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Despacho Político



ARMANDO MARTÍNEZ DE LA ROSA

Petate gringo


Viernes 06 de Diciembre de 2019 7:04 am


PESE al anuncio estridente y apresurado de Donald Trump acerca de la posibilidad de declarar terroristas a los cárteles del narcotráfico mexicanos, eso no sucederá. 

Trump ha vuelto a sacar el petate del muerto gringo para presionar al gobierno mexicano y, sobre todo, para publicitarse ante los electores estadounidenses en el camino de la reelección.

Ya se han establecido los puentes diplomáticos para dialogar sobre el caso. México no cederá y no veremos tropas estadounidenses trajinando por montañas persiguiendo a los criminales. Ni desfilarán las tropas de Washington por territorios urbanos y rurales dominados por los cárteles. Trump está lejos de tal intención en la realidad. México podría aprovechar la coyuntura para avanzar en una relación desigual y de presiones frecuentes de la Casa Blanca.

En el muy improbable caso, mera hipótesis, de que tropas de aquel país incursionaran en México, el resultado sería desfavorable a sus intenciones. Se acrecentaría el sentimiento nacionalista mexicano y no pocos se colocarían emocionalmente del lado de los criminales perseguidos sólo por oponerse a eso que considerarían una invasión.

Si el gobierno mexicano cediera -lo que también es altamente improbable-, perdería buena parte de simpatizantes. Es un precio que el presidente Andrés Manuel López Obrador está indispuesto a pagar. Asunto de elemental congruencia: Si se ha opuesto al despliegue de tropas mexicanas para combatir el narcotráfico, se esperaría, con razón, su negativa a permitir el ingreso de milicias extranjeras.

Presionar al gobierno de López Obrador es la intención trumpiana subyacente en su trepidante anuncio. Le exigirá apegarse más a las estrategias de la Casa Blanca y recurrir a la fuerza armada mexicana para perseguir y hasta abatir criminales. Incluso, podría demandarle una estrategia más contundente contra los cárteles del narcotráfico. Washington sabe que no es bien visto por los mexicanos, y menos cuando abre la posibilidad de una hipotética presencia militar en nuestro país. Puede presionar, pero no humillar. 

México puede exigirle a Estados Unidos, por contraparte, acciones fuertes contra los narcotraficantes del país del norte y, sobre todo, contra el blanqueo de dinero sucio del narco en bancos y negocios de Estados Unidos. E incluso combatir la corrupción de policías estadounidenses sobornados por los traficantes.

El consumo de drogas en Estados Unidos es factor determinante de la bonanza del narco. Mientras haya consumidores, habrá proveedores. Esa es una elemental regla de mercado. Por aire, mar, tierra y subsuelo, las drogas llegan al país del norte porque una parte de su población las demanda, las requiere y paga un alto precio por ellas. Lo mismo en estratos sociales elevados que en segmentos medios y la población con menos recursos financieros. Amplio mercado al que el narco corresponde.

Estados Unidos tampoco se ha ocupado de contener el suministro de armas de fuego a nuestro país. Artillería militar fluye a México para llegar a manos de criminales. En realidad, al gobierno de Trump no le interesa que el tráfico cese. No le importa ni conoce el volumen del mercadeo ilegal. Ni está dispuesto a ir contra un derecho constitucional que en su país es intocable: Poseer los ciudadanos armas de fuego, cuya limitación sería necesaria, indispensable, si de verdad se desea terminar el contrabando. En todo caso, ni siquiera es una solución para el vecino del sur. Si cesa el flujo de material bélico de allá para acá, el narco tiene el resto del mundo para abastecerse. Las mafias rusa, china y europea están más que dispuestas a armar a los delincuentes mexicanos.

Es probable que México acepte la asesoría estadounidense en materia de tecnología e inteligencia, incluso con la presencia de expertos en México trabajando al lado de las fuerzas armadas mexicanas. Pero no más. Trump lo aceptaría de inmediato. En el recorrido a reelegirse, puede echar mano de muchos otros trucos, hasta de inventar una guerra en una nación lejana poblada, imaginaria o realmente, de terroristas. El caso es presentarse como el más férreo defensor de su país. De eso se trata, de ser un héroe, así sea falso, para allegarse votos. Porque ya demostró que a la hora de los quihúboles le gana el miedo: Evitó ir a la guerra cuando le correspondía. Como dijo ayer la diputada Nancy Pelosi: Trump es cobarde. Bien sabe el diablo a quién se le aparece y Trump sabe de sobra que no es lo mismo hablar que actuar, esto es, que no es lo mismo ser borracho que cantinero. Bueno, en eso se parece a todos los políticos.


MAR DE FONDO


** “Gasté la ilusa juventud primera/ esperando un amor que nunca vino,/ y a la sombra de un árbol del camino,/ me senté a ver morir la primavera./ ¡Qué triste ocaso el que a mi vida espera!/ pensaba ante el avance vespertino;/ mas repentinamente hubo un divino/ florecimiento en mi ánima: Ella era.../ Eras tú que venías. Y este libro,/ en el que a todos los anhelos vibro,/ es mi ayer; es un parque abandonado,/ donde duermen en paz viejos amores./ ¡Pasa cantando y deshojando flores/ sobre las hojas secas del pasado!”. (Miguel Rash-Isla, colombiano, 1889-1953. Dedicatoria.)