” a Pierre Curie perdió o no el tiempo en su arreglo personal, más allá de la limpieza y pulcritud que debía tener.

Las fotografías de la época nos dan la respuesta: solamente hay unas cuantas en donde María se ve con un esmerado arreglo, en todas las demás se ve como era: sencilla, trabajadora, dedicada a la ciencia, perfecta.

Poco se dice de que en 1903 Francia propuso al comité del Premio Nobel una terna para el premio de física: Henri Becquerel, Pierre Curie y María Sklodowska Curie. El comité aceptó la propuesta, pero descartó a María por ser mujer. Sin embargo, un integrante del comité –Gösta Mittage-Leffler– convencido del valor de las mujeres en las matemáticas y la ciencia, escribió una carta a Pierre, señalando la omisión de su esposa en el nombramiento. La subsecuente protesta escrita por parte de Pierre, convenció al comité de reconsiderar e incluir a María en el premio. María sobrevivió a su esposo y aún ganó en 1911 un segundo premio Nobel, ahora de química, por el descubrimiento de dos elementos radioactivos.

Todo esto lo platico después de ver la alharaca que provoca Andrea Toscano y que contrasta con el poco entusiasmo que en su momento levantaron Patrizia Montiel (pintora), Melina Cardona Gutiérrez (dibujante), Blanca Alfaro (marchista), Ivanna Cázares (belleza trans) o tantas otras colimenses exitosas que desaparecen en el anonimato a pesar de sus triunfos. Pero estoy seguro de que la sociedad seguirá celebrando el maquillaje, el peinado, la delgadez, las curvas y los mensajes orientados a conseguir “la paz mundial”, por encima de cualquier otra cualidad que se mencione. Recordemos las duras críticas que por su aspecto han recibido mexicanas muy importantes como Yalitza Aparicio, Ana Guevara y Soraya Jiménez.

La mujer requiere de reivindicaciones urgentes. En 2017, el Conapred publicó que la brecha salarial por género era de un 34 por ciento a favor de los hombres. Esto es, por cada 100 pesos de salario que recibe una mujer, en el mismo puesto y responsabilidad, un hombre recibe 134 pesos. A más de esto, consideremos que en México existe un reparto desigual del trabajo no remunerado y que el 60 por ciento o más de la violencia intrafamiliar es contra las mujeres.

Mientras tanto –y para no quedarnos atrás– antier, el día previo al aniversario de la Revolución Mexicana, se convirtió en redes sociales en el Día Internacional del Hombre, como si hicieran falta reivindicaciones de género para nosotros. Al menos, si se va a conmemorar, que sea dedicado a promover la salud y el bienestar de los varones, a mejorar las relaciones y la comprensión entre géneros y la equidad y respeto para todos.

Sólo cuando haya equidad y respeto podremos preocuparnos de si la más grande científica de la historia de la humanidad usaba o no uñas de gelish.


carlos.maldonado.v@hotmail.com